viernes, 27 de septiembre de 2019

Coplas post mortem a la Prof. Lidi Labrador

LIDI LABRADOR

Hoy nos reúne la memoria
de una mujer cristiana
y esta noche se engalana
narrando su bella historia

De Dios siempre fue en vida
y después de la muerte también
pues no hubo mejor bien
para su alma, que la partida

Festejando el nacimiento
del Niño Dios encarnado
en vida que fue su amado
y en muerte mayor contento

Ya su tiempo ha culminado
para esta realidad humana
madre, hija, amiga, hermana
en el Señor has morado

Atenta y siempre servicial
para ayudar a quien carece
de todo, lo que más merece
es la gloria celestial

En la educación encontró labores
que dignas son de admirar
amante del bien trabajar
fue esta hija de Bailadores

San Pablo tuvo el honor
de tener a una maestra
que enseñaba bien y a diestra
cumpliendo con paz y amor

Para honrar a tan noble mujer
hacen falta mil palabras
sin embargo Dios nos guarda
y lo demuestra al creer

Dios que la quiso tanto
se la llevó para el cielo
ése es nuestro gran consuelo
que de callar ya no aguanto

Cuando se pierde a un ser querido
las lágrimas son el reflejo
de que aquel era el espejo
de Dios en la tierra sumergido

P.A
García

martes, 24 de septiembre de 2019

Resumen de la biografía de Mons. Salvador Montes de Oca

OBISPO MÁRTIR VENEZOLANO
Mons. Salvador Montes de Oca, II Obispo de Valencia, Venezuela
         Salvador Montes de Oca[1] nació en la ciudad de Carora, estado Lara el 21 de octubre de 1895, siendo bautizado el 12 de diciembre con el nombre de Andrés Salvador. Sus padres fueron Andrés y Rosario. En 1901 fue confirmado por Mons. Alvarado. Recibió la primera comunión el 7 de marzo de 1905.
        
         Hablando perfectamente el latín, en 1910, ingresa al Seminario, y fue de manos de Mons. Antonio Ramón Silva García, obispo de Mérida, que recibe la primera Tonsura y Órdenes menores. En 1914 viajó a Roma y visitó al papa san Pío X, continuando allí sus estudios, cursando con los Jesuitas la Filosofía. Enfermó en 1917 y regresa a Venezuela al Seminario de Caracas donde cursó la Teología.

         Recibe el Subdiaconado el 24 de septiembre de 1921 y el Diaconado el 22 de enero de 1922, por Mons. Alvarado. Fue ordenado sacerdote el 14 de mayo de 1922. Con tan solo cinco años como sacerdote destacado, es nombrado segundo obispo de la Diócesis de Valencia, el 20 de junio de1927, llegando a su Sede el 22 de octubre del mismo año, para el momento Mons. Montes de Oca contaba con tan solo 31 años de edad.

         Fue desterrado de Venezuela por el presidente Juan Bautista Pérez el 11 de octubre de 1929, debido a la publicación de una “Instrucción sobre el Matrimonio”. Mons. Montes de Oca no permitió el divorcio del presidente del estado Carabobo para el momento. Su primer destierro lo vive en la isla de Trinidad. En octubre de 1931 Juan Vicente Gómez le permite regresar a Venezuela.

Para la Visita “Ad Limina Apostolorum” de 1934 sufre en Roma un ataque de peritonitis, y es obligado a renunciar a su Diócesis Valenciana, acusándosele falsamente de posibles amoríos con la hermana de un sacerdote valenciano, poco amigable para él. En su segundo destierro ingresa a la Congregación del Santísimo Sacramento y luego a la Cartuja de Farneta en la Toscana.

         Asesinado por los nazis

         El 2 de septiembre de 1944 es apresado por las SS junto a los demás monjes, por haber brindado hospedaje a los italianos aliados, el padre Montes de Oca asumió la total responsabilidad de los hechos, con la característica valentía que en vida ostentó. Fue fusilado en el pueblo de Camaiore, el 6 de septiembre de 1944, antes había absuelto a sus compañeros. La roja sangre del obispo venezolano manchó gloriosamente el hábito blanco de los cartujos que llevaba encima al morir por la despiadada descarga de los fusiles nazis.

