jueves, 9 de junio de 2016

El mal que nos azota.

DELINCUENCIA EN VENEZUELA

Nuestro país, Venezuela, rico en cultura, folklore y religiosidad se está viendo azotado por el mayor de los enemigos de una sociedad, la delincuencia. Es penoso ver cómo en las calles y avenidas de nuestras ciudades ya es imposible transitar con tranquilidad, no se da un paso sin pensar en que al dar el siguiente nos podrían estar robando sin piedad ni mucho menos disimulo.

Esta actitud en Venezuela se hace presente en la mayoría de los casos en personas jóvenes, y esto es lo más doloroso, pues la juventud de hoy ha de ser el pueblo del mañana y si no se cuenta con jóvenes dedicados al estudio o a un trabajo digno, no progresamos, no avanzamos y nos quedamos estancados en las promesas de los que gobiernan y en el buen pensar de todos.

Es necesario reconocer que los delitos que se cometen en Venezuela tienen sus raíces en la notable corrupción en la que vive el sistema judicial y penal, porque si se hace justicia con el que comete un delito, tal vez no habrá otro que desee hacer lo mismo y pasar por un riguroso pero efectivo sistema judicial, es decir, los miembros de los cuerpos de seguridad del Estado son fácilmente manejables y de la falta de conciencia en estos funcionarios públicos se aprueba el delinquir de un ciudadano que ha optado por eso tal vez porque su entorno social no le es favorable para la justa adquisición de lo necesario del día a día.

Sin embargo, en consecuencia de la creciente modernización de la sociedad, se ha despertado en las conciencias de las masas, el deseo y único propósito de poseer artículos tecnológicos que no son muy fáciles de adquirir por el venezolano promedio, se ha creado un común acuerdo, cual es obtener lo más nuevo, lo más avanzado por la vía injusta, es decir, arrebatando de las manos lo que los demás tienen y que yo también lo debo tener, porque la sociedad manipuladora de almas me lo exige y sin ello no valgo nada, no soy nadie.

Concluyo con las palabras que manifestaron los Obispos venezolanos en una Exhortación Pastoral, en la que expresaban que en Venezuela hay crisis económica, crisis social, pero también hay crisis de valores.

P.A
García

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