DÍA DE SAN JUAN
Fray Pedro Simón es el clérigo español
que relata los sucesos del terremoto de La Grita, ocurrido el 3 de febrero de
1610. Dicho historiador, en su libro “Noticias
Historiales de Venezuela”, en el Capítulo
XXXV, (de la VI Noticia de la II Parte), describe con lujo de detalles lo
que aconteció en aquel movimiento telúrico, a saber: “[…] que en el valle de los Bailadores, […] voló la mitad de un
valentísimo cerro, […] por donde empezó a salir un buen golpe de agua […] con
que se acrecentó el rebalso que hizo el río del valle con el asiento del cerro,
quedando rebalsadas y haciendo una tan valiente y fondable laguna, que podían
nadar en ella muy gruesos navíos, pues estuvo rebalsando sin que saliera gota
de la mucha que entraba (por ser el río de más de dos bueyes de agua), desde
este día hasta el de San Juan del mismo año”.
Con los datos exactos que nos presenta Fray Pedro Simón,
podemos deducir con facilidad que dicha laguna se formó, permaneció y ganó
terreno por un tiempo aproximado de 110 días, desde el 3 de febrero hasta el 24
de junio de 1610. Es natural pensar, como lo refiere el historiador, que si no
salía agua de la mucha que le entraba, en 110 días hubo de formarse una gran laguna,
capaz de inundar terrenos, sobre todo los más bajos y planos, como lo son los
que hoy en día conforman la geografía del pueblo de La Playa, en los sectores
de Los Rastrojos, El Verde y El Dique.
Pensemos ahora en el día 24 de junio de
1610, en la festividad de San Juan Bautista, cuando, según Fray Pedro, revienta
la gran laguna que se había formado a partir del 3 de febrero. Imaginemos los
terrenos que antes habían sido inundados, ahora simplemente húmedos y
pantanosos, con las secuelas de un desplazamiento de lodo, piedras y materiales
geológicos que el terremoto había movilizado con el cerro desprendido. Es fácil
imaginar esta escena, basta solo con observar la panorámica de La Playa que se
obtiene desde la Mesa de La Laguna, o desde la montaña de Los Chochos, donde se
encuentra la Capilla del Beato José Gregorio Hernández. Aquel que haya tenido
la oportunidad de observar el pueblo desde estas perspectivas, puede vislumbrar
el horizonte y remontarse al día 24 de junio de 1610, cuando, todo lo que había
estado bajo agua durante 110 días, ahora quedaba simplemente semi-seco y plano,
aunque no tan seguro para ser habitado, por las constantes amenazas de
inundación que han perseguido al pueblo de La Playa desde épocas inmemoriales.
El común de las opiniones al respecto
de la posible fundación, o mejor dicho conformación de La Playa como pueblo,
apunta a considerar tal génesis demográfica en lo que es hoy en día el Sector
San Vicente, donde efectivamente existen las ruinas de una antigua iglesia o templo
dedicado a este santo dominico español, protector de peregrinos, San Vicente
Ferrer. Del mencionado templo, hoy en ruinas, se sabe que fue construido en
años anteriores a 1829, y que posiblemente sirvió como recinto sagrado hasta
1879, es decir, 50 años después, que es cuando se inicia la construcción del
templo actual de La Playa, que está frente a la Plaza Bolívar.
Si los terrenos de La Playa se secaron
a partir del 24 de junio de 1610 y el antiguo templo no fue construido sino
hasta principios del siglo XIX, es natural pensar que durante al menos
doscientos años los terrenos de La Playa no fueron más que espacios dedicados a
la agricultura y cría de animales, no al asentamiento de personas como tal,
aunque no podemos descartar la conformación de una minúscula aldea a orillas
del camino tradicional entre Bailadores y Mérida, aquel que recorrió Bolívar en
la Gran Campaña Admirable en mayo de 1813. Este posible caserío es San Vicente.
Antes he mencionado el vacío histórico
que tenemos actualmente en la historia de La Playa desde el 24 de junio de 1610
hasta la segunda década de 1800, ahora es menester recordar que para 1790,
cuando el Obispo fundador de la Diócesis de Mérida de Maracaibo, Fray Juan
Ramos de Lora, precisaba los límites de la Parroquia de Bailadores (hoy Tovar),
mencionaba el Sector El Volcán como punto límite de ésta nueva Parroquia
dedicada a Nuestra Señora de Regla, y la Parroquia vecina de Nuestra Señora de
la Candelaria de la Villa de los Bailadores, por lo que, se tienen noticias más
antiguas del uso del topónimo “El Volcán” a estas tierras en estudio que el de
“La Playa”.
En conclusión, en estas líneas solo me
empeñé en hacer un resumen a vuelo de pájaro de lo que ha sido la posible
historia de nuestro terruño playense, aquel que espera de nosotros lo mejor que
le podamos brindar. Lo que debemos tomar por cierto, como todo lo anterior, es
que de La Playa nunca tendremos fecha de fundación exacta, porque tal evento no
se llevó a cabo; como se ha dicho, es más preciso hablar de conformación de
aldea que de una fundación de pueblo como tal. Es así como ni el 3 de febrero
de 1610 ni el 24 de junio del mismo año pueden figurar como posibles fechas
fundacionales de nuestro pueblo.
La Playa fue tan necesaria para la
geografía merideña y tan natural su origen, que simplemente sabemos que existe
y existirá, pero no sabemos desde cuándo ni desde dónde, porque fundación no
hay y no nos podemos empeñar en encontrarla, pues tal empresa sin fundamentos
no puede ni sostenerse sobre las débiles bases de una hipótesis.
Con cariño para todos mis coterráneos:
Pedro Andrés García Barillas, un playense en Ayacucho, Perú.
P.A
García
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