MUCUTUJOTE
En la capilla de Mucutujote, Chachopo. |
El 25 de diciembre el catolicismo festeja la Natividad del Señor, Dios se hace hombre, por ello, en el tiempo de Adviento los seminaristas somos destinados a diferentes parroquias para acompañar y compartir con las comunidades la debida preparación para el nacimiento del Señor. En este sentido, la misión evangelizadora la llevé a cabo en la comunidad de Mucutujote, de la Parroquia Santa Bárbara de Chachopo, en el páramo merideño, cuya duración fue de 12 días, entre el 15 y el 26 de diciembre de 2018.
Mucutujote es una comunidad paramera de fuerte
tradición católica, está ubicada unos minutos antes del pueblo de Chachopo,
colindando con la comunidad de La Venta. Está conformada por diferentes
sectores, ocho en total: La Cava, La Casita, Coromoto, El Alisicto, Santa Cruz,
La Capilla, La Hoyada y El Picachito, para un aproximado de 70 casas. Es de
clima muy frío, pues se ubica a más de 4.000 m.s.n.m., por lo que la
temperatura es baja durante todo el día. A mediodía, cuando el sol está en su
punto más fuerte, Mucutujote se jacta de unos 6°C.
En Mucutujote todo el mundo trabaja, a pesar de
ser épocas de vacaciones para muchos en este país, en Mucutujote se trabaja la
tierra constantemente, respetando, como es debido, la primacía de las
actividades de la capilla. Las manos de aquellos hombres y mujeres son manos
benditas, pues no en vano se desgastan labrando los campos para obtener los
rubros que ellos mismos consumen y que también son llevados a todas partes de
Venezuela, especialmente a Barquisimeto y Caracas.
Llegué a la comunidad el sábado 15 en horas de la
tarde, mientras el Pbro. José Luis Nava celebraba junto a la comunidad la
primera Misa de la Novena de Aguinaldos. Me ubiqué en la casa de la Sra. Yusgledys
Andrade de Ramírez, Licenciada en Historia por la ULA. La casa de hospedaje no
me quedaba tan lejos de la capilla, gracias a Dios, pues durante la Novena de
Aguinaldos tuve que celebrar la Palabra a las 5:00am, soportando aquel
inclemente frío paramero, que llegó al bajísimo punto de 2°C. Supe que el frío
era realmente extremo cuando los comentarios de los locales admiraban tal
situación, pues los sistemas de riego amanecían congelados.
Visité toda la comunidad tres veces, ya que cuando
inicié el recorrido para la bendición de los Pesebres, la mayoría de las casas
aún no lo tenían hecho, por lo que tuve la disposición de hacer un segundo
recorrido y luego un tercero, para que todos tuvieran su Pesebre bendito, y de
esa manera disponerse a la contemplación del recién nacido Dios con nosotros.
En la visita a las casas la conversación era
jovial y duradera, pues para estas misiones conté con la valiosísima compañía
de mi madre, ya que, con permiso del Párroco de Chachopo, el Pbro. Jesús
Quintero, pude gozar de la presencia de ella, que como toda buena docente,
tiene un postrado en relaciones sociales, (lo digo por la facilidad en entablar
conversaciones con personas que nunca antes había visto). Hablando con la
gente, era común escucharles el recuerdo del padre José Gregorio Méndez, el
actual Canciller de la Arquidiócesis, que en su época de seminarista trabajó
pastoralmente en Mucutujote durante las misiones de diciembre, a él se debe que
la Novena de Aguinaldo sean en horas de la madrugada.
En
Mucutujote noté algo que nunca había percibido en las otras comunidades donde
he estado, y es que allí los hombres son muy animados para las cosas de Dios,
lo menciono en cuanto a que son ellos los primeros en llegar a la capilla, son
los que reparten la acostumbrada merienda luego de las celebraciones, son ellos,
también, los que hacen el pesebre en sus casas, mientras las mujeres se dedican
a los quehaceres del hogar. En Mucutujote a los hombres no les da pena pasar
con las ofrendas hasta el altar, no les avergüenza animar las celebraciones con
el coro, y, lo mejor de todo, aplauden, aunque tal vez sea como herramienta
para entrar en calor, pues las madrugadas son realmente frías.
