lunes, 25 de enero de 2021

Con la luna bajo sus pies

MARÍA: BELLA COMO LA LUNA

         La piedad mariana en el cristianismo ha sido inspirada por las Sagradas Escrituras -en primer lugar- y por la Tradición y el Magisterio conjuntamente. De la Virgen María se dicen las más hermosas palabras, tal y como Ella misma profetizó, “me llamarán bienaventurada todas las generaciones” (Lc 1, 48). Ella es la Madre de Dios y de los hombres y su hermosura no se compara con nada de cuanto ha sido hecho por el Creador del universo.

         El Apocalipsis del apóstol san Juan (12, 1), narra una hermosa profecía que ha sido aplicada por los exegetas mayoritariamente a la figura de María Santísima, al respecto la mencionada cita expresa: “Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza”. Aquellos que han visto la tilma del indio san Juan Diego, donde quedó grabada la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, pueden notar que dicha aparición está inspirada en la cita apocalíptica, sin embargo, con todas estas características tan llenas de significados, lo que ahora me interesa comentar es la frase “con la luna bajo sus pies”, solamente.

         La Luna es un astro luminoso que, como el Sol para el día, ha sido creado por Dios para iluminar las noches. El Génesis (1, 17-19) explica la intención del Creador con respecto al Sol y la Luna. La ciencia nos enseña que la Luna es el único satélite natural de la Tierra, encontrándose en relación síncrona con nuestro planeta, mostrando siempre la misma cara, cuya superficie refleja la luz que ha recibido del Sol. Innumerables representaciones marianas se han inspirado en la cita del Apocalipsis, propiciando como escabel de María a la Luna. ¿Qué podrá significar esto?

         La Virgen María pisa la Luna, según Luis Alonso Schökel, porque Ella supera las fases del tiempo, tal y como lo manifiesta el Salmo (88, 38): “por siempre se mantendrá como la luna, testigo fiel en el cielo”. Nos sigue comentando Schökel que María es perpetuamente joven y hermosa como la Amada del Cantar de los Cantares (6, 10): “¿Quién es ésta que surge cual la aurora, bella como la luna, refulgente como el sol, imponente como batallones?”. Esta cita del Cantar se utiliza bellamente en la Tessera de la Legión de María, como antífona previa a la recitación del Magníficat o Cántico de la Santísima Virgen, pero con esta específica redacción: ¿Quién es Esta que va subiendo cual aurora naciente, bella como la luna, brillante como el sol, terrible como un ejército formado en batalla?

         San Bernardo comenta la cita del Apocalipsis referente a la Virgen de la siguiente manera: “Todo defecto está debajo de ella y supera todo lo que hay en nosotros la fragilidad y corrupción, con una sublimidad excelentísima en que excede y sobrepasa las demás criaturas, de modo que con razón se dice que la luna está debajo de sus pies”. Otro autor espiritual comenta que María es: “Hermosa no de cualquier modo, sino como la luna. Pues así como la luna brilla y alumbra con luz no suya, sino recibida del sol, del mismo modo tú, ¡oh beatísima!, no tienes de ti el que seas tan brillante, sino de la gracia divina, gracia plena”.

         Ciertamente, María Santísima tiene la Luna bajo sus pies, porque Ella misma es como la Luna, brilla en nuestras oscuridades, pero no brilla con luz propia, sino con la luz que ha recibido de Dios, y con razón la llamamos –junto al Arcángel Gabriel- la llena de gracia. María se viste de Sol, porque el Sol que nace de lo alto la ha visitado y por ella –a través de ella- ése Sol ha venido al mundo. María pisa la luna, porque, incluso la única esperanza de nuestras noches es inferior a Ella.

         El famoso exorcista español padre Fortea también compara la figura de María con la Luna, en su libro Suma Demoniaca, haciendo una analogía entre los astros del sistema solar y la jerarquía cultual, en la que: “Dios sería el Sol, la Virgen la Luna y los ángeles las estrellas. La diferencia entre la luz del Sol y la de las estrellas sería imagen entre la diferencia entre el ser de Dios y el de los espíritus angélicos. Los ángeles serían un pálido y débil puntito de luz frente a la luz cegadora e irresistible de Dios. La diferencia entre la luz de las estrellas y la de la Luna sería la diferencia entre los ángeles y Ella (la Virgen María)”. En otro texto, el padre Fortea se refiere a María como la: “Torre de Marfil, como Luna que refleja la luz de Dios, como Ciudad Amurallada, como Vaso Aúreo”.

         Antes hemos sabido que la Luna muestra una cara a la Tierra, quedando oculta para nosotros la otra cara; no es así con María, Ella es la Nueva Luna que se nos muestra tal y como ha sido creada por Dios, y mejor aún, nos revela el misterio del Verbo encarnado, es decir, que en Ella no hay misterios. María es como una Luna nueva, plena, llena, brillante, que puede ser vista por todos en un mismo instante, siempre presente, aunque a veces oculta tras las gruesas nubes de nuestra humanidad, pero siempre ahí.

         También la Luna ha sido relacionada con el misterio y el terror fantasmagórico de una noche de brujas, de esto se ha encargado el cine y un poco la comedia, y en este sentido, podríamos decir que María es como una luna llena en una noche oscura, bajo cuya claridad aúllan los lobos salvajes reconociendo su grandeza, y así, frente a esa esfera luminosa e imponente, se dejan pasar sobrevolando deformes sombras que, valiéndose de figuras humanas sobre escobas, pueden hacernos representar la blancura y pureza de la Madre de Dios que deja al descubierto la oscuridad del pecado.

V. Oh María, sin pecado concebida,

R. Ruega por nosotros que recurrimos a Ti.


P.A

García

lunes, 18 de enero de 2021

El Dr. Gerónimo Maldonado: ¿Está enterrado en La Playa?

LA FE DE GERÓNIMO


        El pasado 13 de enero se cumplieron 145 años del natalicio del Dr. Gerónimo Maldonado en La Playa. A propósito de esta fecha memorable, publico a continuación las tres actas oficiales que testifican la fe católica de este ilustre personaje: Partida de Bautismo, Certificado de Matrimonio y Acta de Defunción (con una nota curiosa sobre sus restos).

         Los siguientes documentos fueron escaneados de sus libros originales y publicados en la página web familysearch, de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, (Mormones). Nadie duda de la autenticidad de estos documentos.

         La Partida de Bautismo del Dr. Gerónimo Maldonado reza lo siguiente:

         Jerónimo Maldonado

         En la iglesia parroquial de nuestra Señora de Candelaria de Bailadores a dieciséis de marzo de mil ochocientos setenta y seis, el Presbítero Ludovico Roa bautizó solemnemente según el Ritual romano a un niño que nació el trece de enero último, y le puso el nombre de Jerónimo, hijo legítimo de Jerónimo Maldonado y Teresa Morales, de esta feligresía. Fue su padrino el Presbítero Doctor José de Jesús Carrero, quien quedó enterado de su obligación: de que certifico

José de Jesús Carrero

         De este documento podríamos notar que, en primer lugar, el sacerdote que trascribió la Partida al Libro de Bautizos lo hizo cambiando la primera letra del nombre de Gerónimo, pues ciertamente se lee “Jerónimo”. El bautizo se realizó en la Iglesia de Bailadores, por el padre Ludovico Roa. El pequeño Gerónimo fue llevado a la pila bautismal el 16 de marzo, con tan solo dos meses y tres días de nacido, pues, ciertamente había venido al mundo el 13 de enero de ése 1876, en el matrimonio de Gerónimo Maldonado y Teresa Morales. Su padrino fue un sacerdote, el padre José de Jesús Carrero.

