EL CURA IDEAL
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Don Pedro Legaria, sacerdote español, vida ejemplar de santidad sacerdotal |
En
lo personal afirmo que un buen sacerdote debe tener tres características principales, en las cuales apoyarse para
desempeñar su ministerio sacerdotal de manera santa y eficiente.
Como primera característica planteo la espiritualidad, el
sacerdote debe ser un hombre de Dios, de oración, que dedique tiempo al
encuentro personal con Dios y que aprenda a conocerlo por medio de las Sagradas
Escrituras. Un sacerdote debe consagrar toda su vida al servicio de Dios, pero
cómo va a amar a alguien que no conoce, por eso el sacerdote debe cuidarse de
hablar mucho de Dios, pero poco con Dios; la espiritualidad de un sacerdote ha
de reflejarse en su manera de actuar, de hablar, de desenvolverse en medio de
las realidades cotidianas.
Como segunda característica expongo la disponibilidad, la que
debe tenerse con prudencia, evitando ser manipulado por los demás; la
disponibilidad sacerdotal se demuestra cuando es capaz de levantarse de la mesa
para atender a quien se quiere reconciliar con Dios.
La tercera característica sería el amor, que debe tener
principalmente para con Dios, y de este modo pueda hacer las demás cosas con
amor. De igual manera, los sacerdotes deben amar su vocación, su parroquia, su
gente, sus colaboradores, sus opositores, sus obligaciones, el sacerdote debe
hacer todo con amor, por amor y dando gloria al Amor verdadero. En resumen el
sacerdote debe ser alter Christus, es decir, otro Cristo.
El celibato es simplemente la opción que solo logran hacer
los que son verdaderamente hombres, los que dominan su cuerpo y no se dejan
llevar por los placeres pasajeros, el celibato es cerrar una ventana para abrir
todas las puertas, en especial la puerta del corazón donde caben todos los
hombres y mujeres, hijos de Dios.
Un sacerdote ideal, es aquel que siempre porte su traje
talar y sea piadoso, padre y pastor, es aquel que haga lo que tenga que hacer
por el Reino y vea siempre la manera de ir más allá de los esquemas. Un sacerdote
polémico, pero para bien, un sacerdote luchador social, amante de la Iglesia,
del Papa, de María, de Cristo, de la Liturgia y de su gente a quien se debe.
El sacerdote ideal es aquel que encuentra la plenitud del
sacerdocio desde su condición de párroco, maestro, formador, aquel que se
santifique santificando con el amor.
Señor, eso quiero ser, un sacerdote sencillo, un cura de
pueblo, un párroco entregado a la misión, un sacerdote amante de su vocación,
un sacerdote santo.
P.A
García
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