          Sus restos mortales fueron identificados años más tarde. Llegaron a Valencia donde fueron sepultados en la Catedral de esta ciudad el 15 de junio de 1947.

         Mons. Salvador Montes de Oca murió desterrado, ignorado, humillado y lo peor, traicionado por los suyos. Es el mártir de la verdad y de la doctrina católica venezolana. A lo largo de su vida confrontó con valentía y dignidad grandes dificultades provenientes de una sociedad que no lo comprendió.

P.A
García



[1]Ricardo Mandry, Douglas Morales, Simón Salvatierra, (1997), Montes de Oca. El Obispo mártir, Universidad de Carabobo, Fondo Editorial Predios, Valencia, Venezuela.

jueves, 19 de septiembre de 2019

Escatología: Consideraciones finales de la escatología.

Reflexiones sobre el libro: La Pascua de la Creación. Escatología. Por Juan Luis Ruiz de La Peña[1].

CONSIDERACIONES FINALES

El éschaton ha comenzado ya: todavía no se ha consumado. Ya, todavía no; la urdimbre del éschaton se trenza sobre esta articulación bimembre. Declarar realizada la escatología es cerrar los ojos a las actuales indignidades de la existencia, dar el visto bueno a las formas populares de inhumanismo hoy vigentes, convalidar indiscriminadamente conductas y valores que pugnan con lo que la Biblia entiende por reino de Dios.

La bipolaridad del éschaton es componente específico de la esperanza cristiana. El polo “todavía no” representa su condición de posibilidad y la reconcilia con las imperfecciones actuales de la fe y del amor; precave a los cristianos frente a la arrogante euforia y el rigorismo totalitario característico de las ideologías que creen poseer la realidad de la utopía.

Por su parte el polo “ya” faculta la esperanza para actuar en la dirección de lo esperado, pues esperar la redención es vivir como redimidos, es redimir lo aún irredento, haciendo así esperable y creíble la plenitud redentora.

Parece evidente que nuestro discurso ha de ser el de una escatología presentada desde una salvación encarnada, pues esperamos no algo, sino Alguien; al Absoluto personal, consustancial con Dios, pero también con nosotros; eterno, pero temporalizado, espiritual, pero encarnado.

Lo que el Antiguo Testamento presagiara oscuramente, a saber, que sólo puede ser la última palabra, se formula en el libro que cierra la revelación de forma lapidaria: el Verbo, alfa y principio, es omega y fin. Él es verdad, nuestra esperanza y nuestro éschaton. El don escatológico revelado en el Nuevo Testamento es de tal magnitud que, asumiendo carne, tiempo y mundo, los rebasa; los delata como estructuralmente incapaces de contenerlo en su perfil definitivo. En fin, el cristiano camina deseoso de encontrarse con Aquel que ha prometido y ha cumplido en sí la promesa de Dios.

¡Ven Señor Jesús!

P.A
García


[1] Juan Luis Ruiz De La Peña, La Pascua de la Creación, Escatología, Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), Madrid, 1996. ISBN: 84-7914-261-8

lunes, 16 de septiembre de 2019

Escatología: Sobre la espera próxima de la parusía.

Reflexiones sobre el libro: La Pascua de la Creación. Escatología. Por Juan Luis Ruiz de La Peña[1].

PRÓXIMA PARUSÍA

Jesús se identificó con la figura escatológica del hijo del Hombre. La idea de proximidad de un acontecimiento tiene su traducción más obvia en la de la cercanía cronológica, sin embargo, Jesús puede anunciar con paradójica simultaneidad el presente y el futuro del reino. Es imposible hablar de un reino a la vez presente y futuro si no se parte de una captación del presente y el futuro cualitativamente distinta a la comúnmente vigente.

En el anuncio de Jesús no se da un elemento puramente cronológico, sino la peculiar y absolutamente inédita vivencia que en él alojaba de la cercanía actual de su persona a lo anunciado; cercanía más óntico-existencial que cronológica. Jüngel opina que no es lícito interpretar las sentencias de Jesús sobre la próxima parusía según una comprensión del tiempo que, siendo la nuestra, no tiene por qué haber sido la suya.

