domingo, 31 de enero de 2016

Comentarios de Camino (248)


Comentarios de Camino (248)


Camino 248:

        ¡Eres tan joven! – Me pareces un barco que emprende la marcha. – Esa ligera desviación de ahora, si no la corriges, hará que al final no llegues a puerto.

Queridos hermanos, en este día, en el que la Iglesia Católica festeja a San Juan Bosco, presbítero (1815-1888), es necesario reflexionar un poco sobre la juventud, ya que este santo italiano “empleó todas sus energías en la educación de los jóvenes e instituyó unas congregaciones destinadas a enseñarles diversos oficios y formarlos en la vida cristiana” (L.H. Tomo III pág. 1351) por eso este numeral de Camino, en el que san Josemaría trata de sintetizar la receta para una vida feliz, es decir, la educación desde la niñez, la corrección y sobre todo la rectificación de nuestras actitudes cuando nos damos cuenta de que están mal.

Es muy frecuente que, en medio de nuestras familias haya jóvenes, que muchas veces no saben comportarse de la mejor manera en la sociedad, es decir, alteran con sus comportamientos el equilibrio que exige una vida de comunidad, los familiares culpan a las instituciones educativas y éstas a los familiares, pues bien, aquí no se trata de buscar culpables (aunque si los haya) de los desastres de los jóvenes, sino que todo esto tiene su origen en una mala educación que se emplea en el hogar, porque como lo reza el refrán, la casa es la primera escuela. Y cuando en casa los padres no educan a sus hijos no les están demostrando ningún amor. Y donde no hay amor allí no está Dios. Ubi amor Deus ibi est, donde hay amor allí está Dios.

Si señores, los padres de familia son los principales responsables de la educación de sus hijos, pues ellos los traen al mundo y son quienes están más cerca en su desarrollo como personas y como cristianos, lo que los niños ven en sus casas es lo que harán fuera de ella, por eso no hay mejor forma de enseñar que con el buen ejemplo.

No basta mandar a sus hijos al catecismo, si lo que allí se aprende no se practica en la casa. No tiene sentido mandar a sus hijos a Misa si los padres son los primeros en buscar mil escusas para faltar al precepto dominical. No es suficiente decir a los jóvenes que se debe amar al prójimo si en realidad vivimos peleados con vecinos y allegados. Padres y madres son, como lo hemos dicho, los principales educadores de sus hijos, de esto depende una mejor sociedad. Oremos para que sean conscientes de esta inmensa tarea.

Por eso san Josemaría nos habla de la corrección desde la juventud, porque solo así podemos rectificar a tiempo nuestro camino y por ende llegar al final a la meta de todo cristiano, la felicidad en Dios y una vida santa.

Pero que nunca se nos olvide que para rectificar el error es necesario primero identificarlo, aceptarlo y enfrentarlo, y para esto es muy necesaria la dirección espiritual, a la que no solo deben someterse los religiosos y seminaristas o consagrados, sino todos los fieles cristianos, pues en el Director Espiritual vemos la acción de Dios y a través de ellos habla es Espíritu Santo.


Señor Dios nuestro, que has dado a la Iglesia, en el presbítero san Juan Bosco, un padre y un maestro de la juventud, concédenos que, movidos por un amor semejante al suyo, nos entreguemos a tu servicio, trabajando por la salvación de nuestros hermanos. Amén.

P.A
García

miércoles, 27 de enero de 2016

Comentarios de Camino (87)


Comentarios de Camino (87)


Camino 87:

“No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios”, dijo el Señor. -¡Pan y palabra!: Hostia y oración. Si no, no vivirás vida sobrenatural.

Queridísimos hermanos, he aquí la médula de la vida del cristiano. Para nadie es un secreto que la Eucaristía es el centro y culmen de nuestra vida espiritual, porque así lo quiere el Señor, y así es como Él permanece siempre con nosotros. En la Santa Misa encontramos intrínsecamente unidos el Pan de la Palabra y el Pan de la Eucaristía que es Jesucristo, el Cordero de Dios.

En este numeral de Camino, san Josemaría nos quiere hacer comprender que para tener vida sobrenatural, comprendida ésta como la vida de gracia o vida de santidad, es necesario tener un fervor eucarístico y un amor especial por las Sagradas Escrituras, por la Palabra de Dios. Bien sabemos que en la Sagrada Comunión recibimos la fuerza espiritual para seguir luchando por cumplir la voluntad de Dios, y con la Sagrada Escritura encontramos las respuestas a nuestras interrogantes, cómo agradar a Dios y cómo comprender el plan salvífico de Dios, para con nosotros su pueblo santo.

