DÍA DEL SEMINARIO EN VENEZUELA
R. P. Juan María Vianney Rangel cjm. |
La
comunidad católica emeritense, junto al Seminario Menor y Mayor de Mérida,
sacerdotes y amigos celebraron la Eucaristía de Pentecostés y el Día del
Seminario en Venezuela. La cita se efectuó a las 11:00am en la Santa Iglesia
Catedral Basílica Menor de la Inmaculada Concepción de Mérida y estuvo
presidida por el Pbro. Alexander Rivera Vielma, Vicario General de la
Arquidiócesis de Mérida y ex rector del Seminario.
En la
homilía, el Pbro. Rivera Vielma expresó sus saludos especiales a los sacerdotes
presentes, miembros del equipo formador, párroco de la Catedral e invitados y
presentó las escusas por la ausencia del Obispo Auxiliar, quien se encuentra en
la Parroquia San Antonio de Padua de Chiguará, en ocupaciones pastorales.
El
Vicario General expresó que son varios los motivos que nos congregan en esta Santa
Misa, primero como Iglesia Universal el Día de Pentecostés y luego como Iglesia
particular el Día del Seminario, una conmemoración que viene desde el año 1928,
es decir, ya son 91 años de esta fiesta.
Aclaró
también que hoy mismo, en Caracas, el Cardenal Porras Cardozo da apertura a la
causa de beatificación y canonización del padre Cesareo Gil, promotor del
Movimiento Cursillo de Cristiandad en Venezuela.
Haciendo
memoria de los días pasados, el Pbro. Rivera Vielma recordó que hace algunos
días celebramos la Ascensión del Señor, la cual hace recobrar un mayor sentido
a la misión del Señor, y por ende la misión de todos los cristianos, ya que
para ver al Señor primero tenemos que ver al prójimo, que ha sido creado a
imagen y semejanza de Dios.
Refiriéndose
al día de hoy, el Sr. Vicario General concretó que el Pentecostés comienza
haciéndonos entender que la iniciativa siempre será del Señor, pues dice el
texto que es Jesús el que se presentó en medio de ellos. Las puertas estaban
cerradas, por miedo a los judíos, esto en los Apóstoles manifiesta su
humanidad. Hay suficientes razones para decir que el miedo es poca cosa, pues
Jesús se hace presencia para animar en la dificultad, para enseñarnos que la
ausencia de Dios trae como consecuencia el miedo en nuestra vida.
El
padre Alexander manifestó que las puertas cerradas excluyen a los otros, marcan
distancia. Jesús hace presencia para hablarles y darles la paz, una paz que no
es ausencia de conflicto, sino que es algo nuevo y distinto. Solo quien ama y
se deja amar por el Señor vive el don de la paz. Jesús les mostró las manos,
los pies y el costado, para enseñarnos que él supera toda dificultad. Mientras
más pesadas son las cadenas que pongan a los venezolanos, más fortaleza
recibiremos de Dios. El resucitado muestra las manos, porque en la incredulidad
de los discípulos está también la falta de fe de la humanidad.
Al
finalizar su homilía, el Pbro. Rivera Vielma animó a los presentes a reconocer
que Cristo sigue crucificado en los crucifijos de nuestros templos, porque así
también se muestra resucitado y vencedor de la muerte, así nos da su Espíritu
Santo que tiene como consecuencia la alegría, pues la presencia de Dios hace
que cambiemos del miedo a la fe, de la tristeza a la alegría, del encierro a la
misión. Recordó también que con el Pentecostés somos enviados para servir como
lo hizo Cristo. Pentecostés es la fiesta de la Iglesia, porque Dios nos envía
con la fuerza de su Espíritu.
Hablando
sobre el Seminario recordó que éste es también cenáculo, dónde se forman los
hombres que están dispuestos a servir al Señor. No es el Seminario una cada de
puertas cerradas, es una institución abierta y dispuesta a formar a los futuros
sacerdotes. Es mejor que no haya un sacerdote a que haya un sacerdote con
vocación equivocada. Que la Madre de Dios interceda y nos ayude a hacer
realidad éste evangelio. Que como venezolanos dejemos de vivir encerrados y con
miedo, y que al mirar las manos del Señor nos animemos a seguir siempre
adelante, concluyó el padre Alexander.
Al
finalizar la Eucaristía, el Pbro. Railí Guerrero, Cura Párroco de la Santa
Iglesia Catedral recordó que el Seminario, corazón de la Arquidiócesis,
necesita de oración y colaboración. A los seminaristas les dijo que hoy en día
para ser sacerdotes hay que ser muy alegres, pues se trata de un estilo de vida
muy servicial y útil para la sociedad; a ellos les hizo entender que el
Espíritu Santo es el primer formador de los futuros sacerdotes, como lo
manifiesta la Pastores Dabo Vobis de san Juan Pablo II.
La
comunidad del Seminario, alegre en el Señor, culminará su semana conmemorativa
en la Casa de formación, con las últimas actividades especiales. La acción de
gracias a Dios es infinita, pues todos hemos vivido una semana extraordinaria
en la presencia de Dios.
P.A
García
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