Por un lado los discípulos son exhortados a rogar para que se acelere el proceso, “venga tu reino”, por otra parte se les incita a la paciencia ante una siempre posible dilación del plazo, Jesús sitúa por encima de lo que puedan ser sus conjeturas el designio del Padre, que acorta para los justos el tiempo de calamidades y alarga para los pecadores el tiempo de conversión.

Cuando Cristo habla de no saber ni el día ni la hora, tiende a despertar la actitud de vigilancia sin desmayo, como la actitud  específica de la comunidad escatológica. La percepción de Jesús de la proximidad del reino trascendía la pura temporalidad cronológica porque, en última instancia, brotaba de una apreciación del tiempo más en términos cualitativos que cuantitativos.

La Iglesia apostólica vivió esperando la parusía; calculando su fecha en términos de corto plazo; precaviendo contra toda sobrevaloración del factor puramente cronológica de la cercanía; exhortando a la constante preparación, porque el fin puede sobrevenir en cualquier momento; más aún, llegará de improviso, y así mismo debería vivir la Iglesia en la actualidad.

P.A
García


[1] Juan Luis Ruiz De La Peña, La Pascua de la Creación, Escatología, Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), Madrid, 1996. ISBN: 84-7914-261-8

jueves, 12 de septiembre de 2019

Escatología: La escatología en Pablo y Juan.

Reflexiones sobre el libro: La Pascua de la Creación. Escatología. Por Juan Luis Ruiz de La Peña[1].

ESCATOLOGÍA DE PABLO Y JUAN

En la más antigua de sus cartas, Pablo describe la condición cristiana con sólo dos rasgos: “servir a Dios vivo y verdadero y esperar a su Hijo Jesús, que ha de venir de los cielos”. Pero de esta esperanza no sólo son objeto los humanos, sino que lo es también todo el universo material, todo lo creado, en efecto, será consumado “el día del Señor”, es decir, en la parusía o revelación de Cristo, cuando tenga lugar la resurrección, el juicio y la historia llegará a su fin. Al igual que en los evangelios sinópticos, se da en Pablo la típica fusión de elementos presentistas y futuristas articulados en torno a la persona de Cristo.

El “ahora” que ya encontrábamos en los escritos paulinos cobra en el evangelio de san Juan un rango hegemónico. No sólo la vida eterna se posee ya ahora por la fe, sino que la parusía, la resurrección y el juicio parecen anticiparse en ese “ahora”. Para san Juan el fin ya es presente, pero este presente no es el fin; la acentuación prevalente del “ya” no induce la abolición del “todavía no”.

San Juan es el evangelista que más se ha preocupado por salvaguardar la verdad cristiana de la salvación “en la carne” contra toda ideología anti histórica y espiritualista. Por lo que atañe a Pablo, la esperanza parusíaca no es creación suya, sino adopción de una creencia de la primera comunidad cristiana.

La aseveración simultánea del presente y el futuro de la salvación no debe ser entendida como mera yuxtaposición de ambos momentos. Los bienes salvíficos se poseen en la dialéctica del ya y el todavía no; el cristiano no camina según la carne, aunque viva aún en la carne.

En Juan y Pablo vemos cómo es ya madura la esperanza en la vida y la resurrección prometidas por el Señor. Una comunidad primitiva, convencida de la predicación del Reino futuro que ya había llegado fue la base de la esperanza escatológica de los cristianos hasta hoy, pues ciertamente esperamos la parusía del Señor, con la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

P.A
García


[1] Juan Luis Ruiz De La Peña, La Pascua de la Creación, Escatología, Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), Madrid, 1996. ISBN: 84-7914-261-8

lunes, 9 de septiembre de 2019

Escatología: Futuro del Reino en Cristo el Señor.

Reflexiones sobre el libro: La Pascua de la Creación. Escatología. Por Juan Luis Ruiz de La Peña[1].

FUTURO DEL REINO

La identificación de Jesús con “el Hijo del hombre” es dinámica, no estática. La venida del Hijo del hombre se desdobla en dos etapas: manifestación kenótica “el Hijo del hombre ha venido”, y manifestación mayestática “el Hijo del hombre vendrá”. En definitiva el reino de Dios está cerca, es por eso que Jesús enseña a sus discípulos a pedir en la oración que venga el reino.

