LA
BIBLIOTECA QUE NO TE CUPO EN LA MALETA
Con
este mismo título se puede leer un interesante artículo crónica publicado el
pasado 26 de octubre de 2021 en la página web cinco8.com, por el escritor José Gregorio
Bello “comunicador social y diseñador editorial; entusiasta de la cultura pop”.
En este artículo el autor presenta mi testimonio como migrante venezolano que
dejó en casa su “biblioteca personal”, de ahí el título. También se mencionan
otros dos singulares testimonios.
Luego
de leer el maravilloso texto, estas fueron mis palabras de contestación para el
autor, enviadas vía correo electrónico:
“Buenas tardes, José Gregorio. Ya leí el
artículo. Me gustó muchísimo. Gracias por tomar en cuenta mi testimonio. Leí
también los testimonios de las otras personas, es interesante saber que somos
muchos los venezolanos que hemos salido y hemos dejado una biblioteca personal
en casa, esperándonos... Es cierto que los libros deben estar en las manos de
quienes los puedan leer, totalmente de acuerdo con esa aseveración, sin
embargo, las bibliotecas personales, como la mía, contienen más que libros,
tesoros, que sólo los dueños saben valorar. El tema del desapego con los libros
es muy interesante también, porque se juega entre el límite de ser un lector
aficionado o un bibliófilo. De seguro existen personas que sólo les interesa
los libros para leerlos, ilustrarse y ya, tal vez devolverlos, venderlos o
donarlos, pero, otros como yo preferimos mil veces tener el libro para más que
leerlo poder conservarlo y tenerlo a la vista, siempre disponible incluso para
posteriores relecturas. La experiencia de tener un libro en las manos no se
compara con cualquier ejercicio de lectura que en la actualidad podríamos hacer
desde cualquier medio tecnológico. Muchas gracias”.
José
Gregorio me contestó con las siguientes palabras:
“Uy, totalmente de acuerdo con lo que dices.
Creo que si reducimos todo a egoístas y desprendidos dejamos fuera de la
conversación muchas cosas que involucran la relación de un lector con su libro,
porque es suyo. En la adquisición hubo una intención. Me desperté pensando en
si un libro es para siempre, como posesión no se sabe, quizá uno espera que sí.
Lo cierto es que nadie nos quita lo leído. Gracias a ti”.
Finalmente
le dirigí estas palabras conclusivas:
“Nosotros seguramente moriremos, pero
nuestros libros no, los libros no mueren. En una biblioteca personal podemos
conocer a su dueño, aun cuando éste no esté vivo. En los libros que hemos leído
está una parte de nosotros. Por eso es que de los grandes personajes de la
historia se especifican los libros que leyeron. Así como nadie se puede bañar
dos veces en el mismo río, de igual manera nadie es el mismo luego de leer un
libro”.
Los
que deseen leer el artículo de José Gregorio Bello pueden acceder por este
link: https://www.cinco8.com/periodismo/la-biblioteca-que-no-te-cupo-en-la-maleta/
P.A
García
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