COLOMBIANOS
De las numerosas maneras que tenía la Legión de Cristo para
animar a sus jóvenes internos, a fin de que fueran cada día mejores jóvenes,
entregados a la respuesta de una vocación celestial, había una de particular
característica, y era recibir cartas motivadoras, escritas por hermanos
precandidatos de otros frentes o Apostólicas (seminarios menores) que la Legión
tiene en diferentes lugares del mundo, sin embargo, las cartas llegadas a la
Apostólica de Mérida, por razones de cercanía, venían de la vecina y hermana
República de Colombia, donde también existe un “Centro Vocacional”.
Era todo un espectáculo cuando, al ser
reunidos todos en el aula de clases, el Prefecto de comunidad se paraba en
frente de todos con un montón de cartas, que no venían en sobres, y, una a una,
iba leyendo el nombre del destinatario, por lo que cada uno, al escuchar su
nombre debía ponerse de pie e ir a retirar la carta de la mano del Prefecto; en
otras oportunidades, el mismo Prefecto pasaba por el pupitre del destinatario,
dejando la carta sobre la mesa, ocasionalmente las ordenaba conforme la
distribución de los alumnos en el aula, que, al igual que en la capilla era de
orden ascendente, los más bajos de estatura primero, los más altos al final.
Yo recibí dos cartas de precandidatos
colombianos, nunca los conocí personalmente, es de suponer. Ellos fueron Pablo
Chararro Fonseca y Milton Santiago García Cuesta. Escribían desde el Centro
Vocacional Santa María de Altamira, Rionegro, Antioquia, Colombia. La grafía de
estos jóvenes era de dificultosa lectura, lo que me da a entender que eran
nuevos en su Apostólica, de lo contrario ya habrían mejorado su manera de
plasmar la letra sobre el papel. No había errores ortográficos ni de puntuación,
seguramente fueron corregidos algunos borradores, antes de plasmar la final,
que llegó a mis manos y las cuales conservo.
La primera carta dice así:
Frente de Venezuela Apostólica
18/junio/2012
Estimado en Cristo: H. Pedro Andrés García
Barillas pcLC
Es
una inmensa gracia, el vernos invitados por Cristo a seguirle en este mundo,
donde, la gente cada vez se preocupa menos por Dios y más de sí mismos. Es por
ello, que nuestro sí a Dios, ahora, tiene más mérito que un sí en tiempos
pasados. Y ahora, hermano Pedro, que inicia una nueva etapa en su vida con
Dios, le animo para que a pesar de las dificultades y de las adversidades,
pueda, al igual que María, decir siempre sí a Dios “fiat”.
Le
encomiendo es mis oraciones y espero contar con las suyas.
H.
Pablo Chararro Fonseca pcLC
Bogotá.
Colombia.
De esta primera carta resalto la idea
principal, es un auténtico privilegio entregar la vida a Dios, conciencia que
tiene éste Pablo y todos los legionarios de Cristo de manera enfática, por su
mismo carisma y apostolado. Luego me agrada ver, ya al final de la breve
misiva, una referencia a María Santísima, con su tradicional latinismo “fiat”,
que no significa Federatione Italiana di
Automovile di Turismo, sino que manifiesta la disponibilidad de la doncella
con un solemnísimo “hágase”, o “que se haga” en Ella tal como el Ángel le ha
anunciado.
La segunda carta, que por poco se lee
como telegrama, por su brevedad, reza así:
¡Venga Tu Reino!
23-julio-2012
H. Pedro
Andrés García Barillas pcLC
Después
de saludarle y desearle éxitos en su vocación, quisiera invitarlo a que
aproveche al máximo las oportunidades que le da la Legión para vivir cerca a
Cristo y crezca cada vez más en su vocación. Le pido por último que rece mucho
por los hermanos de 11° de acá de Colombia. Gracias.
Afectísimo
en Cristo
H.
Milton Santiago García Cuesta pcLC
En ésta segunda carta, Milton comienza
con el membrete propio de los documentos escritos de la Legión, ¡Venga tu
Reino!, cuestión que curiosamente olvidó Pablo, el primer emisor. Aquí se
manifiesta otras de las glorias de la Legión, cosa que todos debemos reconocer,
y es que la vivencia de la rutina de la Apostólica es realmente un sinfín de
oportunidades para estar cerca de Dios, conocerlo, tratarlo y experimentarlo.
¡Aplausos por eso! Pocas instituciones educativas de la actualidad, de índole
eclesiástico, pueden proveer lo que la Legión de Cristo ha venido haciendo: un
oasis de santidad.
Finalmente quiero mencionar que dichas
cartas recibidas tenían contestación, pero no recuerdo con precisión lo que en
ellas pude escribir, no guardo copias de las contestaciones a Pablo y Milton, y
sinceramente espero que estos dos jóvenes hayan perseverado en su entrega a
Dios dentro de la Legión de Cristo.
P.A
García
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