Es de cristianos oír Misa entera todos los domingos y fiestas de guardar, y también cada vez que pueda y desee acudir a la acción de gracias por excelencia, y también es de cristianos leer la Palabra de Dios, y para esto existen numerosos métodos, el más conocido de ellos es la llamada Lectio Divina, donde se medita detenidamente un fragmento de la Biblia, pidiendo la luz del Espíritu Santo.

Hermanos, la Misa nunca nos puede parecer aburrida, porque las cosas de Dios nos alegran el alma y nos reconfortan el corazón.


San Josemaría Escrivá celebrando piadosamente la Eucaristía


El mismo Señor Jesús respondió ante la tentación de Satán que “no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios” (Cf. Mt 4,4), de esta manera nos enseña a valorar lo espiritual y no solo lo material. Porque somos cuerpo y alma, pero el alma está por encima del cuerpo, en cuanto a que su destino está en Dios, no por obligación, sino por amor.

Santa Misa y oración nos recomienda san Josemaría para tener vida en Dios. Oramos, cuando hablamos con Dios, cuando nos dirigimos a Él como a un gran amigo, cuando somos capaces de buscarle en un instante durante la jornada para contarle nuestras cosas, en fin, cualquier actividad diaria se puede convertir en auténtica oración, cuando se hace con amor y por amor.

Señor Jesús, Palabra y Eucaristía, permítenos buscarte y encontrarte a ti en estos sagrados misterios, has que vivamos la Santa Misa de tal modo que al salir de ella nos sintamos sanados de todas nuestras dolencias, y has que te busquemos y te conozcamos a través de la lectura de los santos Evangelios. Amén.

P.A
García

martes, 26 de enero de 2016

La Doctrina Social de la Iglesia en la actualización de la Palabra de Dios

La Doctrina Social de la Iglesia en la actualización de la Palabra de Dios


Hechos de los Apóstoles 4, 32-35: La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y un solo espíritu. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo lo tenían en común.
       Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con gran poder. Y gozaban todos de gran simpatía.
       No había entre ellos ningún necesitado, porque todos lo que poseían campos o casas los vendían, traían el importe de las ventas y lo ponían a los pies de los apóstoles, y se repartía a cada uno según su necesidad. Palabra de Dios. Te alabamos Señor.


       Ahora adentrémonos en  la Doctrina Social de la Iglesia y en la actualización de la Palabra de Dios.

La Doctrina Social de la Iglesia pretende responder a las amenazas sociales, que destruyen al hombre, es decir, defiende la integridad del hombre. La Doctrina Social de la Iglesia es el conjunto de principios, orientaciones doctrinales, criterios de juicio y líneas de acción que tienen su fuente en la Sagrada Escritura, en la enseñanza de la Iglesia y en el Magisterio con el fin de iluminar el quehacer de los cristianos en los asuntos temporales, es decir, la política, la economía y la cultura.

       Iluminados por este fragmento de la Palabra de Dios, que lleva por título “La primera comunidad cristiana” vamos a llevarla a la vivencia cotidiana, apoyándonos de la Doctrina Social de la Iglesia, para ver, juzgar y actuar nuestra realidad.

       Debemos partir por reconocer que en nuestros días, la Iglesia Católica, al menos en Venezuela, está pasando por necesidades económicas que la llevan a adoptar planes de autofinanciamiento como la venta de bonos o rifas para recaudar fondos, que se destinan para mantener las múltiples actividades sociales que la Iglesia realiza silenciosa pero eficazmente.  