         El Certificado de Matrimonio del Dr. Gerónimo Maldonado dice textualmente:

Dr. Gerónimo Maldonado y Teresa Rosales

         Hoy día diez y nueve de Noviembre de mil novecientos nueve, yo el infrascrito cura párroco de la Iglesia de Nuestra Señora de Regla de Tovar, previos los requisitos civiles y canónicos y las tres proclamas que dispensó el Ilmo. Señor Silva Digno Obispo Diocesano presencié el matrimonio que por palabras de presente contrajeron el Dr. Gerónimo Maldonado H. hijo legítimo de Gerónimo Maldonado y Teresa de Maldonado; y Teresa Rosales hija legítima de Antonio Rosales e Ítala M. de Rosales de esta feligresía. Fueron testigos Salvador Botaro – Antonio Rosales -  Ramón Rosales y Vitalicia Rangel de U. Ambos contrayentes firmaron un documento comprometiéndose a (ilegible).

Lo que certifico

Pbro. J. V. Escalante

         Gerónimo contrajo nupcias en la Iglesia de Tovar el 19 de noviembre de 1909, con 33 años de edad. Su joven esposa fue Teresa Rosales, hija de Antonio e Ítala. El ministro del matrimonio fue el padre José Visitación Escalante y los testigos fueron Salvador Botaro, Antonio Rosales, Ramón Rosales y Vitalicia Rangel de U. En este documento vemos el nombre del doctor conforme él lo firmaba: “Gerónimo”, con “G” y no con “J”. Este matrimonio duró solamente tres años y cuatro meses, sin dejar prole legítima.

         El Acta de Defunción del Dr. Gerónimo Maldonado expresa:

Doctor Gerónimo Maldonado

         En la Iglesia Parroquial del Sagrario de esta S. I. Catedral de Mérida a nueve de Marzo de mil novecientos trece, por el infrascrito cura párroco, recé oficio de sepultura eclesiástica al cadáver del adulto Gerónimo Maldonado. Recibió todos los sacramentos y fue sepultado en el cementerio del Espejo.

Pbro. E. Ramírez

(Inhumados sus restos en la capilla de La Playa de Bailadores. Mayo 12 de 1916. Pbro. Uzcátegui).

         A la corta edad de 37 años el Dr. Gerónimo Maldonado falleció. Las exequias fueron celebradas el 9 de marzo de 1913 en la Catedral de Mérida por el padre E. Ramírez. Fue enterrado inicialmente en el Cementerio de El Espejo, pero, como han visto, el documento presenta en nota marginal a la izquierda que los restos del Dr. Gerónimo Maldonado fueron llevados a La Playa donde hubieron de ser enterrados en la Iglesia del pueblo el 12 de mayo de 1916, es decir, tres años y dos meses después de haber sido enterrado en Mérida, como lo apunta el Presbítero Pablo Emilio Uzcátegui. Me limito a copiar textualmente lo que veo en el documento, que no tiene por qué mentir. Ahora bien, ¿están todavía los restos del Dr. Gerónimo Maldonado en el Cementerio de El Espejo en Mérida?, o tal vez están en la Iglesia de La Playa, como lo certifica el documento, y de ser así, ¿en qué parte están enterrados?, porque actualmente no hay placa o indicio alguno de esto.

         Esperemos que en lo sucesivo de esta publicación se pueda dar con el verdadero paradero de sus restos mortales. Tal vez sea necesario precisar en Mérida la tumba del Dr. Gerónimo, y de no hallarse, sería el veredicto de que realmente fueron trasladados sus restos hasta la Iglesia de La Playa, porque, repito, los documentos de este tipo no tienen por qué mentir en algo tan serio como lo es la inhumación de un cristiano católico.

         Esta nota marginal que se puede leer a la izquierda del Acta de Defunción, seguramente fue agregada en la fecha de la nueva inhumación el 12 de mayo de 1916. La firma del presbítero Uzcátegui es la prueba más fiel de que los restos de Gerónimo fueron llevados a la Iglesia de La Playa.

P.A

García


Mi viaje al Perú: detalles inolvidables

VEN-PERÚ


         En la noche del lunes 16 de noviembre de 2020 preparé mi maleta para el largo viaje que me esperaba. Después de organizar la habitación, dejando todo en orden, sobre todo la biblioteca con 1.830 libros que tengo en mi casa, llamé por teléfono a mi primo Alexander Pereira, para pedirle el favor de llevarme en su moto hasta el Terminal de Tovar en la madrugada del 17 de noviembre. Afortunadamente la moto de Alexander tenía suficiente gasolina y no dudó en comprometerse a llevarme. El martes 17 me levanté a las 4:00 a.m. para prepararme, desayunar y estar listo a las 4:45 a.m. cuando Alexander pasara buscándome. Habíamos quedado a esa hora para poder salir en el primer bus hasta El Vigía. Conforme a lo planeado, a las 4:45 a.m. me despedí de mamá frente a mi casa en Las Delicias de La Playa, traté de hacerlo lo más rápido posible para evitar las lágrimas. Alexander pensaba que yo iba de retiro espiritual a San Cristóbal, pues fue la razón que le di, por eso al dejarme en Tovar se comprometió a buscarme cuando estuviera de regreso. Lo tendré en cuenta.

         De Tovar tomé un bus hasta El Vigía, de ahí hasta La Tendida, y luego hasta San Cristóbal, donde me esperaba mi buen amigo José Gregorio Parra, con quien había compartido dos años en el seminario menor de los Legionarios de Cristo en Mérida. Parra se había comprometido conmigo para ayudarme a pasar hasta Cúcuta y encaminarme en el viaje. Como es bien sabido, las fronteras están cerradas por el tema de la Pandemia del Covid-19, sin embargo, no podía retrasar ni un día más mi viaje al Perú.

         El martes 17 de noviembre pernocté en la casa de Parra en el sector “Campo C”, cerca de San Cristóbal. Al día siguiente salimos en la mañana para San Antonio del Táchira y apenas estando en Capacho fuimos detenidos por una mujer policía, quien nos mandó a parar para preguntarnos por qué nos trasladábamos, si estaba prohibido. El chofer del carro particular en que viajábamos tuvo que darle 30 mil pesos a la funcionaria pública para que nos dejara pasar, pero por cuestiones de derrumbes por las lluvias, no pudimos llegar en horas de la mañana a San Antonio, por lo que nos devolvimos para San Cristóbal pensando intentar nuevamente en la tarde. Esa mañana, cuando regresábamos por el derrumbe, desayunamos en un restaurante que está frente a la famosa “Hacienda La Mulera”, lugar donde nació el general Juan Vicente Gómez. Volvimos en la tarde y ya el paso estaba arreglado. Me despedía de Venezuela en medio de un ejemplar caso de corrupción.

         En la tarde del miércoles 18 de noviembre llegamos a San Antonio del Táchira. Durante el trayecto pudimos evitar cancelar en diferentes alcabalas, pues yo viajaba vestido de negro y con camisa clerical, por lo que los funcionarios nos dejaban pasar sin siquiera requisar el vehículo, sólo era necesario bajar el vidrio y hacer una profunda venia desde el carro, venia que era correspondida desde afuera por los uniformados. Al primer oficial que nos conseguimos (la mujer policía) la catalogué de corrupta desvergonzada por cobrarnos 30 mil pesos; a los siguientes oficiales que nos dejaron el paso libre, los vi como honorables servidores de la patria, no sin antes desearles el mejor de los éxitos en sus vidas e imaginándome hablando con ellos sobre la manera correcta de ejercer sus trabajos, que se resume en dos palabras: no robar.