En esta sintonía de la espera del reino, Mateo presenta la parábola de la vigilancia, de las diez vírgenes, donde se trata de inculcar la necesidad de la actitud de expectación ante el evento escatológico. La realidad “reino” implantada en el “ahora” del ministerio de Jesús está abierta, inconclusa, la promesa se ha cumplido incoativamente, no acabadamente.

Su consumador será su implantador, Jesús Siervo se revelará como Cristo Señor. La escatología deviene así función de la cristología, sin embargo, el perfil del reino proclamado por Jesús como ya presente y consumado se ilustra en parábolas, dentro de las cuales podemos precisar el drama desatado por el adviento del reino y las reacciones que suscita, e implica un juicio moral.

Actualmente continúa siendo necesario el reforzamiento de una predicación que haga énfasis y tenga por base el reino de Dios, basándonos en la identificación de este reino como una promesa escatológica, pues de esta manera se abre la esperanza y el deseo del creyente a participar de la promesa mesiánica.

La escatología aquí no habla del famoso “ya, pero todavía no”, pues bien, desde esta perspectiva podemos dar a entender a los creyentes que Cristo ha cumplido su promesa y está reinando, sin embargo, no agota su poder y nos da la esperanza de plenificar (hacer pleno) dicho reino en su presencia, es aquí cuando la escatología usa su lenguaje para sembrar la semilla de la fe y de la esperanza en el alma del cristiano que lo espera todo de Dios.  

P.A
García


[1] Juan Luis Ruiz De La Peña, La Pascua de la Creación, Escatología, Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), Madrid, 1996. ISBN: 84-7914-261-8

viernes, 6 de septiembre de 2019

Resumen de la historia de Nuestra Señora de Regla de Tovar


VIRGEN DE REGLA DE TOVAR
Nuestra Señora de Regla de Tovar, imagen original y templo. Foto: Nilson Guerra 

        
La ciudad de Tovar en Mérida, Venezuela, es la capital del municipio homónimo y se enaltece en venerar como Reina y Patrona a Nuestra Señora de Regla, advocación que tiene su origen en la fe de san Agustín de Hipona, quien escribió su regla monástica al pie de una imagen de la Madre de Dios, por lo que el nombre original de esta advocación es Nuestra Señora de la Regla de San Agustín de Hipona. Hay que aseverar serenamente que los principales propagadores de la devoción a Nuestra Señora de Regla son los padres agustinos, y junto a la Regla de Tovar se incluye obligatoriamente a la Candelaria de Bailadores y a la Consolación de Táriba.

         En el presente Resumen de la historia de Nuestra Señora de Regla de Tovar no me compete innovar, sino exhibir lo que para muchos puede ser desconocido, es por eso que recurro a la fuente primaria de la historia tovareña, en este sentido al Licdo. Nilson Guerra Zambrano[1].

         Para el 30 de mayo de 1627, el pueblo de Nuestra Señora de Regla ya había sido fundado por el gritense Juan Mejía, acto para el cual no fue necesaria una imagen de la Virgen, pues se estima que el nombre del nuevo poblado pudo haber sido simplemente el consejo de dos sacerdotes agustinos, Luis Barrientos y Luis de Olmos, para el momento residentes en San Cristóbal.

Nuestra Señora de Regla de Tovar.
Foto: Pbro. Aldemar Villasmil
La imagen de Nuestra Señora de Regla de Tovar llegó a Bailadores en 1644 proveniente de Santa Fe de Bogotá, de manos del padre Luis Jover Nava, sacerdote agustino, quien en compañía del padre Bartolomé Ortiz Donoso vino a ocupar la donación que había hecho el gritense padre Bartolomé Carrero de Escalante, para fundar un Hospicio y un Convento. El Convento no se logró y el Hospicio duró poco tiempo, por lo que la imagen hubo de quedarse en el Valle del Mocotíes, en la Capilla de la misma donación, donde ya existía una imagen de Nuestra Señora de la Candelaria.