       Los católicos tenemos un mandamiento de colaborar con la Iglesia en sus necesidades; en la predicación de nuestros Pastores en muy frecuente esta invitación, pues cada vez son menos los católicos que son generosos en sus aportes, más concretamente en la limosna, que es finalmente lo que ayuda a los sacerdotes y también el mantenimiento de los templos y demás bienes inmuebles que la Iglesia posee y que pertenecen no solo a los sacerdotes y obispos, sino que es de todo el pueblo de Dios, para su beneficio y provecho. De esto precisamente nos quiere hablar esta lectura de los Hechos de los Apóstoles, cuando dice que: nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo lo tenían en común. (Cfr. Hch, 4 32)

       Un punto muy importante para reflexionar, son justamente las palabras siguientes de esta lectura, las cuales expresan que: Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con gran poder. Y gozaban todos de gran simpatía. (Cfr. Hch, 4 33) En estas palabras debemos ubicar la actitud ejemplar, desinteresada y benevolente que deben tener los ministros de Dios, diáconos, sacerdotes y obispos en cuanto a lo monetario, es decir, sus relaciones con todo lo que les traiga ganancias económicas y materiales. Podemos deducir que, si el importe de las ventas lo ponían a los pies de los apóstoles, es evidente que éstos eran hombres de prudencia probada y de desapego a lo material, pues lo que hacían era repartir a cada uno según su necesidad.

       Los apóstoles gozaban de gran simpatía, porque eran los que se encargaban del bien espiritual y material de la Iglesia cristiana primitiva, esto lo quiere hacer en la actualidad nuestra amada Iglesia Católica, y tenemos fe de que lo está haciendo, en primer lugar creando conciencia de la generosidad y mutua ayuda a pueblos y naciones, pero más de lleno a sus gobernantes, para que éstos, que son quienes tienen el poder temporal, se encarguen de repartir justamente a todos lo que les hace falta para llevar una vida digna, propia de los hijos de Dios, y en segundo lugar entregándose fervorosamente en una pastoral de acción social en organizaciones como Cáritas, que se encarga de trabajar por los pobres y más necesitados.

       Ahora finalmente la invitación es a que los católicos seamos conscientes de que la Iglesia necesita de nuestro aporte económico, para subsistir y para llevar la Palabra de Dios a todos los pueblos. También queda un compromiso para los que dirigen la Iglesia, a ser transparentes y no ambicionar riquezas. Y por supuesto la invitación del Sumo Pontífice Francisco, de ser una Iglesia en salida que vaya a los pobres y más necesitados para brindarles una mano de amor y así hacer presente la misericordia del Padre.


P.A
García



Hora Santa Divina Pastora

 SAGRADA HORA SANTA CON LA DIVINA PASTORA DE ALMAS 14 DE ENERO

Divina Pasotra de Almas

Monición de entrada:

Queridos hermanos, hoy la Iglesia Venezolana celebra a la Santísima Virgen María bajo la advocación de la Divina Pastora. De la mano con María en esta mañana adoraremos a Jesús su Hijo, nuestro Señor, hecho Eucaristía para nuestra salvación. Pongámonos en la presencia del Señor para reconocerlo en la Hostia consagrada.

Canto de entrada. Se busca procesionalmente el Santísimo Sacramento, para la adoración de toda la asamblea.

El sacerdote, luego de haber incensado el Santísimo Sacramento, de rodillas dice:

V. Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar (3 veces)

R. Sea por siempre bendito y alabado

El sacerdote dirige la Oración Introductoria:

Aquí estamos Señor, para hacer tu voluntad. Aquí estamos Señor, para responder con amor al llamado que nos has hecho. Gracias por llamarnos a tu presencia, por querernos junto a ti, por enviarnos a ser testigos de tu Evangelio. Gracias Señor, por todas las maravillas que haces en nosotros. Bendito seas Señor porque te quedaste en la Eucaristía, para acompañarnos todos los días de nuestra vida hasta el final de los tiempos. Alabado seas Señor Jesús, porque tú has revelado la misericordia del Padre y así nos has enseñado a amar a nuestros hermanos. Bendito y alabado seas Señor, por entregarnos a tu Santísima Madre, a quien hoy el pueblo venezolano rinde veneración y reconoce como poderosa intercesora.

Pidamos al Señor, que nos envíe su Espíritu para que en esa hora de gracia podamos experimentar una vez más su acción en medio de nuestra comunidad.

Breve silencio, luego el sacerdote dirige la Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en nosotros el fuego de tu amor. Ven Espíritu de Dios, toca nuestra mente y nuestro corazón, toma todo nuestro ser, e inúndanos con tus dones. Toma posesión de nosotros, oh dulce huésped del alma, y has que este momento sea propicio para sanar nuestra alma de todo lo que no nos deja ser felices. Ven Espíritu de Dios, transforma todo nuestro ser, has de nosotros lo que quieras, estamos dispuestos a todo, lo aceptamos todo, queremos ser testigos de tu amor y tu fidelidad. Oh Santo Espíritu abrimos nuestra alma, para que mores en nosotros. Bienvenido seas Señor.