         En San Antonio del Táchira no estaba habilitado el paso peatonal por el “Puente Internacional Simón Bolívar”, por lo que debíamos cruzar a Cúcuta a través de las famosas “trochas”. Antes ya había escuchado los comentarios sobre estos caminos, que eran muy peligrosos y se debía pagar al menos 30 mil pesos por llevar maleta. Estas trochas son controladas por los mismos habitantes de San Antonio, quienes han encontrado una mina de oro en la parte de atrás de los solares de sus casas que, por fortuna, colindan con el río que divide las dos hermanas repúblicas de Colombia y Venezuela.

Nos ubicamos en una trocha llamada “La Platanera”, al llegar había una cola de mil personas aproximadamente, todas esperaban pasar para Colombia, tenían sus maletas en mano, muchos de ellos viajarían como yo. Se corrió el rumor de que habían cerrado la trocha, y que al día siguiente en la madrugada la volvían a abrir, falacia estratégica para despachar gente y así hacer más cómodo el paso. Parra decidió que nos adelantáramos a todas aquellas personas, para estar más cerca de la trocha. Así lo hicimos. Al llegar al lugar de control había una gran multitud esperando pasar, la aglomeración era enorme, todo estaba militarizado por la Guardia Nacional Bolivariana y por “civiles con armas”, por no llamarlos de otra manera.

Mi amigo y yo nos ubicamos justo en frente del portillo que regula el paso, allí estaba un militar con aspecto indígena (guajiro), al que pedí ayuda para pasar, él me indicó que me esperara un momento a un lado para hacerme pasar luego. De repente se armó un descontrol en aquel sitio y la gente empezó a correr para cruzar el puesto de control, en ese momento pasaron unas 20 personas y yo intenté aprovechar la oportunidad, pero, como mi maleta estaba muy pesada, no logré pasar a tiempo y quedé justo en frente de un jovencito de unos 18 años con un arma de fuego, al que supliqué que me dejara pasar. Aquel joven me miró con desprecio de pies a cabeza y apuntándome con su arma me indicó el camino sin decirme palabra alguna. Pude pasar de último en aquel despelote de gente. El corazón por poco se me salía del pecho, el último venezolano que vi en mi patria Venezuela me había apuntado con una pistola.

         Más adelante de aquel portillo estaba la persona encargada de cobrar el paso por la trocha, al verme me pidió 30 mil pesos, pero mi amigo Parra me había dicho que sólo llevara en el bolsillo un billete de 2 mil pesos, que por “ser cura” me dejarían pasar por esa cantidad, cosa que resultó ser cierta, por suerte. Dejé los dos mil pesos en la mano del cobrador y continué mi camino por aquella irregular vía de tierra, rodeada de plantas de caña, hasta llegar al río donde estaba un improvisado puente de madera.

Al otro lado del puente había una gran multitud esperando pasar para Venezuela con sus mercancías compradas en Cúcuta. Crucé aquel angosto puente con mi maleta en la mano, consciente de que dejaba atrás a mi amado país y me encaminaba a un mejor futuro. Algunas gotas del revoltoso río lograron manchar mis zapatos negros. La noche anterior había llovido con fuerza y el agua bajaba revuelta. Supuestamente habían fallecido cuatro personas ahogadas mientras intentaban cruzar para Colombia.

         De las personas que regresaban para Venezuela por esta trocha, vi a una que tenía en su espalda una nevera, otra cargaba una camilla clínica, otra un gran colchón matrimonial y así demás objetos pesados y grandes. Llegamos a Cúcuta, y acompañé a mi amigo Parra a hacer sus compras en el centro, él tenía que regresar a San Cristóbal esa misma tarde, yo por mi parte debía tomar un bus para Bogotá, pero el tiempo se nos fue volando y no nos dio chance de buscar mi bus ni de él regresar, por lo que tuvimos que pernoctar esa noche del miércoles 18 de noviembre en casa de una tía de Parra, en Cúcuta. Esa tarde busqué el dinero del viaje: 330 dólares, más que suficientes.

         En la mañana siguiente, jueves 19 de noviembre, fuimos temprano al Terminal de Pasajeros de Cúcuta, allí compré mi pasaje para Bogotá y salí esa misma mañana. Me despedí de Parra en el Terminal, ahora estaba yo sólo y de ahí en adelante no iba a contar con la ayuda de nadie para gestionar pasajes o preguntar destinos y economías, cosa que resultó menos complicada de lo que me imaginaba, pues comprobé dos dichos: 1 hablando se entiende la gente y 2 preguntando se llega a Roma.

         En resumidas cuentas el viaje fue para mí un paseo turístico. Lo disfruté al máximo, observando la naturaleza y siendo consciente de que pasaba por lugares y ciudades históricas de Colombia, Ecuador y Perú. El total de los kilómetros recorridos fue el siguiente:

Desde La Playa hasta San Antonio del Táchira (Venezuela): 200 km. Recorridos en una moto, tres buses y un carro particular. Pasando por San Cristóbal.

Desde San Antonio del Táchira hasta Cúcuta: 11 km. a pie por la trocha, y luego en bus. Pasando por caminos de tierra y barrios de clase baja y alto nivel de peligrosidad.

Desde San José de Cúcuta hasta Santa Fe de Bogotá (Colombia): 556 km. en bus. Pasando por ciudades como Pamplona (que ya había conocido antes), Chitagá, Málaga, Soatá, Duitama, Paipa, Tunja, Chocontá, hasta Bogotá. En éste viaje fui al lado de un jovencito de Anaco (Oriente venezolano) que viajaba con su familia hasta Cali, donde le esperaban otros familiares. Al terminal de Bogotá llegué el viernes 20 de noviembre, en horas de la madrugada y el frío era insoportable. Yo llevaba buen abrigo, bufanda, gorro y guantes. El local donde desayuné era de comida venezolana.

Desde Bogotá hasta Ipiales (Colombia): 911 km. en bus. Pasando por ciudades como Ibagué, Armenia, Tuluá, Cali, Popayán, Pasto, hasta llegar a Ipiales que es la frontera de Colombia con el Ecuador. Fue un viaje largo, pero interesante. Estaba sólo en un puesto para dos, pues la empresa no permitía que los pasajeros estuvieran tan cerca, para evitar contagios de Covid-19. A Ipiales llegué en la mañana del domingo 20 de noviembre, llovía.

Desde Ipiales hasta Tulcán (trocha): 11 km. recorridos en un taxi desde Ipiales hasta la trocha y luego en una camioneta rústica desde la trocha hasta la parada de taxis donde tomé uno hasta el terminal de Tulcán. En la camioneta rústica fuimos un grupo de venezolanos en la parte de atrás, el terreno estaba muy inestable, casi nos caíamos por las vueltas y tropiezos del vehículo 4x4. El barro alcanzó nuestros rostros. Por un momento me sujetaron fuerte para que no saliera disparado de la camioneta. Esta trocha se pasa con un dólar.

Desde Tulcán hasta Huaquillas (Ecuador): 807 km. en bus. Pasando por ciudades como Ibarra, Otavalo, Calderón, Quito, Machachi -desde donde se puede ver el gran Volcán Corazón-, Latacunga, Ambato, Riobamba, Cuenca, hasta el Cantón Huaquillas, que es la ciudad fronteriza entre el Ecuador y el Perú. Allí también hacía frío. Este recorrido es rápido y se cruza todo el Ecuador en un mismo bus. En Tulcán desayuné mientras conversaba con un ex militar venezolano que viajaba hasta Guayaquil donde lo esperaba su esposa, hijos y nietos.

Desde el Cantón Huaquillas hasta Tumbes (Trocha): 30km. en una moto hasta la trocha y luego en un taxi hasta la agencia de viajes de Tumbes. Pasando por la ciudad de Zarumilla. Aquí fue la segunda vez que un policía nos pedía dinero para dejarnos pasar. El mototaxista dejó un dólar al policía peruano para poder seguir el camino. En Tumbes, suelo peruano, ya estaba más cerca del destino.

