jueves, 10 de enero de 2019

Panegírico 1: Reina del Santísimo Rosario. Legionario de Cristo

REGINA SANCTISSIMI ROSARII
    
      La Virgen María es una madre que nos pide rezar el Rosario. Es ella y no algún fraile disgustado. Porque Dios mismo ha prometido gracias realmente excelentes. Si rezando el Rosario todos los días se obtiene el cielo, díganme si vale la pena rezarlo. Despreciar esta oración es precisamente despreciar a María y es despreciar a Dios.

       Una de las mejores cosas que un buen católico puede hacer es rezare el Santo Rosario y hacer que otros lo recen.

       San Juan Pablo II instituyó un año del Rosario. Nos consta que este santo Pontífice lo rezaba diariamente. Todos los grandes santos han sido devotos de la Madre de nuestro Señor Jesucristo, y han tenido gran aprecio por la oración que más le gusta a la Madre de Dios.

       Si el Rosario es algo inusual en tu vida, aún te falta comprender la necesidad de María en tu vida.

       El Rosario no puede ser recitado como una monótona repetición del Padrenuestro, el Avemaría y el Gloria, sino como una plegaria confiada, buscando ser escuchado por el Dios misericordioso que nos cuida a todos.

       Entre todas las devociones marianas, ocupa el primer lugar el Santo Rosario, que Santo Domingo de Guzmán recibió de María Santísima. El Rosario fue el poderoso instrumento con que Santo Domingo trabajó en la conversión de los herejes albigenses del sur de Francia.

       Santo Domingo de Guzmán, afligido por no lograr la conversión de los albigenses, se retiró a un bosque próximo a Tolosa. En ese lugar pasó varios días con sus noches en oración, ayuno y penitencia. Este santo gemía, lloraba y azotaba su cuerpo allí mismo.

       Mientras oraba se le presentó la Virgen, con tres princesas del cielo. Ella le explicó que para salvar esos corazones endurecidos, debía rezarse el Rosario, es decir, hacer la salutación angélica la base del Nuevo Testamento.

       San Pedro de Verona fundó las archicofradías marianas, para promover la devoción a la Santísima Virgen por medio del rezo del Rosario.

       El rezo público y cotidiano del Rosario se debe al gran Pontífice León XIII. En abril de 1573, el Papa Gregorio XIII estableció el primer domingo de octubre para celebrar la fiesta del Rosario y recordar el triunfo en la batalla de Lepanto gracias a la intercesión de la Virgen.

       La Virgen misma, en sus diferentes manifestaciones, aparece rezando el Rosario y exhorta al mundo a su oración. Algunos ejemplos de ellos es Lourdes en 1858 y Fátima en 1917, donde pide que se rece el Rosario por la salvación del mundo.

       Hermanos, les invito a rezar el Rosario con mucho fervor, recordemos que esto le gusta a María, y es María la que intercede por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

P.A
García

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