martes, 6 de octubre de 2020

Fundamentos básicos de la Filosofía platónica y aristotélica desde el Helenismo y el Platonismo

Las reflexiones filosóficas previas a Platón y Aristóteles son conocidas como la filosofía presocrática, de la cual ya se ha tratado anteriormente, por eso, lo que en este trabajo se hace necesario es presentar los fundamentos básicos del platonismo y del aristotelismo, haciendo de ellos una visión muy general, por no ser materia de este ensayo, caer en detalles que, aunque importantes, harían interminable el cometido inicial.

Platón

        El más popular de los discípulos de Sócrates es Platón, nacido en Atenas, de familia noble, en el 427 a.C., y fallecido a los ochenta años de edad en el 347 a.C. Fundó la Academia en honor de Academo, en el 387, para dedicarse a la escritura y la enseñanza de su filosofía, contando con la presencia de su gran discípulo Aristóteles[1].

Principio del conocimiento

         En Platón, el principio del conocimiento es bastante cercano a la famosa suposición de Crátilo ´es muy sencillo: quien conoce el hombre conoce también las cosas´[2], por lo que se argumenta en este principio del conocimiento que:

a) «Quienquiera que concedió los nombres es indudable que los formó de acuerdo con su noción de las cosas, pero él pudo haberse equivocado; b) El conocimiento de las cosas no puede depender exclusivamente del conocimiento de los nombres, puesto que tiene que haber existido un primer creador de los nombres, y ¿cómo pudo él obtener su conocimiento? Las cosas, pues, deben ser conocibles, de algún modo, de una forma directa ´por sí mismas y mutuamente´, y la corrección de los nombres, como él le dijo a Hermógenes debe ser comprobada por su capacidad para distinguir las esencias o la naturaleza inherente, de las cosas[3].

Con esta sencilla concepción, Platón da fuerza al antiguo adagio griego ´conócete a ti mismo´, para dar razón del conocimiento universal, sin tantos rodeos, reconociendo la posibilidad de conocer de forma directa las cosas.

Reminiscencia

        La reminiscencia de Platón viene a darse como consecuencia de su principio del conocimiento, en el que se pone de manifiesto el recuerdo de haber conocido las cosas de manera inmediata, de aquí que Platón llamara reminiscencia al:

Recuerdo que tiene el hombre en este mundo de la vida anterior en que contemplaba de un modo inmediato y directo las ideas. La reminiscencia explica, según Platón, la aprehensión actual de las ideas a través de las sombras de los sentidos y constituye la única fuente de conocimiento verdadero. La reminiscencia no es, empero, sólo el fundamento del saber verdadero, sino una de las pruebas principales de la inmortalidad del alma. Pues ´si este principio es exacto —escribe Platón en el Fedón— es indispensable que hayamos aprendido en otro tiempo las cosas de que nos acordamos en éste, lo cual sería imposible si nuestra alma no hubiera existido antes de asumir forma humana´[4].

        Además, lo que plantea Platón con su reminiscencia es la misma inmortalidad del alma, pues lo que ésta puede conocer, no es más que recuerdos de lo que antes ya había conocido, dándose a entrever una existencia previa, y por ende, la inmortalidad misma.

Grados de conocimiento

         Como todo objetivo sistemático de la filosofía, Platón se detiene también a proponer unos grados del conocimiento, capaz de sintetizarse de la siguiente manera:

1, Conocimiento sensitivo, que tiene por objeto los seres materiales y sensibles (sentidos). 2, Conocimiento racional discursivo, que versa sobre el concepto de número y de cantidad (imaginación, razón discursiva). 3, Conocimiento racional intuitivo, que versa sobre los seres carentes de toda materia y de toda cantidad (entendimiento)[5].

         Son, en consecuencia para Platón, los tres grados del conocimiento: los sentidos, la imaginación discursiva y el entendimiento, encargándose cada uno de estos, como ya se ha visto, de diferentes facetas del saber al que el hombre podía acceder.

Las ideas

         Lo que a continuación presenta Platón es una aspiración hacia una ´realidad absoluta´, “la cual se concreta en su teoría de las Ideas con la que trata de dar respuesta a los tres grandes problemas: del ser, del saber y del obrar. Este sería quizá el orden más lógico de exposición del platonismo”[6].

