MACHO Y HEMBRA
Introducción: En el presente análisis trataremos brevemente el tema de
la creación del hombre y la mujer en el libro del Génesis, en sus capítulos 1 y
2; especificando en las respectivas conclusiones las similitudes y diferencias
de ambos relatos contenidos en los capítulos antes precisados.
A continuación se presentarán los versículos de ambos
capítulos que tienen referencia al tema de la creación del hombre, una vez realizada
la lectura pausada y reflexiva.
Primer relato (Génesis
1, 26-28.)
Gn 1, 26: Dios decide crear al ser humano a su imagen y
semejanza con el objetivo de que éste gobierne la tierra, toda la creación de
Dios.
Gn 1, 27: Dios creó al ser humano hombre y mujer.
Gn 1, 28: Dios los bendijo, les ordenó ser fecundos y
multiplicarse. Nuevamente les indica que deben gobernar la creación.
Gn 1, 31: Dios creó al hombre y la mujer en el día sexto.
Segundo relato (Génesis
2, 7-25)
Gn 2, 7: Dios creó al hombre del polvo, le sopló un aliento
de vida y el hombre cobró vida.
Gn 2, 8: Dios puso al hombre en el jardín del Edén.
Gn 2, 15: Dios puso al hombre en el jardín del Edén para
que lo cultivase y cuidase.
Gn 2, 16-17: Dios le dice al hombre que puede comer de
todos los árboles, menos del árbol de la ciencia del bien y del mal, porque si
no morirá.
Gn 2, 18-20: Dios pensó en una ayuda para el hombre, por
eso creó a todos los animales, y el hombre puso nombre a todos los animales
pero en ninguno de ellos encontró una ayuda adecuada.
Gn 2, 21-25: Dios hizo caer al hombre en un sueño profundo,
de la costilla del hombre Dios hizo a la mujer y se la presentó, el hombre dijo
“ésta si es hueso de mis huesos y carne de mi carne” y la llamó mujer. El
hombre y la mujer estaban desnudos y no sentían vergüenza.
Conclusiones: El segundo relato es más extenso en relación al primer
relato. El segundo relato contiene más detalles sobre cómo Dios formó al hombre
y a la mujer, menciona el jardín del Edén y el árbol de la ciencia del bien y
del mal. Sólo en el primer relato Dios manifiesta su intención de crear al
hombre a su imagen y semejanza. Con respecto a los animales, en ambos capítulos
el hombre tiene autoridad sobre ellos, en el primero Dios le ordena gobernarlos
y en el segundo Dios deja que el hombre les ponga nombre.
P.A
García
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