EN SUS 15 AÑOS DE VIDA SACERDOTAL
Padre Edduar Molina |
A continuación les presento la entrevista realizada al Padre Edduar Molina, con motivo de sus 15 años de vida sacerdotal.
Soy el Padre Edduar Molina, vengo de Canaguá,
Pueblos del Sur, el segundo de seis hermanos, mi madre es maestra, mi padre el
pulpero del pueblo. Nací el 25 de mayo de 1975. Aprendí muchos valores en esa
infancia acompañando a la madre maestra en los campos, en Guaimaral, La Cuesta,
Chacantá, Mucurandá, y de verdad que fue una infancia privilegiada pues allí
creció mi vocación al ver la vocación de servicio de mi madre maestra. En mi
infancia recuerdo que lo más bonito de la época era la visita de los
misioneros, la visita de un Obispo, los recuerdos de la Misión Nacional, que
visitaba todas las comunidades y donde yo acompañaba a los Padres
Redentoristas, allí fui viendo lo que era la misión de la Iglesia. Luego la
Legión de María, que se fundó en el pueblo cuando yo era un niño, y pues llevó a
los Amiguitos de María y ahí comenzó mi vida de apostolado hasta llegar al Club
de los Monaguillos del Padre Castillo.
Creo que la vocación sacerdotal nació
conmigo, siempre fue lo más grande para mí desde niño, poder participar de la
fe de esa comunidad que tanto me testimonió, lo que es ser cristiano, con esa
humildad y sencillez del sur de Mérida. Pero luego la vocación fue creciendo en
el servicio del Altar con el ejemplo del Sacerdote Sergio Castillo, que tocó
profundamente mi vida de niño, de joven, de adolescente. En él pude ver lo que
es el pastor cercano, con olor a oveja, el hombre devoto de la Virgen María, el
hombre de las peregrinaciones de Fátima, y sobre todo el hombre de los campesinos,
de la lucha social, pues allí, en esa imagen sacerdotal pude ver ese deseo en
mí de querer ser también como él. De verdad que la vocación sacerdotal en el
Sur se forma desde el ejemplo del servicio de la gente.
Comencé en el año 1991 en el Seminario
Menor de Mérida, con el Hermano Evaristo Jerez. Éramos ocho compañeros de los
cuales yo fui el único en llegar al sacerdocio. Luego del Seminario Menor me
agregué al grupo de los sacerdotes que ahora estamos celebrando los quince años,
ellos son los Padres Loaiza, Alejandro Guerrero, Douglas Briceño, Douglas
Carrero, George González, Ramón Rojas, y en ese curso se vivió y se aprendió lo
más bonito que es la fraternidad. Con nosotros se hizo la experiencia por
primera vez del Propedéutico al salir del Seminario Menor, a este curso se
unían todos los que llegaban nuevos, fue una experiencia bonita, era la primera
vez que se hacía en Mérida.
Luego, antes de iniciar la Filosofía
hice una experiencia pastoral en la Televisora Andina de Mérida (TAM) y en la
Emisora 100.9, allí aprendí lo que era ser operador, master, ediciones, y el
trabajo periodístico y de evangelizar por los medios despertó en mí el deseo de
cultivarme en los medios de comunicación. La anécdota más bonita de este año de
pastoral fue que me tocó alquilar una habitación para vivir, y fue en el Barrio
Pueblo Nuevo y Simón Bolívar, donde conocí mucha gente, y compartí con mucha
gente humilde, pobre, y con muchos peligros, ahora me corresponde ser el
Párroco de ese Barrio, y muchos de esos muchachitos de esa época ahora somos lo
señores que nos atendemos, que nos ayudamos y que acompaño en la fe.
La Teología la hice en el mismo
Seminario de Mérida. El 01 de diciembre del año 2002 fue mi Ordenación Sacerdotal
en la Catedral de Mérida. Una inmensa alegría poder decir que esa fue la Catedral
que me recibió, que me entregó este don maravilloso y ahora me corresponde ser
su pastor. Ser el Párroco de la Catedral es un compromiso enorme, con mucha
humildad y entrega al saber acompañar a nuestro Pastor, el Obispo.