Desde Tumbes hasta Lima (Perú): 1.272km en bus. Pasando por ciudades como Máncora, Piura, Chiclayo, Trujillo, Chimbote, entre otras ciudades costeras del Perú hasta llegar al Gran Terminal Plaza Norte de Lima. Este viaje fue muy largo porque el bus llevaba otras mercancías que fue descargando a lo largo del trayecto. Fueron 24 horas en total. A Lima llegué el 23 de noviembre –cumpleaños de mi hermana Thalía- en la mañana, compré dos libros (El Diario de Ana Frank y la Historia de One Direction) y empecé a leer mientras se hacía la hora de salir para Ayacucho. En este terminal las medidas de sanidad eran muy buenas, había suficientes empleados como para mantener controlada a las personas mientras esperaban su turno de partida o mientras compraban sus pasajes.

Desde el Cercado de Lima hasta Ayacucho-Huamanga: 560km. en bus. Pasando por ciudades costeras del Perú hasta el deseado y esperado destino final (supuestamente). Para un total de 4.188 km. desde mi pueblo de La Playa hasta la ciudad de Ayacucho, Perú, donde ahora resido felizmente.

Parece mentira que haya recorrido casi toda Colombia, todo el Ecuador y más de la mitad del Perú para llegar al lugar donde me esperaba mi familia. Fue un largo viaje que concluyó el 24 de noviembre de 2020 a las 8:00 a.m., cuando me rencontré con mis dos hermanas y mi papá, después de varios años distanciados. Fueron 5 días de carretera sin parar, no descansé en ningún hotel, comía en las paradas del camino. Todo sucedió de la mejor manera, sin ningún inconveniente. Tenía siempre conexión WiFi en los buses donde viajaba, por lo que a cada rato revisaba el Google Maps, para saber por dónde iba, el camino que había recorrido y lo que me faltaba por recorrer. En todo el viaje solamente un policía me pidió la Cédula de Identidad, esto sucedió en el terminal de Cúcuta, pero nada más. No me revisaron la maleta en ningún lugar. Conversé con algunas personas que se me acercaban a preguntarme algo. Presté mi teléfono a cuanto venezolano necesitaba comunicarse con sus familiares que les esperaban en sus respectivos destinos.

En los buses aprovechaba de rezar el Santo Rosario y la Liturgia de las Horas desde el teléfono, además de ir leyendo las principales informaciones de las ciudades por las que iba pasando. Viajé en constante comunicación con la familia y con la profunda convicción de que todo me iba a salir bien, tal como ha sucedido hasta este momento, para gloria de Dios.

Perú en general y Ayacucho en particular están muy ligados a Venezuela y a la historia de la emancipación de los pueblos de América. Más adelante escribiré estas relaciones.

María Consuelo de los Migrantes. Ruega por nosotros.

P.A

García

viernes, 15 de enero de 2021

En el día del maestro en Venezuela: Jesús Maestro

MAGISTER



El 15 de enero se conmemora en Venezuela el “día del maestro”, en razón de haberse fundado por esta fecha en 1932 la “Sociedad de Maestros de Instrucción Primaria”. Hoy me gustaría compartir con ustedes una breve reflexión dedicada a todos los maestros venezolanos, teniendo como fundamento el Evangelio de San Mateo y la ejemplar figura de Nuestro Señor Jesucristo que fue llamado “Maestro” por muchos de sus seguidores y adversarios.

     Según el evangelio de Mateo, fue un escriba quien llamó por primera vez a Jesús con el título de “Maestro”, y lo hizo mientras se le acercaba para decirle que le seguiría adondequiera que él fuera (Mt 8,19). Los escribas fueron hombres doctos dentro del pueblo de Israel, ellos eran tenidos por maestros, pero sus obras no guardaban coherencia con sus palabras, por eso es curioso que el primero en reconocer el magisterio de Jesús haya sido un escriba. Se podría deducir que si un escriba llama Maestro a Jesús, es porque reconoce en él a un auténtico “Rabí”, de esos que enseñaban con palabras y obras, siendo esta una de las características principales de la pedagogía de Cristo.

Más adelante, son los fariseos, otro grupo de personajes importantes de la religión judía, quienes llaman Maestro a Jesús, pero en esta ocasión lo hacen reprochando una acción que para ellos era escandalosa. Mateo 9, 11 relata cómo los fariseos se dan cuenta que Jesús compartía la mesa con publicanos y pecadores, y dirigiéndose a los discípulos del Señor los cuestionan sobre esta actitud. En esta cita los fariseos no llaman directamente Maestro a Jesús, sino que preguntan a sus seguidores: “¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?”, de este modo afirman indirectamente que Jesús es maestro únicamente de sus discípulos, para no reconocer el magisterio universal de Cristo y desligarse así de la supuesta acción escandalosa. 

     Jesús comía con todos para demostrar que no hacía distinción de personas. Un verdadero maestro se preocupa por enseñar  privilegiadamente a aquellos que más le necesitan, así como un médico está puesto para sanar a los enfermos. El corazón misericordioso de Jesús le llevó a romper los paradigmas de su época y dar un paso hacia el cambio de mentalidades, pues los que eran desechados por la sociedad ahora se convirtieron en los principales del Reino de los Cielos. De igual manera la pedagogía de la actualidad está prestando una especial atención a aquellos que se les dificulta el aprendizaje dentro del proceso cognoscitivo, esto ha permitido que más personas puedan superar sus propias dificultades y hayan conseguido su lugar en la sociedad. Técnicas como las de la Programación Neurolingüística (P.N.L.) han favorecido el autoconocimiento y crecimiento de las personas en pro del desarrollo de sus habilidades.

En las siguientes palabras de Jesús encontramos una gran máxima pedagógica, tan cierta como vigente en la actualidad. Mateo 10, 24-25 expresa: “No está el discípulo por encima del maestro, ni el siervo por encima de su amo. Ya le basta al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su amo”. El sentido pedagógico de esta frase debe entenderse en perspectiva al inmenso compromiso que tienen los maestros por ser auténticos ejemplos para sus alumnos, es por eso que un docente, no sólo ejerce su profesión dentro de un aula, sino que está invitado a ser ejemplo en todos los momentos y circunstancias de la cotidianeidad. Ciertamente que hay discípulos que superan a sus maestros, sin embargo, el sentido evangélico de la frase nos deja claro que nuestro único Maestro es Cristo y reconociéndonos creaturas suyas estamos siempre necesitados de él.

Hay otra ocasión en el evangelio de Mateo en la que se reconoce la gloria del magisterio de Cristo, y se nos dan otras características de la pedagogía divina, esto sucede cuando van a Jesús unos hombres para decirle: “Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con franqueza y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas” (Mt 22,16). Jesús es un Maestro que enseña con franqueza, es decir, no anda con rodeos, sino que habla con sinceridad, movido por el deseo de ver mejorar a los demás. Jesús no mira la condición de las personas, él enseña a todos por igual, se preocupa por todos. Ciertamente que hay ocasiones en las que habla en privado a sus apóstoles, pero esto lo hace porque ellos seguirán su legado. La educación de nuestros días no debe mirar particularmente a las personas, pues todos tenemos derecho a una buena educación, sin embargo, en la administración de los Estados está la garantía de este derecho.

Las siguientes palabras de Mateo se han prestado para malas interpretaciones en la historia de la exégesis bíblica, pero a continuación trataremos de explicarlas en su sentido más aproximado: “Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “Rabí”, porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos” (Mt 23, 8). Estas palabras pronunciadas por Jesús deben comprenderse en el contexto real donde fueron dichas, y es que Jesús está denunciando cómo los escribas y fariseos se hacen llamar maestros pero sus obras no son coherentes con sus palabras, estos personajes decían una cosa y hacían otra, demostrando así que llevaban una doble vida, la de las palabras y la de las obras. En el magisterio de Cristo no es así, nuestro Señor es totalmente uno en palabras y obras, él enseña con el ejemplo, por eso aconseja que ninguno de sus seguidores se deje llamar maestro, pues sólo él es el verdadero Maestro.

