sábado, 19 de noviembre de 2016

María, imagen de la Misericordia del Padre. Legión de María.



     

1-   MARÍA, IMAGEN DE LA MISERICORDIA DEL PADRE

Jesuscristo es el Rostro de la Misericordia del Padre.
María es la Imagen de la Misericordia del Padre.

2-   EL MAGNÍFICAT Lc 1,46-55



      REFERENCIA DE LA MISERICORDIA EN LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA.

      PRIMERA REFERENCIA: LC 1,50: Y SU MISERICORDIA LLEGA A SUS FIELES DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN…

      SEGUNDA REFERENCIA: LC 1,54: AUXILIA A ISRAEL, SU SIERVO, ACORDÁNDOSE DE SU MISERICORDIA

Dos grandes temas expresan este Cántico de la Santísima Virgen María: 1- los pobres y los humildes socorridos en detrimento de los ricos y poderosos. 2- Israel objeto del favor de Dios desde la promesa hecha a Abrahán.

3-   RAÍZ DE LA MISERICORDIA EN MARÍA



MARÍA ESTABA EN EL CALVARIO CON LA MAGDALENA (JN 19,25-27)

ELLA CONOCIÓ EL CRISTO DÉBIL EN SU VIENTRE, EN LA CUNA DEL ESTABLO DE BELÉN, EN SUS BRAZOS SOBRE EL BURRO, EN SU CASITA DE NAZARET, EN EL CANSANCIO DEL TRABAJO DE LA CARPINTERÍA CON JOSÉ, EN EL SILENCIO Y EL CALOR DEL DESIERTO, EN EL RECHAZO POR LAS AUTORIDADES Y EN SUS LÁRIMAS POR LA MUERTE DE UN AMIGO. MARÍA CONOCIÓ, AMÓ, Y ACEPTÓ A CRISTO DÉBIL Y SUFRIENTE Y SE UNIÓ A SU DOLOR.

María fue una mujer que sufrió desde el principio, la profecía de Simeón (Lc 2,34-35) la ubica como la verdadera Hija de Sión, pues María llevará en su propia vida el destino doloroso de su pueblo. Con su Hijo, se hallará en el centro de esa contradicción donde los corazones deberán manifestarse en pro o en contra de Jesús. ¡a ti misma una espada te atravesará el alma!

4-   MARÍA MISERICORDIA PARA LA IGLESIA



SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO (Libro Las Glorias de María)

REINA DE MISERICORDIA: María es Reina por ser la Madre del Rey de reyes. Dice san Atanasio que: si el Hijo es Rey, con plena razón debe considerarse y llamarse Reina a la Madre. María es Reina porque es (Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, y Esposa de Dios Espíritu Santo).

MARÍA, MISERICORDIA UNIVERSAL: María no sólo regala, sino que ella misma nos ofrece a todos leche y lana: leche de misericordia para animar nuestra confianza y lana de refugio para protegernos de los rayos de la justicia divina. Todo el que acuda a María, implorando su misericordia, no quedará defraudado. (San Bernardo) Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu asistencia y reclamando tu socorro, haya sido abandonado de ti. Animado con esta confianza, a ti también acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante tu presencia soberana. No deseches mis humildes súplicas, oh Madre del Verbo divino, antes bien, escúchalas y acógelas benignamente. Amén

MARÍA ES MISERICORDIA CON LOS MÁS MISERABLES: dice san Alfonso María de Ligorio que ¿quiénes son los súbditos de la misericordia sino los miserables? Y dirigiéndose a la Virgen ora de la siguiente manera: tú eres la Reina de la misericordia, y yo el pecador más miserable de todos: así pues, si soy el mayor de tus súbditos, debes cuidar más de mí que de todos los demás. Ten, por tanto, piedad de nosotros, oh Reina de la misericordia, y acude a salvarnos.

María, en el fiel seguimiento de su Hijo Jesús, fue la que realmente sufrió la Pasión del Señor, fue la Madre la que soportó ver como su Hijo era masacrado sin piedad alguna, pero desde temprano María perdonó a los que asesinaron a su Hijo, por ello es la Misericordia Universal y la mujer más misericordiosa con los más miserables.

5-   LOS CRISTIANOS RECONOCEN LA MISERICORDIA DE MARÍA



LA ORACIÓN MÁS ANTIGUA A LA VIRGEN MARÍA

Bajo tu protección nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos siempre de todo peligro, ¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!


La oración Sub tuum praesidium es un testimonio entrañable, probablemente es el más antiguo y el más importante en torno a la devoción a Santa María. Se trata de un himno bizantino que llega hasta nosotros lleno de juventud. Es quizás el texto más antiguo en que se llamada Madre de Dios a la Virgen, e indiscutiblemente es la primera vez que este término aparece en un contexto oracional e invocativo. Los fieles que, con sencillez, rezan esta oración a la Santa Dei Genitrix, porque la han recibido de manos de la Iglesia, son los que están más cerca de lo que transmitieron los primeros cristianos y, por tanto, más cerca de nuestro Señor Jesucristo.

6-   EL PAPA FRANCISCO Y MARÍA LA REINA DE LA MISERICORDIA.



EL PAPA CONFIÓ  EN LA VIRGEN EN ESTE AÑO DE LA MISERICORDIA: «Confiando en la intercesión de la Madre de la Misericordia, encomiendo a su protección la preparación de este Jubileo extraordinario», ha declarado Francisco. No es extraño. Es costumbre en él encomendarse y encomendar a los demás a la virgen Madre de Dios. Muchas veces finaliza así sus cartas, siempre manuscritas: «Que Dios te bendiga y que la Virgen Santa te cuide».

MADRE DE MISERICORDIA Y DE TERNURA: Para Francisco, la virgen María es, ante todo, Madre. Es madre de misericordia y de ternura. Ella es -nos ha dicho en la Evangelii gaudium— «la que sabe transformar una cueva de animales en casa de Jesús, con unos pocos trapos y una montaña de ternura» (EG 286). Ella es la mujer sensible y servicial a la que, según dice, «habría que rezar con una nueva letanía: María, la que acude siempre a prisa» [20 Papa Francisco, Homilía, (26 de marzo de 2013)], en referencia al episodio evangélico de la Visitación.

¿LA IGLESIA SIN MARÍA?: Francisco ha dicho en alguna ocasión que «una Iglesia sin María es un orfanato». Así de sencillo y de claro. «El cristiano no es un huérfano. El cristiano tiene Madre. Una madre que le acompaña, le ayuda, le mira, le cuida...». De María aprendemos, pues, la ternura y la misericordia, porque es Madre. Ella es «punto de referencia constante para la Iglesia» (EG 287) y «modelo eclesial para la evangelización». En ella aprendemos sobre todo una actitud, un estilo. Es el «estilo mariano» con el que hemos de conducirnos en esta hora de la Iglesia.

P.A
García

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