domingo, 18 de marzo de 2018

Origen y naturaleza de los Evangelios Sinópticos. Parte I

R. Aguirre y A. Rodríguez: Evangelios Sinópticos y Hechos de los Apóstoles. Capítulo 1 Origen y naturaleza de los Evangelios Sinópticos 



I INTRODUCCIÓN: muchas lecturas erróneas de los evangelios provienen de una equivocada comprensión de su naturaleza. Los evangelios nada nos dicen explícitamente ni sobre sus autores, ni sobre sus primeros destinatarios, ni sobre las circunstancias que los motivan. Los evangelios se conforman por perícopas, que son pequeñas secciones literarias de carácter unitario, con un principio y un fin bien marcados, cada una de las cuales tiene su propio género literario, es decir, pueden ser milagros, parábolas, etc. Hay tres evangelios sinópticos, es decir, con semejanzas notables, pero que sin embargo no son mera copia uno del otro.

         Los cuatro evangelios canónicos son composiciones anónimas surgidas entre los años 65-90 y que fueron reunidas en una colección alrededor del año 125. Los autores no les asignaron título específico, esto se le agregó más adelante. Evangelio es una palabra griega que significa “buen anuncio”,  su referencia más antigua se encuentra en el Profeta Isaías: 52, 7. Evangelio, para el primitivo uso de la comunidad cristiana hace referencia al anuncio oral de la salvación de Dios ofrecida a los hombres en Jesucristo, nunca hace referencia a los textos escritos. Justino es el primero en llamar “evangelio” a los textos que conocemos hoy, dejando claro que el evangelio es uno pero transmitido en cuatro versiones. En Jesucristo se realiza la auténtica buena noticia que habían vislumbrado los profetas.

           II ORIGEN DE LOS EVANGELIOS SINÓPTICOS: al hablar del origen de los evangelios es necesario mencionar las tres situaciones: la comunidad pre-pascual,  la comunidad pos pascual y la misma redacción de los textos. En torno a Jesús se conformó un grupo de discípulos, en cuyo seno se cultivó una tradición de palabras de Jesús. Desde los inicios de la predicación Jesús fue visto por la gente como un maestro y profeta; con respecto a sus discípulos no hay razones para considerarlos de un nivel cultural bajo, pues, estamos hablando de hombres de Betsaida o Cafarnaúm que viven en contacto con el helenismo. La enseñanza judía, en la cual creció Jesús y sus apóstoles consistía en repetir de memoria lo que se les ha dicho para que impriman firmemente en su interior lo que han escuchado, costumbre presente en los epicúreos y pitagóricos. Esta cultura de la memoria y de la tradición impregnaban a los discípulos de Jesús. Se sabe que la predicación del Señor no era teológica formalmente hablando, sino que usa imágenes, metáforas, simbolismos, expresiones enigmáticas y penetrantes, que facilita la memorización de los oyentes. Jesús predica en lenguaje poético, porque la realidad le habla de Dios y Dios ilumina la realidad. La predicación de Jesús invita a ser repetida y memorizada.

         Solo después de Pascua sólo podemos hablar de un cultivo de una tradición narrativa de Jesús. Sin embargo, con la tradición de las palabras de Jesús, después de la Pascua se conserva con mayor estima, hay más razones para transmitirla, pero también para reinterpretarla. A la comunidad pospascual le interesan las palabras del pasado de Jesús y también las del presente, donde se actualiza lo dicho en su predicación antes de la resurrección. Diversos factores sociales exigían la adaptación y actualización de la tradición evangélica. La traducción del arameo al griego implicaba una adaptación lingüística, además era necesaria una adaptación social y cultural del mensaje evangélico.  La tradición pospacual es fiel, viva y argumentada por unos testigos. Todo lo que se va a predicar debía estar bajo la legitimidad de los testigos que habían estado con Jesús. Así lo hace Pablo que sube hasta Jerusalén para verse con Pedro y así garantizar la comunión de la Iglesia que se está formando. Al estudiar un evangelio, es necesario preguntarnos por sus referencias al Antiguo Testamento y a la Tradición Judía. Para conocer y estudiar la Biblia primero hay que ser conocedor del judaísmo. El judaísmo desarrollo una gran labor intelectual, tenían una Escuela Elemental y una Escuela Superior, ambas centradas en la Biblia. Con la lectura de la Torá en la Sinagoga, el pueblo debía aprender a relacionar los textos, luego se hacía una traducción del hebreo al arameo, estas traducciones eran más interpretaciones populares del texto leído.

         Un paso importante en la interpretación de los textos de los evangelios es el preguntarse por el trasfondo veterotestamentario, teniendo en cuenta las técnicas derásicas judías y la interpretación del Antiguo Testamento en el judaísmo intertestamentario. La comunidad pospascual equipara la palabra de Jesús con la Palabra de Dios contenida en la Sagrada Escritura, lo que le permite a esta comunidad reelaborar las palabras de Jesús para adaptarlas a momentos y circunstancias diferentes. En la comunidad prepascual ya había algunas tradiciones de la vida de Jesús, pero fue después de la Pascua cuando se comienzan a conservar y a fijar de manera más organizada.

         De todo lo que narra los evangelios, la Pasión del Señor fue lo primero que se puso por escrito, en ella conseguimos trama y una ilación de ideas que dan indicios de ser un texto unitario, sin embargo, no escapa la posibilidad de que haya sido enriquecido con perícopas posteriores. La comunidad pospascual conserva, reelabora y transmite la tradición evangélica en todas sus facetas de la vida, conocemos, por ejemplo, que existía la catequesis, pues perseveraban en la enseñanza de los Apóstoles, (Hch. 2,42), la predicación misionera, es decir, primero a los judíos, luego a los gentiles. La comunidad vivía con frecuencia las polémicas, con judíos, con las autoridades civiles, con los paganos y con los mismos grupos de cristianos. A pesar de que eran judíos piadosos, la primera comunidad se hizo una rápidamente con el culto, la Fracción del Pan.

         En la redacción de los evangelios sinópticos, parece evidente que se hizo adhesión a los mismos de perícopas a fines, es decir, colección de relatos de la vida de Jesús, clasificados éstos en parábolas, milagros, controversias entre otros, a pesar de que la tradición evangeliza se trasmitió inicialmente de manera oral, pues sería un anacronismo pensar que los apóstoles apuntaban todo lo que Jesús predicaba. Cuando aparece la tradición escrita la oral no desapareció, sino que se llevaron juntas por largo tiempo.

         En la redacción de los evangelios sinópticos se puede asegurar que los evangelistas recogen y transmiten la tradición evangélica que existía en la Iglesia, pero, a su vez también eran autores. De aquí a que se pueda considerar a los evangelios como libros de la Iglesia, pues esa ha sido su mayor fuente, sin embargo, los evangelistas le ponen su propio estilo literario y su propia visión teológica, ya que cada uno escribe para responder diferentes realidades y a diferentes comunidades.  
               
P.A
García

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