Los maestros venezolanos, ahora más que nunca, tienen el grave llamado de ser personas de una sola pieza, dando ejemplo a sus alumnos y a la sociedad en general, porque ser coherentes con lo que enseñan y con lo que hacen es su mejor pedagogía. Todos sabemos que los más pequeños imitan las actitudes de los mayores, por eso, el mismo compromiso de los docentes lo tienen los padres y madres de los alumnos pero en mayor gravedad, pues, ciertamente, en estos tiempos de Pandemia, los pequeños de la casa han permanecido más tiempo con sus padres por razones del confinamiento social, siendo esto una oportunidad privilegiada para verlos crecer y educarlos con miras a un futuro por construir.

Finalmente, deseo abandonar el evangelio de Mateo para citar solo una frase del evangelio de Marcos, que por cierto es donde más veces conseguimos a Jesús enseñando. Apenas al iniciar Marcos su relato de la vida de Jesús, manifiesta la maravilla de ese Maestro de maestros: “Llegan a Cafarnaúm. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas” (Mc 1, 21-22). Ya hemos visto el descrédito del que gozaban los escribas en tiempos de Jesús, pero ahora debemos poner atención en las consecuencias de la enseñanza de Cristo, y es que sus oyentes quedaban asombrados de su doctrina, porque lo que enseñaba lo hacía con autoridad. La única autoridad de Jesús es la de ser un hombre de una sola pieza, un predicador auténtico, un profeta coherente, un maestro ejemplar.

Sin duda alguna que es Jesús de Nazaret el mejor modelo de la docencia. Dios quiera y los maestros venezolanos y los de todo el mundo vean en nuestro Señor el prototipo del educador por excelencia. Cuando docentes y profesionales de la enseñanza imiten las características pedagógicas de Jesucristo, veremos buenos resultados en los alumnos, cada vez serán más y mejores los que quieran continuar con esta vocación educativa, porque detrás de un exitoso profesional, detrás de un buen ciudadano no hay uno, sino varios buenos maestros. Lo que somos es gracias a que alguien nos ha enseñado algo bueno en algún remoto momento de nuestra vida, porque nadie en este mundo nació aprendido.

     A todos los maestros en su día: Felicitaciones y muchas gracias.

P.A

García


jueves, 14 de enero de 2021

La plaza Bolívar de La Playa

PLAZA BOLÍVAR


En el poblamiento urbanístico de gran parte de la América ejecutado por los españoles, se idealizó la costumbre de proponer en el centro de las ciudades, rodeado por una Iglesia y edificaciones gubernamentales, un espacio ancho y abierto al que comúnmente llamaron “Plaza Mayor”, para distinguirla así de cualquier otro lugar parecido. Estos sitios estaban destinados -en principio- para el mercado sabatino y dominical, la celebración de ferias y fiestas, y en una época más tardía, para la ejecución de los enemigos de la Colonia. Una vez independizados de España, estas plazas en Venezuela fueron dedicadas en honor a Simón Bolívar.

A pesar de las razones anteriores, y siendo frecuente en nuestro país conseguir una “plaza Bolívar” en cada pueblo o ciudad, no es así en todas partes, y tampoco existen normativas concretas al respecto, sin embargo, lo que si se ha tomado como tradición es ubicar en las plazas de Parroquias Civiles un busto de Bolívar, en las de Municipios una estatua pedestre –Bolívar de pie-, y en las de Estados una ecuestre –Bolívar a caballo-.

Las plazas Bolívar son importantes y representativos espacios de cultura, civismo y buena convivencia, de ahí que sea propicia la intuitiva prohibición de ingerir bebidas alcohólicas en sus inmediaciones, tampoco montar en bicicleta o jugar algún deporte y hasta la vestimenta indecorosa, pues es un área de honor al Padre de la Patria. En el pueblo de La Playa recuerdo cómo los habitantes evitábamos pasar con bolsas de mercados u otros objetos justo en frente del busto de Bolívar, y también presencié en repetidas oportunidades cómo los agentes policiales evitaban que personas se sentaran debajo de la efigie del Libertador, mucho menos fumar o escupir chimó en ese sitio. En una oportunidad le llamaron la atención a un hombre que pasaba caminando sin camisa.

Los playenses tenemos una hermosa plaza Bolívar, espaciosa y fresca como ninguna otra y proporcionalmente más grande que la de Tovar y Bailadores. Al situarnos desde la perspectiva del busto del Libertador, y mirando a través de sus petrificados óculos, podemos especificar las edificaciones que la rodean: a la izquierda de Bolívar se encuentra el templo de la Parroquia San Vicente Ferrer y la Casa Cural; al frente de Bolívar, bajo su perenne mirada está el Comando Policial y la Prefectura de la Parroquia Civil “Dr. Gerónimo Maldonado” edificación inicialmente llamada “Casa Municipal Dr. Gerónimo Maldonado”, al lado de ésta se consigue la “Escuela de Labores” y la casa de habitación del Sr. Luis Méndez, seguida por la casona del fallecido don Héctor Mora, antiguo recinto de la “Escuela Federal Graduada Estado Falcón”, hoy en día destinado al comercio y residencia de la familia Mora Sánchez; a la derecha de Bolívar está el novedoso Centro Comercial “Lula Plaza” de Liborio Ramírez, seguido por otros comercios menores en la casa de Tito Berbesí; y detrás de Bolívar está el famoso Abasto “Las Quince Letras” de Raúl Parra, seguido de las casas de la familia Barillas, la del finado don Félix y la de doña Josefa.

Más de uno recuerda cómo era bellamente adornada nuestra plaza en épocas navideñas, con arcos de luces y motivos decembrinos, con renos de cabillas forrados de luces, campanas, bambalinas entre otras cosas; y cómo olvidarnos de los magníficos pesebres realizados por los mismos pobladores, de los cuales se distinguió durante muchos años el sr. Miguel Escalante y toda su familia, quienes transportaban materiales para la realización de una casa bien detallada dónde ubicar las imágenes de la Sagrada Familia de Nazaret, Jesús, María y José. Recordemos cómo los viandantes del Valle del Mocotíes paraban un momento al pasar por La Playa y aprovechaban para retratarse frente a la obra de arte.

La reseña histórica de la plaza Bolívar de La Playa se remonta a los años en los que don Desiderio Mora fungió como Presidente del Concejo Municipal de Bailadores. En su período gestionó la construcción de la plaza Bolívar de La Playa, obra que coronó su semblante de luchador social. En el trazado de la plaza se utilizó el terreno frente a la Iglesia, que estaba abandonado y el cual era usado por la juventud para recrearse con actividades lúdicas. Este terreno no era suficiente y por eso fue necesario adquirir por compra el área sembrada de caña de azúcar ubicado junto a la casa del presbítero Ramón Arellano, que permitió abrir la calle y anexarle una parte al terreno de la plaza, para tratar de darle la cuadratura debida, lo cual no fue posible, ya que la misma quedó ligeramente más larga hacia el frente de la Iglesia y angosta entre las calles laterales, tal y como está hoy en día.

     La construcción de esta plaza fue financiada con las rentas que se recaudaban en La Playa por concepto de sacrificio de reses, porcino y patente. En total doscientos bolívares mensuales. Con ese dinero se compró el cemento y se pagaba el jornal de Abelino “buche”, como albañil y a “Marracuco” Escalante como ayudante. El plano original, con los caminaderos, jardineras y área central para el pedestal, lo hizo don Desiderio Mora y él personalmente dirigió la construcción. El busto de Bolívar era de bronce y fue ubicado en 1953, como lo refería la base del mismo.