        En este sentido:

La teoría de las Ideas no sólo ofrece a Platón una solución del problema del ser y de la ciencia, sino también la orientación para el sentido práctico de la vida humana. Sus creencias escatológicas en la preexistencia, la inmortalidad y la transmigración de las almas le sugieren otros medios extra racionales para trascender la relatividad de los seres del mundo sensible y llegar a la posesión del Absoluto[7].

Nótese cómo la filosofía se va despegando poco a poco de la tierra, para ir más en busca de lo que será llamado ´lo trascendente´, en este sentido, “a este ser verdadero, distinto de las cosas, es a lo que Platón llama idea”[8].

Para Platón, la palabra idea viene a significar figura o aspecto, es decir: “aquello que se ve, en suma. También se traduce, en ciertos contextos, por forma”[9]. Pero estas ideas han de comprenderse desde el ser de las cosas, en las que:

Ese ser subordinado y deficiente, se funda en el de las ideas de que participan. Platón inicia la escisión de la realidad en dos mundos: el de las cosas sensibles, que queda descalificado, y el de las ideas, que es el verdadero y pleno ser[10].

         Se tiene entonces que, existe una necesidad de la idea:

1 Para que yo pueda conocer las cosas como lo que son. 2 Para que las cosas, que son y no son —es decir, no son de verdad—, puedan ser. 3 Para explicarme cómo es posible que las cosas lleguen a ser y dejen de ser —en general, se muevan o cambien-, sin que esto contradiga a los predicados tradicionales del ente. 4 Para hacer compatible la unidad del ente con la multiplicidad de las cosas[11].

         Platón inscribe su filosofía dentro del ámbito del idealismo, la doctrina que afirma que es la idea el punto de partida para el conocimiento, afirmando al mismo tiempo que deber ser la propia conciencia y no los fenómenos ilusorios del mundo, el objetivo de la reflexión filosófica, por lo que este idealismo atribuye un papel protagónico a la mente, afirmando que no existe nada más allá de las ideas de la mente, por lo que lo verdaderamente real es el pensamiento[12].

Inmortalidad del alma

        Con la teoría de la reminiscencia se explicaba someramente la razón por la cual Platón creía en la inmortalidad del alma. Sin embargo, es menester profundizar más, para saber que:

La inmortalidad, del alma, necesaria para justificar la tarea de la filosofía, es demostrable justamente sobre la base de la doctrina de las ideas. El alma, en efecto, es, al igual que las ideas, invisible, y por tanto, presumiblemente, también indestructible. Además, la reminiscencia es otra prueba de su inmortalidad en cuanto demuestra su preexistencia. En fin, si se quiere comprender la naturaleza del alma, es preciso buscar de qué idea participa; y esta idea es la vida. Pero participando necesariamente de la vida, el alma no puede morir; y al acercarse la muerte, no resulta víctima de ella, antes bien, se aleja sin sufrir daños y conservando la inteligencia[13].

         En el contexto histórico y cultural en que se desenvuelve Platón, tal idea es revolucionaria, pues plantear la inmortalidad del alma podría estar más de la mano con la reencarnación, y a esto ciertamente apunta, sin embargo, su teoría ´de la inmortalidad del alma´ puede ser compatible, hasta cierto punto, con el cristianismo, aun cuando en éste sea inadmisible la idea de la reencarnación.

Mundo suprasensible y mundo sensible

         Platón parece dejar claro que no se conforma solamente con lo que puede ver, aunque esto sea lo único real de lo que se tenga certeza filosófica, sin embargo, postula lo siguiente:

Los hombres, mientras viven encerrados en su cuerpo, solamente pueden ver las cosas del mundo sensible, que no son más 'que imágenes o sombras de las verdaderas realidades, hasta que la Filosofía y la Dialéctica les libertan de sus cadenas y les permiten contemplar el mundo ideal, cuyo Sol es la Idea de Bien[14].

