EL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
El gran Concilio
Vaticano II, que fue inaugurado por san Juan XXIII, se realizó con la intención
de hacer presente la misión apostólica y pastoral de la Iglesia, así como
explicar y conservar de mejor manera la doctrina cristiana y hacerla más
accesible a todos los fieles. Los padres conciliares, en un largo lapso de
cuatro años, elaboraron exposiciones doctrinales y directrices pastorales para
el bienestar y provecha de la Iglesia Universal.
El principal objetivo de éste singular Concilio fue, renovar
de pensamiento, de actividad, de costumbres, de fuerza moral, de alegría y de
esperanza a la gran comunidad de fe, estos han sido temas resaltantes.
Por su parte, san Juan Pablo II, en el año 1985, convocó a
una asamblea extraordinaria del Sínodo de los Obispos, con resultados valiosos
como el deseo de que se redactara un Catecismo o compendio de toda la doctrina
de la Iglesia, tanto de fe como de moral.
La doctrina que se expresase en ese texto, el Catecismo,
debía ser verdaderamente bíblica y litúrgica, dando a conocer una doctrina
confiable y adaptada a la manera de vivir de los cristianos de la actualidad.
El Catecismo de la Iglesia Católica, es producto de genuina colaboración y es el
resultado de seis largos años de intensa labor intelectual.
Para la redacción de este Catecismo se introdujo las
siguientes observaciones y propuestas que diferentes teólogos, exégetas, catequistas
y obispos del mundo, formularon en orden al perfeccionamiento del texto. En la
elaboración del Catecismo se tomó en cuenta la consulta realizada a los obispos
católicos, así como también a Conferencias Episcopales, a institutos de
teología y de catequesis, reflejando de esta manera, la catolicidad de la
Iglesia.
Teniendo en cuenta que un catecismo debe brindar la
enseñanza de la Sagrada Escritura, de la tradición de la Iglesia y del
Magisterio, así como la bella herencia de espíritu de los Padres, santos y
santas, de todo esto que nos hará posible el conocimiento del misterio de la
fe, también debe ayudar a iluminar con la luz de la fe las constantes
situaciones y problemas que en el pasado no se habían plateado.
Para dar respuesta a
la exigencia, éste Catecismo recoge el antiguo orden dado por el Catecismo de
san Pío V, partiendo el texto en cuatro secciones las cuales son: el Credo, la
Sagrada Liturgia, el obrar cristiano y la oración cristiana, pero de una vez el
nuevo texto va expresando de manera actualizada, con el propósito firme de dar
respuesta a los acontecimientos de nuestra época.
El Catecismo expresa de la siguiente manera estos cuatro
puntos: el misterio cristiano en primer lugar es el objetivo de la fe que
constituye la primera parte del texto; es presenciado en las acciones
litúrgicas constituyendo la segunda parte, la tercera sección es, que está presente
para iluminar a los hijos de Dios y sostenerlos en el actuar y la cuarta parte,
el padrenuestro, que es el fundamento en la oración.
A modo de resumen, el Catecismo de la Iglesia Católica
pretende enseñar toda la doctrina vivida por nuestro Señor Jesucristo, la cual
es resumida en la Sagrada Escritura, específicamente en los cuatro Evangelios;
así de igual manera se recibe la unidad del misterio de Dios, de su designio de
salvación y el centro que es Cristo, el Hijo de Dios, enviado por el Padre y
encarnado en el seno de la bienaventurada Virgen María.
El Catecismo hace constar que Cristo está realmente presente
entre nosotros, a través de los sacramentos. El sucesor de san Pedro Apóstol,
que en la época de la publicación del Catecismo era san Juan Pablo II, aprobó
el texto doctrinal, aportando gran riqueza a la Santa Iglesia Católica y a las
diferentes Iglesias particulares que están en comunión con Roma.
En la parte final de la Constitución Apostólica Fidei
Depositum, el depósito de la fe, se pide a la Santísima Virgen María que
sostenga con su poderosa intercesión el trabajo de la catequesis en este
momento de la historia, en la que se llama a la Iglesia a hacer un nuevo
esfuerzo de reevangelización.
P.A
García
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