     Como dato curioso, la plaza Bolívar de La Playa y el templo de San Vicente Ferrer están simétricamente organizados, tal es así que desde el Altar Mayor de la Iglesia se puede seguir con la vista casi directamente hasta el busto de Bolívar y a su vez hasta la calle Principal. El actual templo de La Playa inició su construcción en el año 1879, es decir, casi 70 años antes de la construcción de la plaza Bolívar, por lo que podemos deducir fácilmente que los constructores de la misma quisieron planificarla en simetría con el templo, noble gesto de filial observancia a la Santa Iglesia Católica y no mera casualidad.

     En la actualidad nuestra plaza no presenta la belleza y esplendor del que gozó en épocas de otrora. Todo se ha deteriorado notablemente. La riqueza y variedad de las plantas ornamentales ha desaparecido. Las aceras y caminaderos están greteados por las raíces de los árboles. El busto de Bolívar actual es de menor estética que el anterior, hurtado el 8 de septiembrede 2017. Por razones de aprovechamiento de la Zona WiFi libre, la grama ha ido menguando. Los bancos no están en buenas condiciones. El iluminado por las noches es deficiente. La basura orgánica e inorgánica se suele acumular en la misma plaza, en grandes montones que dan mal aspecto a los jardines. Y quién sabe qué cosas más se puedan mejorar.


     Esperemos que algún día pueda remodelarse y embellecerse este espacio nuestro, que en La Playa es el único, puesto que no tenemos otros parques o plazas. Estoy seguro de que, al organizarse un trabajo comunitario, una vez superada la Pandemia, más de uno se uniría a colaborar con esta intención, porque en La Playa somos gente generosa y laboriosa, ya hemos superado complejos partidistas y comprendemos que lo que se hace por el pueblo nos beneficia a todos, aunque no hay que negar que la apatía sigue presente en algunos. Hace pocos años atrás han sembrado un par de pinos canadienses y palmas, seguramente serán el relevo de los árboles que por los años también han ido muriendo y precisan de reemplazo.

P.A

García


miércoles, 13 de enero de 2021

145 Aniversario del Natalicio del Dr. Gerónimo Maldonado

PLAYENSE DE CEPA



     El 13 de enero de 1876 nació en La Playa Gerónimo Maldonado. Sobre el sitio exacto de su nacimiento existen diversas versiones. En nuestro pueblo algunos afirman que nació en el sector Los Rastrojos, al final de la única calle de ese sector, donde existió una gran casona, propiedad de la familia Maldonado, hace más de un siglo, naturalmente. De esa casa no queda ningún vestigio, pues el terreno fue emparejado con maquinaria, para aprovecharlo en la agricultura. Otros afirman que Gerónimo Maldonado nació en una de las casas a orillas de la carretera trasandina, hoy día Calle Principal de La Playa, a unos 50 metros de la Plaza Bolívar en dirección hacia Tovar. Nadie tiene pruebas contundentes del lugar exacto donde nació, lo que sí es por todos aceptado es que fue un playense de nacimiento, playense de cepa.

     En este 145 aniversario de su natalicio no pretendo informar sobre la biografía de este personaje, pues ya existen diversos escritores que lo han hecho con destreza, lo que sí me gustaría compartir con ustedes es un deseo que tuve en mi época de estudiante del Liceo Bolivariano Dr. Gerónimo Maldonado, de Bailadores. 

     Les comento. En el año 2011 cursaba yo el tercer año de bachillerato, en dicha institución, y para finales del año académico ya nos estaban conversando acerca de la opción de estudios en 4to y 5to año, donde los alumnos debíamos elegir entre el bachillerato en Ciencias o en Humanidades, cuestión que ha desaparecido hoy en día. En estas circunstancias, yo prefería ser Bachiller en Humanidades, supuestamente para librarme de nuestras buenas amigas la Física, la Química y la Matemática. 

     Por esos días el Liceo publicó un periódico, proyecto que estaban retomando después de haber hecho una larga pausa en su publicación. En esa oportunidad yo quise escribir para el periódico, pero no sé por qué razón no pude hacerlo, sim embargo, una compañera de mi sección ("A"), pudo ganar un puesto en la redacción y decidió escribir una brevísima biografía del epónimo del Liceo, el Dr. Gerónimo Maldonado. Ese periódico todavía lo conservo entre mis papeles. Ya saben ustedes que no boto nada, y menos cosas como estas.

     El día que imprimieron el periódico yo no estaba en el Liceo, y lo pusieron a la venta; los mismos alumnos debíamos comprarlo para así colaborar con la posible publicación de futuras ediciones. Al día siguiente me enteré de la noticia y fui a la Dirección, para comprar mi ejemplar, pero ya se habían agotado, por lo que angustioso salí a ver quién de mis amigos lo tenía para pedírselo prestado, leerlo y luego devolverlo. Para mi sorpresa una joven tenía uno en sus manos y no parecía muy contenta con llevarlo, por lo que le ofrecí comprárselo y ella aceptó sin titubear. 

     Contento por mi compra me dirigí hacia los jardines del Liceo y debajo de un árbol de níspero leí el deseado periódico en su totalidad, de cabo a rabo, y así fue como me enteré que el Dr. Gerónimo Maldonado había nacido en La Playa. Era una grata sorpresa para mí, pues realmente no lo sabía. La compañera que escribió sobre el epónimo lo hizo muy bien, de seguro citó la biografía hecha por el prof. Antonio Oballos, actual Cronista del Municipio, quien relató la vida de Gerónimo Maldonado en su libro sobre los Hijos Ilustres de Bailadores.

     Un profundo sentimiento de orgullo invadió mi alma estudiantil, al saber que yo era tan playense como el honorable personaje al que estaba dedicado el Liceo donde estudiaba, por lo que se me ocurrió la brillante idea de gestionar para la institución un busto de bronce del Dr. Gerónimo Maldonado, tal y como está en la Escuela de La Playa.

     Lo conversé con mamá y ella me apoyó dándome ideas sobre cómo recolectar el dinero necesario para llevar a cabo dicho proyecto. Todas las noches soñaba con ver el busto en el Liceo, tal vez en la Dirección o en algún lugar privilegiado en los jardines. Por un momento llegué a pensar que mi curso me apoyaría en esta noble misión, pero el destino no me permitió ni siquiera empezar a trabajar por ver realizado mi anhelo, ya que el 24 de junio de ese 2011 ingresé al seminario menor de los Legionarios de Cristo, en Manzano Alto, Ejido. Al Liceo de Bailadores volví un par de años después.

     Cómo me hubiese gustado dejar un regalo de este calibre en Bailadores. Ya en La Playa lo tenemos, como lo he dicho anteriormente, está en la entrada de la Escuela Bolivariana "Flor de Maldonado", en un pedestal de cemento con una placa en la que se puede leer lo siguiente:

EL GOBIERNO DEMOCRÁTICO 
Y PUEBLO DE LA PLAYA 
A SU HIJO ILUSTRE DR.
GERÓNIMO MALDONADO 
HIJO 
EN EL CENTENARIO DE SU 
NACIMIENTO 
13-1-77

     Aprovecho esta ocasión para recomendar a todos los playenses en general la remoción temporal de este preciado tesoro y su reubicación en un lugar cerrado, más seguro, para que Gerónimo no corra la misma suerte que Bolívar, cuyo busto fue hurtado de la Plaza del pueblo, por ser de bronce, dejando el notable vacío que reemplazaron con otro busto del Padre de la Patria de menor calidad y estética. 

