domingo, 9 de junio de 2019

En la Catedral de Mérida se celebró Misa de Pentecostés y Día de Seminario en Venezuela.


DÍA DEL SEMINARIO EN VENEZUELA

R. P. Juan María Vianney Rangel cjm.

La comunidad católica emeritense, junto al Seminario Menor y Mayor de Mérida, sacerdotes y amigos celebraron la Eucaristía de Pentecostés y el Día del Seminario en Venezuela. La cita se efectuó a las 11:00am en la Santa Iglesia Catedral Basílica Menor de la Inmaculada Concepción de Mérida y estuvo presidida por el Pbro. Alexander Rivera Vielma, Vicario General de la Arquidiócesis de Mérida y ex rector del Seminario.

En la homilía, el Pbro. Rivera Vielma expresó sus saludos especiales a los sacerdotes presentes, miembros del equipo formador, párroco de la Catedral e invitados y presentó las escusas por la ausencia del Obispo Auxiliar, quien se encuentra en la Parroquia San Antonio de Padua de Chiguará, en ocupaciones pastorales.

El Vicario General expresó que son varios los motivos que nos congregan en esta Santa Misa, primero como Iglesia Universal el Día de Pentecostés y luego como Iglesia particular el Día del Seminario, una conmemoración que viene desde el año 1928, es decir, ya son 91 años de esta fiesta.

Aclaró también que hoy mismo, en Caracas, el Cardenal Porras Cardozo da apertura a la causa de beatificación y canonización del padre Cesareo Gil, promotor del Movimiento Cursillo de Cristiandad en Venezuela.

Haciendo memoria de los días pasados, el Pbro. Rivera Vielma recordó que hace algunos días celebramos la Ascensión del Señor, la cual hace recobrar un mayor sentido a la misión del Señor, y por ende la misión de todos los cristianos, ya que para ver al Señor primero tenemos que ver al prójimo, que ha sido creado a imagen y semejanza de Dios.

Refiriéndose al día de hoy, el Sr. Vicario General concretó que el Pentecostés comienza haciéndonos entender que la iniciativa siempre será del Señor, pues dice el texto que es Jesús el que se presentó en medio de ellos. Las puertas estaban cerradas, por miedo a los judíos, esto en los Apóstoles manifiesta su humanidad. Hay suficientes razones para decir que el miedo es poca cosa, pues Jesús se hace presencia para animar en la dificultad, para enseñarnos que la ausencia de Dios trae como consecuencia el miedo en nuestra vida.

El padre Alexander manifestó que las puertas cerradas excluyen a los otros, marcan distancia. Jesús hace presencia para hablarles y darles la paz, una paz que no es ausencia de conflicto, sino que es algo nuevo y distinto. Solo quien ama y se deja amar por el Señor vive el don de la paz. Jesús les mostró las manos, los pies y el costado, para enseñarnos que él supera toda dificultad. Mientras más pesadas son las cadenas que pongan a los venezolanos, más fortaleza recibiremos de Dios. El resucitado muestra las manos, porque en la incredulidad de los discípulos está también la falta de fe de la humanidad.

Al finalizar su homilía, el Pbro. Rivera Vielma animó a los presentes a reconocer que Cristo sigue crucificado en los crucifijos de nuestros templos, porque así también se muestra resucitado y vencedor de la muerte, así nos da su Espíritu Santo que tiene como consecuencia la alegría, pues la presencia de Dios hace que cambiemos del miedo a la fe, de la tristeza a la alegría, del encierro a la misión. Recordó también que con el Pentecostés somos enviados para servir como lo hizo Cristo. Pentecostés es la fiesta de la Iglesia, porque Dios nos envía con la fuerza de su Espíritu.

Hablando sobre el Seminario recordó que éste es también cenáculo, dónde se forman los hombres que están dispuestos a servir al Señor. No es el Seminario una cada de puertas cerradas, es una institución abierta y dispuesta a formar a los futuros sacerdotes. Es mejor que no haya un sacerdote a que haya un sacerdote con vocación equivocada. Que la Madre de Dios interceda y nos ayude a hacer realidad éste evangelio. Que como venezolanos dejemos de vivir encerrados y con miedo, y que al mirar las manos del Señor nos animemos a seguir siempre adelante, concluyó el padre Alexander.

Al finalizar la Eucaristía, el Pbro. Railí Guerrero, Cura Párroco de la Santa Iglesia Catedral recordó que el Seminario, corazón de la Arquidiócesis, necesita de oración y colaboración. A los seminaristas les dijo que hoy en día para ser sacerdotes hay que ser muy alegres, pues se trata de un estilo de vida muy servicial y útil para la sociedad; a ellos les hizo entender que el Espíritu Santo es el primer formador de los futuros sacerdotes, como lo manifiesta la Pastores Dabo Vobis de san Juan Pablo II.

La comunidad del Seminario, alegre en el Señor, culminará su semana conmemorativa en la Casa de formación, con las últimas actividades especiales. La acción de gracias a Dios es infinita, pues todos hemos vivido una semana extraordinaria en la presencia de Dios.

P.A
García

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