         La pequeña imagen de madera de Nuestra Señora de Regla de Tovar es una copia de la que existió en la Iglesia de San Agustín de Bogotá, que para 1644 estaba siendo construido, en sustitución del primer templo de inicio del siglo XVII. Para el año 1657 la imagen formaba parte del inventario de la iglesia de Bailadores, ubicándola dentro de un cajón a modo de tabernáculo, y con las medidas de media vara de alto. Veinte años más tarde, para 1697 ya el “pueblo de Regla” era visitado por el Presbítero Dr. Francisco de Escalante. Para 1702 se precisa la existencia de un libro de Cuentas de la Cofradía de Nuestra Señora de Regla.

        El 8 septiembre de 1709 el franciscano José Ceballos Obregón reorganizó el pueblo de Nuestra Señora de Regla de los Bailadores, por lo que la imagen pasó a presidir una sencilla capilla de paja. Luego de 55 años, el 22 de septiembre de 1764 se crea el Curato de Nuestra Señora de Regla, siendo designado como primer sacerdote el aún seminarista Diácono Francisco Javier Jiménez de Molina, de origen bogotano y de la Orden de los Predicadores, quien fue ordenado sacerdote en 1775.

Nuestra Señora de Regla de Tovar.
Foto: Pbro. Aldemar Villasmil
         De 1775 en adelante se podría traer a la palestra diferentes fechas dignas todas de rememorar, sin embargo, no compete en este Resumen de la historia de Nuestra Señora de Regla de Tovar, por lo que simplemente me agrada citar algunas fechas relacionadas a la milagrosa intercesión de la Virgen al pueblo de Tovar, presentadas por el tovareño Mario Rosales:

         Nuestra Señora de Regla de Tovar ha intercedido por su pueblo en  diferentes ocasiones, recordemos estas fechas. El terremoto del 28 de abril de 1894, el pueblo encontró auxilio y consuelo en su Patrona. En 1908 Tovar fue invadido por la langosta y la excelsa Madre abogó por el mejoramiento de la región. La oración confiada a la Virgen logro apaciguar la terrible sequía de 1912. En la peste de fiebre española de 1918, el padre José Amable Escalante deambuló la imagen por las calles de Tovar, todos rogaron esperanzados en la intercesión de Nuestra Señora de Regla[2].

         Sobre la leyenda del intercambio de imágenes:

         A la común feligresía les llama la atención el hecho de creer en la leyenda del milagroso intercambio de imágenes de Regla y Candelaria, siendo esto una imaginación de muchos que ha trascendido y que ha gustado, pues la gente, como cuento y relato maravilloso lo ha sabido transmitir.

El padre Fernando Campo del Pozo hace una ligera referencia a la misteriosa leyenda sobre el intercambio de imágenes entre Nuestra Señora de la Candelaria y Nuestra Señora de Regla, pero no da crédito a tal entelequia. En conversaciones con Mario Rosales se puede precisar lo que el vulgo tovareño ha mantenido durante mucho tiempo, sin embargo, tal intercambio tal vez nunca ocurrió, pues ya se ha dejado claro que Nuestra Señora de Regla llegó a Bailadores cuando allí ya estaba Nuestra Señora de la Candelaria, en consecuencia las imágenes nunca vinieron juntas, ni España fue el origen de ambas. Nuestra Señora de Regla es “rola”[3], sin negar que de España hemos heredado la fervorosa devoción a la virgen María.

Nuestra Señora de Regla de Tovar.
Foto: Pbro. Aldemar Villasmil
Cada 8 de septiembre la ciudad de Tovar se entusiasma en celebrar por todo lo alto la Festividad de su Patrona, a tales efectos, previo a la fiesta central se lleva a cabo la tradicional Novena en su honor, las misas de cada día de la Novena son presididas por un sacerdote diferente de la Vicaría Pastoral del Mocotíes. Para el día central, 8 de septiembre, la presencia episcopal preside la Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María y la advocación particular de Nuestra Señora de Regla de Tovar.

