jueves, 4 de octubre de 2018

La formación sacerdotal en Venezuela, un acercamiento desde la perspectiva actual.


LA FORMACIÓN SACERDOTAL EN

 VENEZUELA UN RETO 

COMPROMETEDOR

Foto: Pbro. Pedro Moreno

Seminarista Jesús Rubio, Filosofía II

La vida del hombre está enmarcada por una vocación, la cual varía según el lugar y la persona, se nace para crecer, y ese crecer significa una superación, en varios ámbitos. La persona va superando algunas entapas en su vida, y se va encontrando con una gama de carreras, bienes, comodidades, etc, en fin, el hombre nace y crece para poder superarse y ser alguien, poder vivir cómodamente y lo más importante sentirse feliz con lo que hace y realiza.

En esta nota informativa, lo que se quiere dar a conocer es, qué es una vocación sacerdotal y cómo nace la misma, cuales son los retos y desafíos con los que se puede encontrar un seminarista y porque no, un miembro del equipo formador, sabiendo que para ninguno de los dos es fácil, la tarea encomendada, por ello se hace necesario que cada uno se deje conducir y guiar por la gracia del Santo Espíritu de Dios.

Por otro lado, tener la capacidad de analizar la verdadera situación, por la que pasa nuestra Iglesia, sabiendo que nos rodea una crisis vista desde dos puntos distintos; la primera una crisis vocacional, por una serie de factores influyentes, y luego una crisis país; es así como nace la gran pregunta, ¿Cómo responder en medio de esa crisis? Dejarse guiar por el amor del Padre. 

Seguir al Señor implica dejarlo todo:

Por ello, es necesario recordar las palabras de Evangelio de Mateo donde narra que, “Muchos son los llamados y pocos los elegidos” (22:14), en el caso nuestro, solo queremos hacer alusión al llamado sacerdotal, y es que el Señor toca nuestra puerta, y nos llama a su encuentro, el encuentro con el Señor conlleva dejarse moldear por su acción salvífica, luego dejarlo todo, y, ¿qué es ese todo? Comodidades, familia, casa, dinero, vienes, amigos, etc, una cantidad innumerable de factores que allí se hacen presentes.

Luego de ser llamados, son destinados a trabajar en pos del Señor, anunciar la Buena Nueva de su Reino, llevar esperanza al que sufre, dar su vida por aquellos hermanos que se sienten explotados, solos y deprimidos, el sacerdote es un hombre tomado entre los hombre y constituido a favor de los mismos, que siente padece y sufre con el hermano que se encuentra a su lado.

La formación

Hemos hablado de un llamado, ¡ojo!, pero no olvidemos que cuando el Señor llama a sus discípulos los invita a la montaña, primero a orar, y luego los enseña, los educa, y los envía, Él los enseña para que, lo que hablen sea Palabra de Dios, y no palabra propia. Formarse significa dejarse moldear por el Espíritu Santo.

La formación de los futuros candidatos al ministerio sacerdotal está enmarcada por algunas normas, reglar y criterios, por las que lógicamente se debe de regir cualquier institución, por ello, el sitio donde se forman estos, es el seminario, allí se llega como piedra en bruto, y es aquí donde juegan un papel importante los presbíteros, ya que son los encargados de formar a los mismos, de trabajar con ellos, de moldearlos, de animarlos, de aconsejarlos, de poner en práctica todas esas obras de piedad que en algún momentos adquirieron en su formación.

Los formadores juegan un papel esencial en la formación, son ellos los que ayudan al candidato, a ver, con caridad esas cosas que no son buenas para el crecimiento humano, van trabajando los dos en comunión con Cristo dueño de la vocación, cinco dimensiones, que la Iglesia propone las cuales le ayudaran al mismo hacerse muchas preguntas, y así poder deshacerse de aquello que en el camino no es necesario para su enriquecimiento vocacional.

Crisis vocacional

En algunos momentos se cree que la crisis es mala o es piedra de tropiezo en el camino, pero no, todo lo contrario, la crisis ayuda a que el candidato, se cuestione en torno a su vocación, le ayuda a pensar, indagar, profundizar, y así poder comprender que en la vida, lo que se va realizando tiene que ir orientado por la mente, para así madurar y discernir cada una de las decisiones a tomar por parte del mismo candidato ya que él es el protagonista de su formación, cada una de las decisiones a tomar deben de estar consultadas con el Espíritu Santo.

