"COOPERATORES VERITATIS"
El 31 de
diciembre de 2022 falleció en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano el
papa Benedicto XVI, a las 9:34 de la mañana. Tenía 95 años de edad y casi 10
años de haber renunciado al ministerio petrino.
El 11 de
febrero de 2013, el día en que Benedicto XVI anunció que renunciaría al
pontificado, yo era seminarista del 5to año de bachillerato, en la Legión de
Cristo. Recuerdo que la noticia se nos comunicó en el comedor, durante el
desayuno, cuando el rector tomó el micrófono, interrumpiendo la lectura de la
Imitación de Cristo de Thomas de Kempis, para informarnos con cierta confusión
la decisión tomada esa misma mañana en Roma por el Santo Padre. Todos nosotros
quedamos muy enredados y nos cuestionábamos si era posible que una papa pudiera
renunciar. Ignorábamos las razones.
Durante
los días sucesivos estuvimos muy atentos a las noticias que nos comunicaban los
superiores con respecto al inminente cónclave y la elección del nuevo papa.
Recuerdo que en una de las carteleras comunitarias del seminario se ubicó una
imagen con las fotos de los cardenales que eran "papables" dentro de
los que se encontraba el cardenal Bergoglio, de Buenos Aires, Argentina, pero
ninguno apostó por él, nuestro favorito, no sé por qué, era un cardenal
italiano y uno brasileño, o el estadounidense de Nueva York.
Los más
nacionalistas pensábamos que había una remota posibilidad de tener un papa
venezolano, pues al cónclave asistiría el arzobispo de Caracas, el cardenal
Jorge Liberato Urosa Sabino, pero el elegido por Dios a través de los
cardenales fue el argentino.
Benedicto
XVI se notaba muy agotado, parecía cansado y sin fuerzas. Sus últimas
ceremonias públicas fueron un hermoso momento para despedir al que fue padre y
pastor universal, vicario de Cristo en la Tierra, con un pontificado impecable
y con decisiones muy importantes para la congregación de los Legionarios de Cristo,
si recordamos que fue Benedicto XVI quién desplazó definitivamente de la vida
pública y de la dirección de la Legión al fundador, el padre Marcial Maciel,
(nuestro padre) como le llamábamos. Fue también Benedicto XVI quien designó en
2010 al cardenal Velasio de Paolis como su enlace entre la Santa Sede y la
Legión, le llamábamos nuestro Delegado Pontificio y también rezábamos por él,
como por el Papa, superiores de la Legión y bienhechores.
La
noticia del fallecimiento del presidente Hugo Chávez, el 5 de marzo de ese 2013,
nos sorprendió días antes de celebrarse el cónclave en Roma. Supimos que el
cardenal Urosa ofició una misa en alguna iglesia romana por el eterno descanso
de Chávez. El cónclave vino unos días después, inició el 12 de marzo, y el
elegido salió a saludar al pueblo cristiano congregado bajo la columnata de
Bernini en la Plaza de San Pedro, el 13 de marzo tras la quinta votación. La
transmisión la vimos totalmente en vivo, gracias a un proyector que se instaló
en el comedor del seminario y a donde todos acudimos presurosos y contentos tras
conocerse la fumata blanca y escuchar el sonido de la campana que estaba prevista
para sonar en caso de conocerse el habemus papam.
Por esos
días yo había memorizado el padrenuestro, Avemaría y Gloria en italiano, por lo
que pude rezar con Francisco en su primera aparición en público desde el balcón
de las bendiciones apostólicas. Ese mismo día se quitó la foto del papa
Benedicto que presidía los salones de clases y se cambió por una del papa Francisco
saludando con su mano derecha alzada desde el balcón. Recuerdo que la foto del
nuevo papa se puso sobre la foto del que ahora llamaríamos papa emérito.
Esta fue
la segunda elección papal que he podido presenciar a través de la pantalla de
un televisor, pues la primera fue la del propio Ratzinger en 2005, ocasión que
también recuerdo con mucha claridad. Vi por televisión la agonía de Juan Pablo
II y la elección de su sucesor. En ese mismo 2005 me inicié como monaguillo y
recibí una pequeña foto de Benedicto XVI como regalo del párroco. Todavía
conservo esa foto en un pequeño portarretratos en mi habitación.
La muerte
de Benedicto XVI ha entristecido muchos corazones, el mío también. Fue un papa
maravilloso, sabio, amoroso y misericordioso. Fue traicionado por su propio
mayordomo. Fue criticado e incomprendido. Fue comparado sin razón con su
sucesor. Pero lo que lo hizo grande fue su humildad para saber retirarse cuando
ya no sentía fuerzas para continuar. La renuncia de Benedicto XVI marcó un
antes y un después en la forma de ver los pontificados en este siglo XXI. Recuerdo
que seguida de la renuncia de Benedicto le siguieron en el gesto algunos monarcas
y personalidades importantes, como S.M. el Rey don Juan Carlos I de España.
Ahora que
ha fallecido Benedicto XVI, las voces de todos los sabidos en la materia
reconocen que estamos despidiendo a un gran papa, futuro santo y doctor de la
Iglesia. Estamos seguros de que pronto se iniciará su proceso de beatificación
y canonización, para que todo el mundo sepa que la Iglesia católica es fuente
de santidad, y que Benedicto XVI ahora nos ayuda y nos acompaña desde el cielo,
porque goza de Dios.
"SEÑOR,
TE AMO", fueron sus últimas palabras antes de perder el conocimiento y
entrar en agonía. Ese mismo Señor a quien Benedicto tanto amó y sirvió ahora lo
recibe en su morada eterna, donde algún día también iremos nosotros para estar
con Dios y verle tal cual es. Amén.
P.A
García
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