El nutrido pueblo, agradecido con su Madre y Reina se congrega en el hermoso Templo parroquial Santuario Diocesano de Nuestra Señora de Regla. Todos los años el espacio se queda pequeño para albergar a la cantidad de personas que acuden a venerar a la delicada imagen de rostro moreno. Cada año en particular sorprende la visita de distinguidas personalidades políticas, religiosas o sociales, pero lo más agradable de esta fecha religiosa es el reencuentro de los tovareños, que, venidos de todas partes del mundo vuelven jubilosos a los pies de Nuestra Señora de Regla.

Nadie pase este portal
sin que diga, por su vida
que María es concebida
sin pecado original[4].

P.A
García



[1] Nilson Guerra Zambrano, Mocotíes, Regla, Parroquia y Tovar, historia documentada 1558-1850, Fundación Alberto Adriani, Mérida, Venezuela, 2015, p.p. 51-54.
[2] Mario Rosales Altuve, Perfiles Tovareños, Ediciones del Ejecutivo del Estado Mérida, Mérida, Venezuela, 1993, p.p. 23-24.
[3] De origen bogotano, capital de la República de Colombia.
[4] Don Tulio Febres Cordero, Archivo de Historia y Variedades Tomo II, Parra León Hermanos Editores, Caracas, Venezuela, 1931, p. 56.

Escatología: Presencia del Reino en Jesús de Nazaret.

Reflexiones sobre el libro: La Pascua de la Creación. Escatología. Por Juan Luis Ruiz de La Peña[1].

EL REINO DE JESÚS

Jesús traspasa el umbral de la expectación para situarse a sí mismo, con su mensaje y sus gestos ministeriales, en la esfera del cumplimiento mesiánico. Una frase característica de este cumplimiento en la prédica de Jesús es la de Marcos 1,15 “El tiempo se ha cumplido”, siendo éste el término que significa la ejecución, verificación y convalidación del Reino prometido.

Lucas presenta también un factor determinante en el capítulo 17, 20 “El reino de Dios viene sin dejarse sentir”, por eso, el reino no es simple objeto de las palabras, sino también de las acciones; el “ya” de su presencia estalla en gestos llenos de profunda significación. En la comunidad de los Doce se inaugura la comunidad escatológica de las tribus de Israel, anticipándose la plenitud final del pueblo de la alianza.

Hablar del reino de Dios es afirmar categóricamente que Dios ha entrado ya en la historia, el poder del demonio se tambalea, la enfermedad y el pecado retroceden. Un factor que es interpretado como cumplimiento de las promesas del Mesías es el Espíritu Santo recibido por los Apóstoles y María Santísima en Pentecostés.
Nuestro Señor Jesucristo predicó el reino de los cielos, hoy su Iglesia lo predica a él. En principio parece que la predicación actual no tiene por objeto el reino, sino la persona de Jesús, pero no hay que dar tanto crédito a esto, pues la hablar de Jesús, de sus palabras y obras, hablamos del cumplimiento de su promesa, es decir, de la llegada de su reino.

Siempre es bueno comentar el tercer misterio luminoso, el anuncio del Reino de Dios y la llamada a la conversión, y es que es necesario que un anuncio divino requiera, para su efecto, de la conversión humana, pues este anuncio es en sí una divinización de la humanidad.

Con Jesús nos ha llegado su Reino, y él ya está reinando en el mundo, en la vida de aquellos que le siguen. Bien válido sigue siendo aquel lema de la Congregación de los Legionarios de Cristo: “Cristo, Rey nuestro; Venga tu Reino”. Cristo reina y esperamos que reine.

P.A
García


[1] Juan Luis Ruiz De La Peña, La Pascua de la Creación, Escatología, Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), Madrid, 1996. ISBN: 84-7914-261-8

martes, 3 de septiembre de 2019

Escatología: La doctrina de la inmortalidad.

Reflexiones sobre el libro: La Pascua de la Creación. Escatología. Por Juan Luis Ruiz de La Peña[1].

LA DOCTRINA DE LA INMORTALIDAD

El libro de la Sabiduría introduce en la Biblia los términos inmortalidad – incorruptibilidad, pero esta inmortalidad no es comparable con la concepción filosófica. En la Biblia la inmortalidad es fruto de una vida santa. La inmortalidad que quieren los santos es un “estar en las manos de Dios”. A los pecadores les espera una post-existencia trágica.