Canto al Espíritu Santo

Un seminarista dirige la Meditación María-Eucaristía:

María y la Presencia real de la Eucaristía.

María nos atrae a la Eucaristía, Sacrificio incruento del cuerpo y de la sangre de Cristo, formados al calor de su corazón por obra del Espíritu Santo. Nos atrae a la Eucaristía, comunión en Cristo, porque Cristo está privilegiadamente en Ella y Ella en Cristo. Nos atrae a la Eucaristía-tabernáculo porque Ella es custodia viviente excepcionalmente enriquecida por la gracia redentora, y la mejor adoradora de la Presencia Real de Cristo.

María es la Madre de Dios. Madre-Virgen por obra del Espíritu Santo. Es, por lo tanto, portadora de la Presencia Real del Cuerpo, de la Sangre, del Alma y de la Divinidad de N. S. Jesucristo. Es Sagrario viviente.

María es Madre de los redimidos. ¡Madre nuestra!: no ceses de conducirnos al encuentro de Cristo-Eucaristía, renovación incruenta del Sacrificio del Calvarios. No ceses de ofrecernos el Cuerpo y la Sangre de Cristo porque somos peregrinos hambrientos y sedientos del Pan verdadero y de la Bebida verdadera. No ceses de atraernos como adoradores a los pies del Tabernáculo.

María es la Madre al pie de la Cruz. Testigo excepcional del sacrificio de Cristo, contenido del Sacrifico incruento de la Sta. Misa. Ella nos conduce a la Eucaristía porque está asociada al sacrificio redentor con su corazón traspasado por la espada de dolor, y testifica el cumplimiento del amor que Cristo nos tiene "hasta el extremo". María -afirma el Siervo de Dios Juan Pablo II- es "testigo particularmente sensible de ese amor que encuentra su expresión sacramental precisamente en la Eucaristía"(Polonia,08,06,87)

Canto eucarístico.

 Un seminarista dirige la Oración de Alabanza:… (Inspirada)

Culminada la oración se realiza un Canto de Alabanza.

Oración de los fieles:

Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:

Que la Divina Pastora Señor, interceda por nosotros.

        Sol de justicia, a quien María Virgen precedida cual aurora luciente, has que vivamos siempre iluminados por la claridad de tu presencia. Oremos al Señor.

        Palabra eterna del Padre, tú que elegiste a María como arca de tu morada, líbranos de toda ocasión de pecado. Oremos al Señor.

        Señor Jesús, que colgado en la cruz entregaste María a Juan como Madre, has que nosotros vivamos siempre como hijos suyos. 
Oremos al Señor.
        
Jesús Pastor de los hombres, imploramos que por intercesión de la Divina Pastora, concedas la gracia al clero venezolano, de seguir guiando a tu rebaño por el camino de la paz, el amor y la esperanza. Oremos al Señor.



Se entona el Himno Tantum ergo, mientras el Sacerdote vuelve a incensar el Santísimo Sacramento tres veces.

Tantum ergo sacraméntum
venerémur cernui,
et antíquum documéntum
novo cedat rítui;
praestet fides supleméntum
sensuum deféctui.
Genitóri Genitóque
laus et iubilátio,
salus, honor, virtus quoque
sit et benedictio;
procedénti ab utróque
comparsit laudátio. Amen.
        
Al finalizar el Himno Tantum ergo, el sacerdote dice:

V. Les diste pan del cielo.
R. Que contiene en sí todo deleite.

Luego se pone de pie y dice: puede ser cantado.

Oremos.

Oh Dios, que en este admirable sacramento nos dejaste el memorial de tú Pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

R. Amen.

Bendición con el Santísimo Sacramento. Toda la Asamblea se pone de rodillas.

Después de la bendición, el sacerdote de rodillas dice:

Bendito sea Dios.
Bendito sea su santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción. 
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre. 
Bendito sea San José, su castísimo esposo. 
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos. Amén.


Señor danos sacerdotes.
Señor danos sacerdotes santos.
Señor danos muchos sacerdotes santos.
Señor danos religiosos y religiosas santos.
Señor danos familias santas.
Señor danos la paz.

Con un canto eucarístico se reserva el Santísimo Sacramento y concluye la Hora Santa.




P.A
García