domingo, 4 de marzo de 2018

Francisco Calvo Capítulo VIII Las ayudas para la predicación

LAS AYUDAS PARA LA PREDICACIÓN
En las ayudas para la preparación de una predica existen unas ventajas y peligros. Es común encontrar gran cantidad de material impreso y, en nuestros días, también electrónico, que ayude a la preparación de las homilías. En muchas ocasiones esto puede ser indicio de que el predicador no tiene iniciativa para crear él mismo su propio mensaje inspirado en la Palabra, esto puede ser consecuencia de la falta de formación bíblica o los pocos conocimientos que éste posea sobre los grandes temas de la Iglesia.  San Agustín de Hipona aprueba que algún predicador lea la homilía preparada por otro, siempre y cuando se predique la verdad de Cristo. Sin embargo, las homilías dominicales exigen de una especial preparación, y cuando el predicador se ve corto de tiempo, normalmente acude a estos textos de ayuda, que michas veces no se encuentran enmarcados en la realidad en la que  se encuentra inmersa la comunidad o la vida misma del predicador.

Para evitar el agotamiento de ideas y el mismo mensaje de la predicación a veces es necesario acudir a los materiales de ayuda, textos, libros, homilías papales, entre otros, los cuales refrescan la mente del predicador y éste encuentra un apoyo fundamental para hacer su predicación con el mismo vigor y entusiasmo. En estas homilías compartidas de otros es propicio que el predicador se sienta identificado con lo que está leyendo, incluso que sea capaz de agregar comentarios de su propia experiencia.

 Aunque los más recomendable es que el sacerdote prepare su propia homilía, es necesario acatar que  en la tradición de la Iglesia, desde los Santos Padres hasta las grandes personalidades de nuestro tiempo, existen muchas colecciones de sermones y homilías de gran valor teológico y espiritual, que sirven de ayuda a la hora de explicar la Palabra de Dios de la manera más correcta.

Las homilías ya preparadas brindan impulsos para un encuentro propio con el texto bíblico. Tienen que ser meditadas personalmente mediante un trabajo metódico. Las ayudas para la homilía pueden servir de correctivo de las propias ideas del predicador al comprobar si es capaz de atinar con el sentido principal de un texto bíblico, de mantener un contacto inmediato con la comunidad. Finalmente, las muestras de homilías pueden incitar al predicador a adquirir los correspondientes comentarios bíblicos y obras de teología, a buscar el diálogo con los oyentes y a recoger materiales para ponerse al día.

En todo este panorama existe un método de utilización de materiales, en primer lugar se debe Leer y reflexionar los materiales, luego es necesario analizar el objetivo de la predicación, posteriormente se  analizan las diversas partes en la que ha sido compuesto el material de apoyo, para finalmente elaborar la retórica, que es hacer la final adaptación al lugar, motivo o circunstancia de la predicación.

P.A
García

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