LA FUNDACIÓN DE LA IGLESIA Y EL
PAPADO
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Su Santidad Benedicto XVI |
Si nos referimos a una
Iglesia fundada por Cristo, hablamos de sus bases y fundamentos, y no de lo que
hoy conocemos como Iglesia, su estructura, su organización, o su jerarquía;
hablamos, entonces, de la primitiva comunidad de creyentes en la doctrina de
Cristo.
El Papa Pío X cree con convicción que la Iglesia fue
directamente instituida por Cristo y edificada sobre Pedro. A su vez el
Concilio Ecuménico Vaticano II, en su Constitución Dogmática sobre la Iglesia dice
que: el Señor Jesús estableció el comienzo de su Iglesia, al proclamar el
Evangelio. Expresa también que la Iglesia, procede de la Santísima Trinidad.
Recordemos ahora la opinión de Hans Küng, el cual manifiesta
que la Iglesia es una realidad post-pascual, es decir, que surgió después de la
resurrección del Señor.
Poniendo en relación ésta opinión, y la de Karl Rahner
abordamos que en la vida de Jesús no se encuentra un acto de fundación de la
Iglesia propiamente evidente, sin embargo, sí tenemos una serie de actos, de
los cuales perfectamente se denota la clara intención de Cristo en formar una
comunidad ligada a él, una Iglesia.
Debemos tener en cuenta que en la realidad de Cristo entra
la misma Iglesia, como en la condición
de pastor entra el rebaño, es decir, si reconocemos que Jesús es el Mesías, es
necesario que él tenga una comunidad de la cual ser Mesías. Cristo es el Mesías
de Israel, es el Mesías de todos los hombres, pero en especial de aquellos que
escuchan su palabra y creen, y la ponen en práctica.
Cuando Jesús llama, (a sus discípulos) lo hace con un
sentido muy profundo, ese “sígueme” dicho a aquellos hombres, viene a
significar una vinculación total a Cristo, a su persona, hasta el punto de
dejarlo todo y seguirlo hasta la muerte. Todos somos llamados por Jesús, todos
somos una comunidad ligada a él, y eso es la Iglesia.
En el contexto bíblico del “llamado” y del envío de los doce
apóstoles, es claro que el Señor quiso ser comunicado y representado por otros,
por los que él había elegido, y esto tiene sentido en la manifestación de Jesús
de que su mensaje permaneciera y su comunidad continuara hasta el fin de los
tiempos.
“Chritus est petra, Petrus est vicarius petrae”, Cristo es
la piedra, Pedro es el vicario de la piedra. En las palabras de Mateo 16,18
encontramos la demostración de que Cristo fundó su Iglesia sobre Pedro. El verdadero
nombre de este singular apóstol era Simón, pero el Señor lo nombró Kefas, es
decir, piedra, no hizo esto por sus cualidades personales, al contrario, porque
su futura misión requería de él que se convirtiera en una sólida base de roca,
sobre la cual Cristo edificaría su Iglesia. Esta notable primacía de Pedro debe
comprenderse en relación al servicio, lo podemos observar en los Hechos de los
Apóstoles, cuando en varias oportunidades es Pedro el que habla y toma
determinaciones en nombre de los doce y de toda la comunidad cristiana.
El Señor Jesucristo le da las llaves del Reino de los cielos
a Pedro, no para ser el portero del cielo, como a veces creemos, sino para que
predique con toda autoridad el Evangelio y con esto le transmite los poderes
que como testigos de la resurrección pueden ejercer.
En cuanto a “atar y desatar”, la frase hace referencia al
perdón de los pecados, porque Cristo les dijo que a quienes les perdonen los
pecados les quedaran perdonados, y a quienes se los retengan les quedarán
retenidos.
En el capítulo 21 del Evangelio según san Juan, en
consecuencia de las apariciones, Cristo instituye a Pedro como Pastor de su
rebaño: con relación a la triple negación, Jesús le hace tres veces la misma
pregunta, y así un triple encargo.
A Pedro se le confía apacentar las ovejas del Señor, es una
primitiva figura de lo que hoy reconocemos en la persona del Romano Pontífice
para la Iglesia Católica, es el ministerio petrino tan juzgado por los
ignorantes, pero tan santo a la vez. La misión de Pedro va hasta la muerte.
Así como Pedro fue en su tiempo la roca de Dios y motivo de
escándalo, así también lo han sido algunos santos padres de la Iglesia, son
esta afirmación, sin embargo, no se pretende justificar los errores que como
humanos han podido cometer. Hay que tener en cuenta que Dios hace de lo débil algo
fuerte, y donde abundó el pecado, sobreabunda la gracia.
Es penoso ver como hoy en día el ministerio petrino sea uno
de los principales motivos de desunión entre los cristianos, cuando éste fue
creado por Cristo para un objetivo totalmente contrario, “confirmar a los
hermanos en la fe”.
Concluyo esta breve reflexión reafirmando las verdades de la
fe católica, la Iglesia es una seria pretensión u obra de Jesucristo, así como también
el papado, que está constituido para la mayor gloria de Dios.
P.A
García
Excelente hermano Pedro. En especial orar mucho por el papa Francisco. No es fácil para él en estos tiempos. Dios te bendiga.
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