         Dejándose a entrever la famosa aseveración platónica en la que se concluye que el cuerpo es la cárcel del alma. De aquí que sea capaz de llevar adelante su dualismo para distinguir don regiones de lo real, a saber:

El mundo sensible (de las cosas) y el mundo inteligible (de las ideas), que simboliza en dos segmentos de una recta. Cada una de estas dos regiones se divide en dos partes, que señalan dos grados de realidad dentro de cada mundo; hay una correspondencia entre las primeras y las segundas porciones de los dos segmentos. Por último, a cada una de las cuatro formas de realidad corresponde una vía de conocimiento; las dos que pertenecen al mundo sensible constituyen la opinión o dóxa; las del mundo inteligible son manifestaciones del noüs[15].

Influencia del Platonismo en la Filosofía Occidental

Lo primero en precisar es que el concepto de iluminación le viene a san Agustín de la filosofía platónica, es decir, del neoplatonismo, y  por supuesto de las Escrituras, pero en lo referente al platonismo, ya en el libro VII de ´República´ considera Platón la idea del bien como última y suprema en el orden de lo cognoscible, por otro lado, en las Escrituras y sobre todo en el Evangelio según Juan, encuentra san Agustín que el Verbo es la luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo, y por quien han sido hechas todas las cosas según su modelo[16]. Por lo que se concluye que el pensamiento agustiniano es un neoplatonismo cristiano.

Platón tuvo mucho que ver en la teoría creacionista, por la cual se viene a considerar que:

Los seres humanos ya no son compuestos ocasionales de materias y formas que se unen y separan indefinidamente en el juego de la naturaleza, sino criaturas llamadas a existir según un plan de Dios sobre ellas. El mundo no es eterno, y la esencia de las cosas no es sino el ejemplar o idea que Dios imprime en ellas, comunicándoles su propia forma y ordenándolas a su perfección[17].

Aristóteles

        Vivió entre los años 383-322 a.C., había nacido en Estagira, ciudad de Macedonia, y en sus inicios dentro de la filosofía fue discípulo de Platón por veinte años, además, una vez muerto su mentor, fue profesor de Alejandro Magno, para luego, en el 335, fundar el Liceo en Atenas[18].

         Las enseñanzas de Aristóteles son uno de los grandes tesoros del mundo y la cultura occidental, pues es considerado por los matemáticos como el padre de la lógica, y por los científicos como el padre de las ciencias naturales, pues fue el primer filósofo que se detuvo en la observación de la naturaleza, además, sus reflexiones éticas y metafísicas continúan embelesando a los estudiantes de filosofía de todo el mundo[19].

Grados de conocimiento

         En la Metafísica, Aristóteles plantea la cuestión del saber por excelencia, es decir, la Filosofía primera, en este sentido deja claro que “todos los hombres tienden por naturaleza a saber”[20], en este sentido existen unas sensaciones que suponen un saber, que se da en hombres y animales, que es la ´memoria´, que por la permanencia del recuerdo permite aprender[21].

         Luego, el hombre tiene modos superiores de saber, el primero de ellos es la ´experiencia´, que es una familiaridad con las cosas, de manera inmediata y concreta; después lo supera el ´arte´ o la ´técnica´, que es un saber hacer, dando una idea de las cosas; por fin se llega a la ´sabiduría´ o ´sofía´, siendo éste un saber supremo que dice lo que las cosas son y por qué son[22].

         Finalmente, Aristóteles plantea la ´episteme´, que es el saber demostrativo, la verdadera ciencia, en cuya intuición de los principios, se obtiene el ´nous´, que con la ´episteme´ compone la verdadera filosofía[23].

Clasificación del conocimiento

Para Aristóteles, es necesaria la división de las ciencias, esto es, del conocimiento, y fundamenta dicha clasificación “en su concepto pluralista y analógico del ser”[24]. El libro VI de la Metafísica responde a toda esta división de las ciencias en:

Teoréticas, prácticas y poéticas. Hay tres clases de las primeras: Física, que tiene por objeto las sustancias móviles e inseparables de la materia; Matemáticas, que versan sobre objetos inmóviles, pero inseparables de la materia, y Teología, que se ocupa de la sustancia separada, eterna e inmóvil, y que es la ciencia suprema, porque «la ciencia más alta debe tener por objeto el ser más excelente»[25].

