La Teología, Ciencia de Salvación[1]
En qué consiste la doble acepción de la palabra Teología
La palabra Teología, debe ser entendida como la ciencia de Dios, sin
embargo, esta misma palabra puede ser comprendida en dos sentidos: objetivo y
subjetivo. “En sentido objetivo significa la ciencia que tiene a Dios por
objeto, y en sentido subjetivo es la ciencia que Dios mismo posee y que
comunica a los hombres por su gracia”[2].
En el sentido subjetivo,
“la Teología es la ciencia que tiene Dios de sí mismo y del mundo creado”[3].
Dios se conoce a sí mismo y conoce a los demás objetos como participaciones
suyas, pues por Él han sido creados, conocimiento que a su vez comunica
gratuitamente a los hombres de dos maneras: la primera en la visión beatífica
de los santos, es decir, una manera perfecta; y la segunda en la revelación y
en la fe, es decir, de manera imperfecta, pero sin menguar profundidad[4].
El Verbo de Dios lo conoce
todo y lo comunica a los hombres por medio de la revelación; “así, mientras que
por la creación la sabiduría de Dios se ve como aprisionada en las cosas
creadas, por la revelación esa sabiduría se humaniza en la palabra de los
profetas, y después se encarna en Cristo Jesús”[5].
En el sentido objetivo, la
“Teología es la ciencia que tiene como objeto a Dios, y esta ciencia a su vez
puede considerarse como la suma de los conocimientos humanos sobre Dios”[6].
La Teología exige una triple ciencia: “la que se obtiene por reflexión sobre el
mundo creado, la que procede de la palabra de Dios a los hombres, y finalmente
la que se deriva de la visión misma de Dios”[7],
lo que genera una triple Teología: la Teodicea o Teología natural, la Teología
propiamente dicha o Teología del homo
viator y la Teología de la patria, o el conocimiento de los elegidos[8].
Cada una de ellas es Teología ´ciencia de Dios´, pero se diferencia de las
otras dos por su manera de alcanzar el objetivo:
La Teología natural alcanza a Dios por medio de las obras de la creación
y por la luz natural de la razón. La Teología propiamente dicha alcanza a Dios
por la palabra y el testimonio de Dios sobre sí mismo, y por la luz de la razón
iluminada por la fe. La Teología de la patria conoce a Dios en su esencia y por
la luz de la gloria[9].
En sentido estricto ¿Qué es
Teología?
La Teología, es su sentido propiamente dicho es ´la ciencia de Dios´,
“de Dios tal como se nos ha dado conocer por la revelación, y en la medida en
que esta revelación puede introducirnos en un conocimiento más profundo de su
misterio íntimo”[10]. La Teología se basa
necesariamente en los datos de la revelación que han sido acogidos por la fe,
diferenciándose de las demás ciencias que versan sobre los datos de la
experiencia[11].
Caracteres de la Teología:
Histórico
Dios se revela en la historia y por la historia, por ello la Teología ha
de referirse a la historia de la salvación, sin ser una reflexión sobre un
sistema de proposiciones abstractas, sino sobre unas intervenciones libres de
Dios en la historia. No puede haber Teología sin referencia a la economía de la
manifestación de Dios, economía que es presencia en el tiempo[12].
Cristológico
La historia de la salvación se centra en Cristo, anunciado y preparado
por el Antiguo Testamento. El la centralidad del Nuevo Testamento en los
Evangelios es Cristo, en su vida y en su obra salvífica, por lo que toda
Teología es cristológica, ya que se conoce a Dios a través de Cristo: en
resumen, no hay Teología sin Cristología[13].
Eclesiológico
La Palabra de Dios es recibida por la Teología en la Iglesia;
gestionando su comprensión e interpretación dentro de la Iglesia y como
auxiliar de ésta, por lo que su reflexión debe efectuarse en relación con los
teólogos del pasado y del presente, en consecuencia no puede haber Teología sin
referencia a la Iglesia, de ahí su carácter eclesiológico[14].