En la primera experiencia como
sacerdote recién ordenado me correspondió fundar la Parroquia de Santa Catalina
de Siena de El Chama. Fundar Parroquia significa poner toda la creatividad, el
talento, el entusiasmo al servicio de la Iglesia. Todos esos primeros años de
sacerdotes los viví dedicado de lleno a construir una Iglesia, pero no solo en
lo material sino también en lo espiritual.
En esta Parroquia de El Chama me correspondió
formación de los jóvenes. Había muchos problemas de delincuencia, y allí con un
convenio con el INCES formamos grupos para formar unos talleres de carpintería,
de automotriz, también formar salones de trabajo, de verdad que fue una
experiencia enriquecedora el acompañar a estos jóvenes, así como desde el Seminario
me correspondió la Pastoral Penitenciaria, donde apoyé durante ocho años las
jornadas penitenciarias, el trabajo en la cárcel que es conocer al preso,
ayudar al que está en proceso de rehabilitación, reinserción social, y esto
marcó pauta en mi vida en lo que fue el trabajo penitenciario.
Fui
a España a estudiar en la Universidad Pontificia de Comillas la licenciatura de
Historia de la Iglesia, luego terminé una Maestría de dos años en la
Universidad Carlos III de Madrid, Universidad pública. En España fue una
experiencia doble, por una parte con la vida religiosa, la gente de Iglesia, la
Universidad Pontificia, los jesuitas, de verdad, grandes formadores, el Colegio
Mayor, horas de mucha lectura, de mucho estudio, investigación, y, por otro
lado, me tocó la Maestría en la Universidad pública, un ambiente totalmente hostil
a la fe, con jóvenes de todo tipo de pensamiento, corrientes y diversidades
ideológicas, pues poder dar allí el testimonio del sacerdocio, como un
compañero más, como un hermano más de ellos, donde nacieron y crecieron unas
amistades buenas.
Al regresar a Venezuela, en el año
2013, me corresponde recibir un privilegio enorme, como lo fue ser el Párroco
Rector del Santuario Diocesano de Nuestra Señora de la Candelaria de Bailadores,
y por un tiempo encargado de La Playa, Parroquia San Vicente Ferrer, y por eso
podría decir que fui el Párroco de todo el Municipio Rivas Dávila, en todo esto
pude aprender de las experiencias de Iglesia que tiene Bailadores, sobre todo
de su piedad popular, las personas de los campos con su solidaridad, esto me
sirvió para crecer en el sacerdocio, en madurez y capacidad.
Hoy en día me corresponde el reto de
ser el Párroco de la Catedral. Ya son tres meses, donde he aprendido a ver a la
Catedral como una casa de misericordia, lugar que no tiene rostro como
Parroquia, de gente que esté ahí fija, pero si tiene todos los días almas que
vienen sedientas de misericordia y del
sacramento de la Reconciliación, buscando la diversidad litúrgica que posee, el
patrimonio histórico que me corresponde ahora ayudar a custodiar y a dar a
conocer a través de las visitas guiadas que hemos implementado; sé que es una
experiencia diferente.
La tarea que tengo desde hace dos años,
como profesor de Teología en el Seminario, me ha ayudado a crecer, a volver a
retomar mi senda académica, mis estudios, y de verdad que ha sido una experiencia
de quince años, que puedo verlos como quince años de bendiciones, de gracias y
de misericordias de Dios, quince años en los que siento que Dios se ha
derramado abundantemente en mi vida, en los que he vivido al plenitud el
sacerdocio, donde nunca me he sentido vacío, en los que he mantenida viva la
alegría, algo que es característico en mí, mi generosidad para con la gente,
también reconociendo mis errores y debilidades, pero que son quince años para
bendecir y alabar a Dios, renovando el compromiso para seguir sirviendo a esta
Iglesia de Mérida.
Entrevista
realizada el 30 de noviembre de 2017, por Pedro Andrés García Barillas.
P.A
García
Excelente rese#a del pEdduar, mil bendiciones y que continue con su fructifera labor espiritual, lo queremos, felicidades por sus quince... que Dios lo siga bendiciendo.
ResponderEliminarGRACIAS PEDRO GARCÍA BARILLAS POR EXCELENTE ENTREVISTA
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