Además, esta clasificación aristotélica de las ciencias es completada con la división en ciencias prácticas, entre las que menciona:

La Política, que tiene por objeto el gobierno de la ciudad (polis); la Económica, a la cual corresponde el gobierno de la casa (oikós), y la Monástica, o Etica, a la que le compete la dirección de la vida individual. A éstas hay que añadir las ciencias poéticas o productivas, que tienen un valor científico mucho menor y que propiamente entran en la categoría de artes. La enumeración es variable en los distintos lugares, mencionando la Medicina, la Gimnástica, la Estatuaria, la Música, la Dialéctica, la Retórica, la Poética, etc[26].

El Ser

Aristóteles concibe al ser real de manera plural y con múltiples modalidades, por lo que no es uno, como manifestaba Parménides. En este sentido:

El ser se concibe y se predica de todos los seres, pero no unívocamente, pues todos los seres son distintos, ni tampoco equívocamente, pues todos los seres tienen algo de común, sino análogamente, en cuanto que, dentro de su diversidad, todos ellos Pueden referirse a lo que tienen de común, que es el ´ser´[27].

         En concreto, Aristóteles plantea que el ser puede explicarse de cuatro formas, estas son: “1, el ser por esencia o por accidente; 2, según las categorías; 3, el ser verdadero y el ser falso, y 4, según la potencia y el acto”[28].

Sustancia

La sustancia es el sentido más fundamental del ser, dependiendo los demás modos de este, ya que todos son sustancias o afecciones de la sustancia, en este sentido, el color es color de una sustancia, y si se dice tres se hace referencia a tres sustancias, encerrando la privación la misma referencia[29].

Para que haya una ciencia tiene que haber una unidad, una cierta naturaleza, según la cual se dicen las demás cosas. Esta unidad es la de la sustancia, que es el sentido principal en que se dice el ser, el fundamento de la analogía. En todas las formas del ser está presente la sustancia, y, por tanto, esta no es algo distinto del ente en cuanto tal y de Dios, sino que el ente como ente encuentra su unidad en la sustancia. Se trata, pues, de una única filosofía primera o metafísica en su triple raíz[30].

Categoría

La filosofía de Aristóteles sobre las categorías constituye una aplicación de su concepto analógico del ser, por lo que las categorías son ´el caso típico de la analogía de atribución´ significa acusar ante el juez y, en sentido lógico, predicar. Así, categoría significa un predicado que se atribuye a un sujeto”[31].

El número de estas categorías varía dependiendo de las listas que ofrece el mismo Aristóteles, por ejemplo, en los Tópicos y en las Categorías menciona diez; en los Analíticos posteriores y en la Metafísica V, son ocho; en la Metafísica VII y XI, menciona siete; en su Ética a Nicómaco, seis, lo que significa que sin importar el número exacto y concreto de diez categorías, lo que es de importancia para Aristóteles es el principio fundamental de la división del ser[32].

En conclusión, “para Aristóteles la lista de las categorías [es], a saber: cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, situación, posesión (condición), acción y pasión”[33].

Movimiento, acto y potencia

Aristóteles opina abiertamente sobre el problema del movimiento, y así le aplica los conceptos de acto y potencia, por lo que todo movimiento implicará potencialidad,  esto es el tránsito de un ser de la potencia al acto, negándose el movimiento cuando un ser está en potencia o cuando ya está en acto, sino especificando solamente que hay movimiento cuando se halla en el estado intermedio entre ambas cosas[34]. En este sentido:

Aristóteles tiene del movimiento un concepto finalista y teológico. Todos los seres se mueven naturalmente hacia su fin, que es su propia perfección. Y así los movimientos se diversifican y especifican por razón del acto o término a que tienden[35].

         Finalmente, para terminar de comprender el acto-potencia de Aristóteles, es necesario mencionar la forma. En este apartado,

La forma no es sino la estructura determinada por el qué la esencia. Por tanto, la materia es la posibilidad de convertirse en una cosa concreta gracias a la forma. Solo en potencia se da la esencia en la materia; solo por obra de la forma se convierte aquella en realidad, o sea, en acto. El devenir del mundo es el proceso en que la esencia, de la mera posibilidad (potencia) se transforma en algo real (acto) gracias a la forma. Lo general solo es real en el reino de lo individual; lo individual solo existe porque en él se realiza lo general[36].