Antropológico
La Teología es revelación al hombre del misterio de Dios, que se inclina
sobre él para cubrirlo con su amor, por eso, naturalmente el hombre está
llamado por el amor para que participe de la vida de Dios, o para que tenga
vida en Dios. Es por eso que la Teología habla de Dios a la par que habla del
hombre, y a la inversa no podría la Teología hablar del hombre sin hablar de
Dios, es por eso que sin antropología no hay Teología[15].
Cristo como objeto de la Teología
Por consenso general se afirma que el objeto de la Teología es Dios, sin
embargo, teólogos como E. Mersch y la Teología kerigmática, opinan que el
objeto de la Teología es Cristo[16].
Al respecto se pueden hacer algunas disquisiciones pertinentes.
Mersch cree que el objeto
de la Teología es el Cristo místico, considerando que el objeto material de la
Teología es doble: “por una parte el objeto principal, Dios, y por la otra el
objeto secundario, las obras de Dios; y entre ellas, como obra principal, está
el hombre”[17], de ahí que la Teología
tenga que abarcar este doble objeto, que no es otro que el Cristo total o
Cristo místico, ya que, por un lado Cristo es Dios y por otro es el
Hombre-Dios, con toda la humanidad que se le ha incorporado, como lo afirma la
Revelación[18].
Esta concepción de Mersch,
lejos de tener algún peligro, es fácilmente atendible al precisar que el objeto
de la Teología es Dios y su misterio en su conjunto, sin embargo, podría
hablarse de una sistematización de la Teología, donde cabría perfectamente este
postulado de Mersch[19],
sin menguar la importancia de la Relevación de la Trinidad Beatísima, Dios
Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Por otro lado está la
conocida postura de la Teología kerigmática, que ha propuesto, como Mersch, una
sistematización cristocéntrica, pero ha ido más allá, pues pone a la palestra
una doble Teología con un doble objeto[20],
siendo el peso histórico el siguiente:
Conmovidos por las quejas de los pastores de almas sobre la ignorancia y
la mediocridad de vida de sus feligreses, cierto número de teólogos creyeron
que la razón de ello estaba en una presentación deficiente del cristianismo y
en una enseñanza poco adecuada de la Teología[21].
Como consecuencia de esto,
se creyó conveniente separar de la Teología tradicional, un apartado pastoral
que llamaron Teología kerigmática, es decir, de la proclamación, encargándose
ésta de la predicación en general, y aquella del acontecer científico, esta fue
la doble concepción de la Teología, una del intelecto y otra del corazón[22].
Finalmente, aunque la
proposición Teología kerigmática fue bien recibida desde su exposición, fue
rechazada por la Iglesia al considerar que:
No podría ser fiel a su objeto una ciencia teológica que en lugar de
ocuparse de la comprensión del mensaje revelado se dedicara a promover la piedad
de sus partidarios; y no porque esto último fuera indeseable, sino porque no es
la materia que corresponde a la Teología[23].
Conclusión
La Teología, en nuestros
días, debe ser comprendida y estudiada desde la auténtica interpretación de la
Palabra de Dios revelada, cuyo oficio, en palabras del Catecismo de la Iglesia
Católica en su numeral 99, “ha sido confiado únicamente al Magisterio de la
Iglesia, al Papa y a los obispos en comunión con él”[24],
valorando de igual manera el trabajo individual de tantos estudiosos, por los
cuales la ciencia misma contribuye con la misión de la Iglesia.
P.A
García
Bibliografía
Congregación para la Doctrina de
la Fe, 2008. Catecismo de la Iglesia Católica. 12 ed. Caracas:
Trípode.
Latourelle, R., 2020. La
Teología, Ciencia de la Salvación. [En línea]
Available at: http://www.edoctusdigital.com/newpage87.htm#TOC8
[Último acceso: 16 octubre 2020].
[1] El texto base
para la realización de este trabajo manifiesta en nota marginal:
NOTA: El texto de estas páginas es una versión condensada del libro titulado
“La Teología, Ciencia de la Salvación”, escrito por René Latourelle.
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