     A todos mis amigos playenses un saludo especial en este día, justo cuando hacemos pública mi situación de migrante en el Perú. Saludos a todos.

P.A
García 

sábado, 9 de enero de 2021

España en la Biblia y san Pablo en España

HISPANIA: FINIS TERRAE

         En las Sagradas Escrituras solo hay tres referencias directas al mundo hispánico, una en el Antiguo Testamento y dos en el Nuevo Testamento. Conozcamos brevemente estas citas bíblicas para saber qué noticias tenían los judíos sobre España, la región cuyos hombres 1492 años después de Cristo llegaron a nuestra América, heredándonos el idioma, cultura y religión.

         La primera cita se ubica en (1 Macabeos 8, 1-4), cuyo contexto narra el pacto de Judas con Roma: Judas, principal personaje de este libro, había escuchado noticias sobre los romanos, sobre su poder y capacidad de entablar amistad con todos los pueblos que a ellos recurrían. Estos romanos le contaron a Judas sus proezas bélicas en las Galias, es decir, Francia, y “todo lo que habían hecho en tierras de España para apoderarse de las minas de plata y oro que hay allí, cómo habían sabido mantener su dominio en todo el país con paciencia y prudencia, y eso que estaba muy lejos”.

         El texto menciona a España y a Francia (las Galias) y habla sobre la prosperidad del Imperio Romano en estas tierras que eran consideradas el fin del mundo (finis terrae), donde solían explotarse las minas de oro y plata. El primer libro de los Macabeos se escribió aproximadamente dos siglos antes de Cristo, y para el tiempo en que Nuestro Señor predicó, España seguía formando parte del Imperio.

Jesús mismo vivió bajo el Imperio de Roma, donde “una treintena de legiones, de cinco mil hombres cada una, más otras tropas auxiliares aseguraban el control absoluto de un territorio inmenso que se extendía desde España y las Galias hasta Mesopotamia; desde las fronteras del Rin, el Danubio y el mar Muerto hasta Egipto y el norte de África”[1]. La patria chica de Jesús fue Galilea, pero en su generalidad él vivió bajo el gran Imperio Romano, en el mismo territorio que alcanzaba su dominio hasta España, gobernado por el Emperador Tiberio. Los romanos llegaron a Palestina 63 años antes de Cristo, con la entrada del General Pompeyo en Jerusalén. Cristo nació siendo Emperador de Roma el gran Cesar Augusto.

         Más adelante, en la cronología de la historia bíblica, tenemos en la carta de san Pablo a los Romanos la segunda y tercera referencia al territorio español. Apenas 25 años después de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, Pablo quiere ir a España. Leemos en el capítulo 15, dentro de lo que se conoce como la misión de Pablo para los paganos, en los versículos del 23 al 29, que el Apóstol ha culminado su evangelización en oriente y desea visitar Roma y España: espero verlos de paso en mi viaje hacia España y confío que me ayudarán a proseguir mi viaje, después de gozar un poco de su compañía”. Pablo, mientras escribía esta carta en Corinto, se dirigía a Jerusalén, pues llevaba ayuda monetaria a los cristianos hebreos, pecunia que había recolectado gracias a la generosidad de los creyentes de Macedonia y Acaya, quienes habían “decidido solidarizarse con los cristianos pobres de Jerusalén”. San Pablo habla con firmeza, “Cuando haya concluido este asunto, garantizando la entrega de la colecta, me dirigiré a España pasando por la tierra de ustedes. Y sé que, cuando llegue a visitarlos, lo haré con todas las bendiciones de Cristo”, explicaba a los cristianos de Roma.

¿San Pablo estuvo en España?

En las anteriores citas de la carta a los Romanos se tiene la base bíblica fundamental para pensar que Pablo estuvo en territorio español, y si lo hizo, seguramente fue con la ayuda económica de los cristianos romanos. Al respecto se conoce que: “Sobre los azares posteriores de la vida de Pablo, no dice una palabra el libro de los Hechos. Todo hace pensar que el proceso acabó con una absolución y que Pablo llevó a cabo su proyecto de viaje a España y visitó una vez más el oriente helenístico. Esto último lo suponen las cartas pastorales, que hablan de sucesos y situaciones que sólo encajan en un período así de su vida”[2]. Un discípulo de Pablo, san Clemente Romano, en su carta a los Corintios del año 95 asegura que el Apóstol de los gentiles estuvo en Occidente (España).

La tradición  de la Iglesia ha mantenido durante dos mil años una frívola huella de la presencia de Pablo en España, y es su conexión con la “Provincia Tarraconense, y más concretamente con la ciudad de Tarragona”, donde existe una “basílica paleocristiana del siglo IV muy unida cultualmente al Apóstol de los gentiles y a Santa Tecla, aquella joven de Iconio que, según los apócrifos Hechos de Pablo y Tecla, fue convertida por San Pablo y permaneció unida a él para siempre”[3].

El famoso biblista español Luis Alonso Schökel no está de acuerdo en afirmar que Pablo haya pisado suelo español, al respecto opina que: “El viaje a España probablemente no se llevó a cabo; el viaje a Roma tendrá otro carácter e itinerario; el gozo de la compañía estará limitado por la prisión. Sólo la carta llegará a Roma, a España y a todos los países del mundo”[4]. Luis Alonso Schökel encuentra consuelo en afirmar que sólo las epístolas paulinas llegaron a España, como a todos los países del mundo.

P.A

García



[1] José Antonio Pagola, (2007), Jesús, aproximación histórica, Editorial PPC, Madrid, España, p. 10

[2]Hubert Jedin, (1966), Manual de Historia de la Iglesia, Tomo Primero, Editorial Herder, Barcelona, España, p. 174

[3] Jesús Álvarez Gómez, (2001), Historia de la Iglesia, I. Edad Antigua, Editorial Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, España, p. 79

[4] Luis Alonso Schökel, (2008), La Biblia de Nuestro Pueblo, Ediciones Mensajero, Bilbao España, p. 1806

viernes, 8 de enero de 2021

La Teología de la Agricultura

AGRICULTURA

         Desde el Génesis, el preludio de los libros de la Biblia, se da razón de la existencia del primer agricultor que inició esta labor sobre la tierra, se trata de Caín, hermano de Abel e hijo de Adán y Eva, la primera pareja de humanos, creados por Dios a su imagen y semejanza.

El capítulo 4 del mencionado texto, en sus versículos 1 y 2 relata: “Adán se unió a Eva, su mujer; ella concibió, dio a luz a Caín […]. Después dio a luz al hermano de Caín, Abel. Abel era pastor de ovejas, Caín era agricultor”. El primer hijo de Adán y Eva se dedicó a la agricultura, cultivando la tierra que había sido creada y bendecida por Dios en el día tercero de la creación, cuando Dios formó las plantas: “La tierra produjo vegetación: hierbas que dan semilla, por sus especies, y árboles que dan fruto con la semilla dentro, por sus especies; y vio Dios que estaban bien” (Gen 1, 12). El hermano mayor se dedicó a la agricultura, el menor al pastoreo, en el primer arte se necesita de fuerza y temple, propios de un hijo mayor, en el segundo arte es menester la delicadeza y la bondad, comunes en un hijo menor.

         En los inicios de la humanidad, los que se dedicaban a ser pastores, por lo general eran nómadas, viajaban con sus rebaños en busca de verdes praderas, por su parte los agricultores eran sedentarios, en razón de la labor que ejercían, esto contribuyó “no sólo a suavizar las costumbres más ásperas de la vida nómada, sino también a desarrollar el espíritu patriótico por el afecto a la tierra que llevaba consigo tal oficio”[1]. El agricultor no sólo trabaja la tierra para aprovecharse de ella, también siente el deseo de agradecer a Dios por los frutos obtenidos con el sudor de su frente, respetando sus tierras y valorándolas como don del Altísimo. El agricultor reconoce que el éxito agrario, la mayoría de las veces, está en las manos de Dios.