Es necesario recordar las palabras de Santa Teresa del Niño Jesús, la cual aprendió a no tomar decisiones en tiempos de crisis, en tiempos fuertes, y así como ella muchos más santos que se han desgastado por anunciar el Reino de los cielos, ya que esto no es una tarea fácil, implica muchos sacrificios y además mucha maduración por parte de la persona que se está configurando con Cristo, pastor supremo.

Las crisis vocacionales se solucionan con la ayuda del Señor el cual da el aliento para poder continuar en el camino, y además es tan noble que coloca un director espiritual, el cual ayuda a orientar nuestra vida hacia la presencia del Señor. Cuando sientas que ya no puedes más, mira hacia atrás y observa todo el recorrido que llevas. ¡Animo!

¿Formarse en Venezuela?

La formación sacerdotal en Venezuela, los últimos años ha jugado un papel muy importante, recordemos que los seminaristas son los sustitutos de los sacerdotes mayores y esto es una cadena que no se rompe, unos salen otros entran y así sucesivamente.

Venezuela los últimos años ha pasado y sigue pasando por una situación precaria, fuerte, desagradable, que acaba y frustra los sueños de muchas personas, en especial de esos jóvenes que todos los días salen de sus casa con un bolso, una maleta, etc, y cruzan la frontera de nuestra nación, en busca de nuevas expectativas, nuevos horizontes, dejándolo todo como el mismo Jesús, en ellos vemos a ese hermano que sufre con dolor, porque no puede superarse.  

Son muchos los jóvenes que en algún momentos han tenido que dejar el seminario, por falta de dinero, por falta de medicamentos, o mejor dicho por alguna enfermedad, ¿esto es justo?, ¡no lo es!, por ello cuando un seminarista deja el aula de clases, estamos hablando de un sacerdote en potencia que deja todo para poder ayudar en su hogar de distintas maneras.

La formación en Venezuela va adjunta a muchos retos y desafíos que la misma realidad presenta, y no solo es un reto para el seminarista que decide aceptar el llamado del Señor diciendo ¡sí! Al mismo dueño de la mies, sino también para cada uno de los miembros del equipo formador, teniendo en cuenta que el estar en un seminario a ellos no les asegura nada, ya que los mismos realizan su trabajo sin ningún interés. Pero como muchos de ellos lo expresan, que todo sea “Ad gloriam Dei”, para la gloria de Dios.

Por ello, a cada una de las personas que lean este apartado, no olviden orar incesantemente por el aumento y perseverancia de las vocaciones hacia la vida sacerdotal, religiosa y misionera, para que haya jóvenes dispuestos a donar su vida desinteresadamente al servicio de los más necesitados.

Un reto que imprime compromiso

Y por qué un reto que imprime compromiso, esto ya tiene que ver un poco con los que dirigen el seminario. Imprime un compromiso, porque no es cualquier cosa lo que el obispo les encomienda, (equipo formador) es formar al futuro clero, es formar a los futuros pastores, formar a los futuros obispos y porque no, al futuro sucesos de Pedro.

Por esta razón y muchas más, no es fácil estar en un seminario, los sacerdotes tienen muchos compromisos, solventar el servicio de la casa, para que todo este en su debido lugar y como es debidamente, buscar la comida, para que no falten los alimentos necesarios, y los formandos puedan responder de la mejor manera. ¡Esto no es fácil!

Y el reto de formarse en Venezuela está en que, el joven termine todos sus estudios y pueda recibir su debida ordenación, y no decida irse del país, sino seguir luchando y viviendo con los hermanos que se encuentran solos y desamparados, un reto que es un poco fuerte, porque, pareciese que no se encuentra la salida necesaria de la crisis que se atraviesa como país, pero con la compañía de María en la advocación de Coromoto, pronto brillara la luz para Venezuela. ¡Animo!

“Señor danos Sacerdotes según tu Corazón”

Seminarista Jesús Rubio, Filosofía II.
   

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