La vida es vida con Dios, el pecado es ya un comienzo de la muerte. Las reflexiones del libro de la Sabiduría bien pueden compararse con algunos salmos, lo que deja como refuerzo que, quien experimenta durante su existencia temporal la presencia vivificante de Dios, ve confortada su esperanza con la certidumbre de una vida mortal.

Hasta ahora vemos cómo la Teología de la promesa y la Teología de la retribución aparecen como las dos dimensiones complementarias de un movimiento cuya única meta es Dios. Es así como la esperanza encuentra su cumplimiento en la comunión eterna de la vida divina.

Con el tema de la inmortalidad reforzamos la idea de que la vida auténtica del hombre está únicamente en la comunión con Dios, es por eso que el hombre se da cuenta que es Dios realmente su mejor recompensa, en este sentido, Dios cumple su promesa, de ser el Dios de su pueblo. Como es de suponer, la “vida” de la que se nos habla en los textos sagrados nada tiene que ver con la manera de pensar de la filosofía, pues vida no es otra cosa que presencia de Dios y santidad, y muerte es, entonces, la separación de la presencia divina a causa del pecado.

Es necesario, en este sentido, seguir predicando al mundo que sí vale la pena ser fieles a Dios en esta vida, pues él será fiel con nosotros para otorgarnos la inmortalidad en su presencia, para tener vida verdadera en aquel que es el Autor de la vida.

P.A
García


[1] Juan Luis Ruiz De La Peña, La Pascua de la Creación, Escatología, Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), Madrid, 1996. ISBN: 84-7914-261-8

lunes, 2 de septiembre de 2019

Escatología: La fe en la resurrección.

Reflexiones sobre el libro: La Pascua de la Creación. Escatología. Por Juan Luis Ruiz de La Peña[1].

LA FE EN LA RESURRECCIÓN

No únicamente con los salmos místicos (16,49 y 73) se prepara el camino a la fe en la resurrección, sino también en ciertos oráculos proféticos en los que, con la simbología, se habla de la potestad de Dios sobre la muerte. Algunos antecedentes: Oseas 6,1-3, Dios hará vivir y levantará a su pueblo, esto puede dejar claro que Dios tiene el poder de devolver la vida a un organismo muerto. Ezequiel 37,1-14 menciona el prodigio de revivir los huesos secos, sólo Dios es el dador de la vida. Isaías 26,19 “Revivirán tus muertos, sus cadáveres se levantarán” aquí se ve el primer anuncio formal de una resurrección de los individuos, donde se hace énfasis en los dos verbos: revivir y levantarse, otorgándoles un matiz físico, casi biológico.

Lo primero que se tiene concretamente sobre la resurrección se encuentra en el libro de Daniel, en el capítulo 12, en el cual se demuestra que no todos, sino una parte de Israel resucitará. En Daniel la resurrección se predica ciertamente para los mártires, por permanecer firmes en la fe, y su destino sería la vida eterna. Se deja entrever que al final de los tiempos habrá un juicio discriminatorio en el que cada cual recibirá según su conducta. Todo lo anterior también lo podemos encontrar en el libro de Macabeos, en sus capítulos 7 y 12, quedando en suspenso el destino de los impíos.

En este sentido me parece interesante hacer mención de los textos del Antiguo Testamento que hacen referencia al tema de la resurrección, incluso valiéndonos de ellos debatir con las creencias erradas sobre la misma resurrección o la vuelta a la vida.

Es interesante la idea de presentar a Dios, desde los relatos citados, como el dueño y el autor de la vida, en cuya presencia viviremos y, en el día dispuesto, resucitaremos con él (con Jesucristo).

De igual manera me parece interesante el hecho de que en estos textos se tenga sólo el inicio de una disquisición apropiada sobre la vida que hay después de la muerte física. Y finalmente, es preciso presentar la resurrección como premio para aquellos que son de Dios y pertenecen a él incluso después de la muerte biológica. En este estudio vemos sólo un acercamiento a este tema tan interesante, acercamiento que deja claro desde el principio el poder infinito de Dios.

P.A
García


[1] Juan Luis Ruiz De La Peña, La Pascua de la Creación, Escatología, Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), Madrid, 1996. ISBN: 84-7914-261-8