Es común en el Páramo merideño la
fascinante y devotísima veneración al santo negro Benito de Palermo, por ello,
también en Mucutujote existe la “Casa de San Benito”, que es el lugar destinado
para la preparación de las fiestas en honor al santo, es allí donde todos comen
el día central de la festividad que suele ser para enero y donde reposan las
pertenencias de la Sociedad de San Benito, que como ya lo he hecho ver en otro
artículo, son ejemplo de trabajo, fe y organización.
Junto
a San Benito de Palermo, en las manifestaciones de la piedad popular, está
nuestra Señora de Coromoto, Patrona de Venezuela, pues existe en Mucutujote,
como en otros lugares del páramo y en La Azulita, los indios coromotanos, que
bailan gustosos a la madre de Dios aparecida en tierras guanareñas. El grupo de
indios coromotanos de Mucutujote se ha trasladado en varias oportunidades hasta
la Basílica de la Virgen en Guanare, para honrarla como ella se merece. En todo
este panorama de festividades no puede faltar el patrono de los agricultores,
san Isidro Labrador, quien también es venerado en esta comunidad y cuya capilla
le está consagrada a él.
La capilla de Mucutujote es una
joya, pues está muy bien conservada, posee la presencia constante del Santísimo
Sacramento y está resguardada por toda la comunidad, especialmente por el Sr. José
Cristino Ramírez, que es el sacristán desde hace más de 30 años. Esta capilla
tiene una capacidad para aproximadamente 60 personas, por lo que se vio pequeña
en todas las celebraciones de la Palabra.
Es
imposible hablar de Mucutujote sin hacer mención de su famoso y profesional
coro “Juventud Gaitera”, ellos son quienes animan con sus cantos, tambores,
cuatro, charrasca, furruco, maracas y mucha alegría las Celebraciones en la
comunidad. Como director del coro está el Sr. Albenis Ramírez, quien es el que
le inyecta todo el ánimo a las canciones, que entre villancicos y gaitas, el
coro canta para alabar a Dios y animar a su gente. Con una trayectoria de más
de 20 años, “Juventud Gaitera” está conformado por niños, jóvenes y adultos,
todos mucutujoteros y familiares unos de otros.
Anteriormente mencioné que la
Novena de Aguinaldo se realizaba a las 5:00am en Mucutujote, y, por las noches,
¿qué hacía?, pues bien, hubo una segunda comunidad que atendí por especial
petición del padre Jesús Quintero. Durante las tardes me trasladaba hasta la
comunidad de El Hatico, que es una localidad 100% agrícola, con menos de 20
casas y una hermosa capilla de piedras. Allí realizábamos la Celebración de la
Palabra a las 6:00pm, todos los habitantes llegaban a la capilla con su ropa de
trabajo, cansados de una jornada de esfuerzos físicos, que por la altura, más
de 4.500 m.s.n.m. les es más dificultoso. En El Hatico los frailejones adornan
el paisaje que todavía no ha sido moldeado por la mano del hombre.
Volviendo
a Mucutujote, tengo que mencionar a Doña Balbina, o mejor dicho la “tía
Balbina”, que es como la llama el Sr. Cardenal Baltazar Porras, pues esta
comunidad es mimada por el Arzobispo de Mérida desde hace varios años. Doña
Balbina se goza en decir que en su casa pernocta el Cardenal Porras Cardozo,
incluso esa habitación le pertenece exclusivamente a él, quien sin disimulo
guarda especial aprecio por la “tía Balbina” y todos los habitantes de
Mucutujote.
Finalmente
expreso mi agradecimiento al padre Jesús Quintero, por recibirme en su parroquia
y por permitirme Celebrar la Palabra en el Templo Parroquial el día 23 de
diciembre. Le agradezco el gesto de permitir que mi madre me acompañara, pues
de lo contrario, ella hubiese pasado la nochebuena en la soledad de una casa
vacía por el éxodo de venezolanos.
Gracias también a la comunidad de
Mucutujote. Me llevo en el corazón su amor, amabilidad y receptividad, y sobre
todo esas palabras de despedida que me dirigieron en la noche del 24 de
diciembre, donde me hicieron saber que oraban por todos los seminaristas y de
manera especial me esperaban para celebrar con ellos ya como sacerdote. Dios les
bendiga, mucutujoteros.
P.A
García
Para mi que soy mucutujotero pero barquisimetido por circunstancias de la vida, me llena de orgullo esas palabras que resumen el sentir de mi comunidad, Dios llene de bendiciones a todos y también a aquellos que quieran compartir nuestras costrumbres, Dios nos ha regalado ese pedacito de cielo. Gracias por sus palabra que resumen nuestra idiosincracia.
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