         El libro del Deuteronomio (14, 22-23) precisa la ley divina de la ofrenda que los agricultores deben presentar ante Dios: “Todos los años apartarás la décima parte de los productos de tus campos […] para que aprendas a respetar al Señor, tu Dios, mientras te dure la vida”. Las ofrendas de los campos hacia Dios es señal del respeto por el Creador de todas las cosas.

         El hecho de presentar ofrendas agrarias a Dios desde siempre ha sido una costumbre religiosa de los antiguos, siendo así que al inicio de la cosecha, los agricultores ofrecían a sus divinidades lo mejor de sus frutos, esto con el propósito de agradecer lo que se recibía. Aunque esta práctica no siempre se trataba sólo de gratitud, pues también se pretendía “comprometer” a la divinidad para que el siguiente año fuera asimismo muy productivo. “Cuando no era así, se interpretaba que la divinidad no había aceptado las ofrendas del año anterior, las había rechazado y con ellas al oferente. Éste pudo ser el caso de Caín, una mala cosecha a causa de la escasez de lluvias, por plagas o por ladrones; en definitiva, un fracaso agrario le lleva a deducir que su ofrenda del año anterior había sido rechazada por Dios mientras que la de su hermano, no”[2].

         Es curioso que al primer agricultor de la humanidad le haya ido mal en sus cosechas. Esto contiene un gran significado: el enorme sacrificio que emplean los agricultores para sacar adelante sus siembras en medio de tantas dificultades, cuando muchas veces no obtienen los mejores frutos, o en el peor de los casos, buenos frutos pero pésimas remuneraciones. Los enemigos de la agricultura han sido siempre los mismos: las sequías, las plagas y los ladrones. Desde las primeras páginas de la Biblia Dios deja claro que el oficio del agricultor es valiosísimo como dificultoso, más no irrealizable.

El profeta Moisés consciente de la importancia del trabajo procuró hacer de la agricultura la principal ocupación de los israelitas, para así conseguir ligarlos estrechamente al suelo, porque un pueblo que lucha por un suelo, debe valorarlo. Con este fin promulga una verdadera ley agraria que distribuye la tierra en partes iguales. La tierra de Palestina era muy fértil en tiempos del Antiguo Testamento; es proverbial para describir la tierra de los hebreos como un país “que mana leche y miel”[3].



         La agricultura en tiempos de Jesús[4]

        Para los años en que predicó Jesús su Evangelio, la agricultura de las familias de Galilea había sido tradicionalmente muy variada. Los campesinos cultivaban en sus tierras diferentes productos, pensando en sus múltiples necesidades y en el mercado de intercambio y mutua reciprocidad que existía entre las familias y vecinos de las aldeas. “A los grandes terratenientes les interesaba para aumentar la producción, facilitar el pago de impuestos y negociar con el almacenamiento de los productos. Mientras tanto, los propietarios de pequeñas parcelas y los jornaleros quedaban cada vez menos protegidos. Las elites urbanas no pensaban en las necesidades de las familias pobres, que se alimentaban de cebada, judías, mijo, cebollas o higos, sino en productos como el trigo, el aceite o el vino, de mayor interés para el almacenamiento y el lucro”.

         Jesús no ignoraba la sociedad agrícola y bovina en la que vivía, por eso, en muchas de sus parábolas, al explicar a las multitudes el Reino de los Cielos, usó comparaciones y vocabularios netamente agrícolas, como en el caso de la Parábola del Sembrador, en Mateo 13, 1-23. Jesús reconoce el esfuerzo y las complicaciones de la agricultura.

         La agricultura y la Eucaristía:

         En la Santa Misa, después de la predicación del sacerdote, al iniciar la Liturgia Eucarística, se tiene una clara y directa relación con la agricultura, esto sucede en la presentación de las ofrendas, justo en el momento del ofrecimiento del pan y del vino, cuando de ordinario el mismo celebrante, eleva la patena que contiene la forma (hostia) que va a ser consagrada, mientras se entona un canto adecuado o el celebrante pronuncia el siguiente ofrecimiento:

“Bendito seas, Señor, Dios del Universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos, él será para nosotros pan de vida”. A lo que la asamblea reunida debe responder: “Bendito seas por siempre, Señor”.

La referencia a la agricultura es evidente, en las palabras: “fruto de la tierra y del trabajo del hombre”.

En seguida, quien ha elevado la patena, la deposita sobre el altar y a continuación, después de que se ha mezclado el vino con una pequeña cantidad de agua, el mismo celebrante, eleva el cáliz que contiene el vino que va a ser consagrado, mientras se canta o se pronuncia el siguiente ofrecimiento:

“Bendito seas, Señor, Dios del Universo, por este vino, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos, él será para nosotros bebida de salvación”. La asamblea vuelve a responder: “Bendito seas por siempre, Señor”.

¡Qué hermoso! La Eucaristía es posible gracias al trabajo de los agricultores. Las uvas y el trigo que son cultivados y cosechados por manos humanas, se convierten en el pan y el vino que al ser consagrados son el Cuerpo y la Sangre del Señor, alimento de salvación.

Mensaje de la Iglesia Católica a los agricultores:

         El Concilio Vaticano II, en su Constitución Pastoral “Gaudium et Spes”, sobre la Iglesia en el mundo actual, en el numeral 66 expresa: “[…] en muchas regiones, teniendo en cuenta las peculiares dificultades de la agricultura tanto en la producción como en la venta de sus bienes, hay que ayudar a los agricultores para que aumenten su capacidad productiva y comercial, introduzcan los necesarios cambios e innovaciones, consigan una justa ganancia y no queden reducidos, como sucede con frecuencia, a la situación de ciudadanos de inferior categoría. Los propios agricultores, especialmente los jóvenes, aplíquense con afán a perfeccionar su técnica profesional, sin la que no puede darse el desarrollo de la agricultura. La justicia y la equidad exigen también que la movilidad, la cual es necesaria en una economía progresiva, se ordene de manera que se eviten la inseguridad y la estrechez de vida del individuo y de su familia”.

         El mismo Concilio, en la Constitución Dogmática “Lumen Gentium”, sobre la Iglesia, expresa bellamente: “La Iglesia es "agricultura" o labranza de Dios. En este campo crece el vetusto olivo, cuya santa raíz fueron los patriarcas, en la cual se efectuó y concluirá la reconciliación de los judíos y de los gentiles. El celestial Agricultor la plantó como viña elegida”.

         El patrono de los agricultores:

        San Isidro Labrador es un santo español muy popular; patrón de los agricultores y de Madrid, su ciudad natal; fue laico, de condición humilde, cuya canonización generó culto extendido en su época y hasta nuestros días. Se casó con María de la Cabeza, también santa. Isidro fue un agricultor pobre, al servicio siempre del prójimo. Era muy piadoso. Acostumbraba madrugar para rezar y asistir a la Santa Misa antes de empezar su trabajo en el campo. Se distinguió por su generosidad con los más necesitados. La muerte lo alcanzó a edad avanzada, hacia el año 1130. Su efigie es popular al representar un hombre de barba con los ojos elevados hacia el cielo en profunda oración, mientras unos ángeles guían a los bueyes que aran la tierra.


San Isidro Labrador. Ruega por los agricultores.

P.A

García



[1] Diccionario Bíblico, p. 38

[2] Luis Alonso Schökel, (2008), La Biblia de Nuestro Pueblo.

[3] Diccionario Bíblico, p. 38

[4] José Antonio Pagola, (2007), Jesús. Aproximación histórica. Editorial PPC. Madrid, España, p.p. 26-27