Primer motor

Aristóteles considera que el movimiento de los cielos proviene del impulso mecánico que el Primer Motor comunica al primer móvil, es decir, este Primer Motor, a su vez, “es movido por la atracción que sobre él ejerce el Acto puro, que está fuera del Universo, y que mueve a manera de causa final al ser conocido y amado por el Primer Motor”[37].

Entonces, según Aristóteles, el primer motor, que pone en movimiento el resto de la realidad, no puede ser movido por nada, “pues entonces habría todavía alguna realidad superior a él que lo moviera, hay que suponer que es inmóvil. Hay, pues, según Aristóteles, un motor inmóvil, un primer motor, que es Causa del movimiento del universo”[38].

Elementos fundamentales del aristotelismo

Como se puede evidenciar, es Aristóteles, y no Platón, “el pensador más venerado e influyente de la Antigüedad”[39], y cuya “influencia ha sido constante en el pensamiento de Occidente, inclusive en filósofos que la tradición posterior ha considerado adversarios en principio del aristotelismo”[40].

Al considerar el término 'aristotelismo' en el sentido amplio de la palabra, hay que reconocer que su huella está manifiesta por doquier, sin embargo, es preciso tomar el término en una alcance más específico si se quiere tener una idea de lo que es el aristotelismo en Occidente. Esto puede advertirse en el valor de los comentarios griegos a Aristóteles que, simbolizan una producción y propagación del aristotelismo[41].

El catolicismo, en este sentido, puede llevarse el título más alto en la actualización del aristotelismo en el mundo contemporáneo, pues, como bien es conocido, “San Alberto el Grande y Santo Tomás, en quienes culmina este movimiento, realizaran, como dice, ´la aristotelización fundamental y metódica de la filosofía y la teología´”[42]. Santo Tomás, precisamente porque “logró que el aristotelismo se convirtiera en un instrumento eficaz y dócil para potenciar el rendimiento de las explicaciones dogmáticas del cristianismo”[43].

Período Helenístico

Se le llama ´helenismo´ al período en que se expande la cultura griega por el Mediterráneo, situándose históricamente desde la muerte de Alejandro Magno en el 323 a.C. hasta el aparecimiento del gran Imperio romano, hacia el año 27 a.C., aunque este el imperio sigue culturalmente las corrientes helenísticas, por lo que se extiende el período casi hasta las invasiones bárbaras e islámicas que acabaron con la comunidad mediterránea[44].

Helenismo

El famoso ´giro subjetivista´ se da en estas escuelas helenísticas, donde el interés se enmarca en ´qué me pasa a mí´; lo más importante para estos filósofos ya no es la realidad, sino qué piensa el hombre sobre sí. Es de este modo como para el helenismo, la búsqueda propia de la felicidad se trocó en el problema primordial, por lo que la física y la lógica, entre otras, sin dejar de cultivarse, se hicieron subordinadas a la necesidad de conseguir la felicidad. Los matemáticos se empezaron a encargar de la investigación pura, por lo que estos fueron los primeros en apartarse de la filosofía y instituirse como científicos[45].

Las escuelas de cínicos, estoicos y escépticos eran socráticas, pues tenían a Sócrates como su patrón e inventor. La cuestión de las llamadas escuelas socráticas, cínicos y escépticos, es que adoptan el enfoque de Sócrates, en cuanto a su cuestionamiento individual, e incluso individualista, de la estructura social y de su base cultural, y la empresa de buscar un camino personal ajustado en la franqueza y la afirmación de las propias limitaciones[46].

En el helenismo, las doctrinas filosóficas procuran la salvación individual, carácter soteriológico, es decir, de la vida buena, del perfeccionamiento personal, de la búsqueda de la felicidad en las creencias y en las prácticas que las acompañan. La filosofía ya no es la tentativa de comprender objetivamente el mundo, de saber por saber. Más que propias filosofías, el cinismo, el estoicismo, el neoplatonismo y el epicureísmo parecen religiones, cuyos fundadores eran tratados con devoción[47].

Escepticismo

El desinterés y la desconfianza por la verdad se denominan escepticismo, y aquí sucede que el hombre no se fía; dando origen a las generaciones recelosas y suspicaces, que dudan de que la verdad sea alcanzada por el hombre. Estas escuelas escépticas surgen paralelas a la muerte de Aristóteles, y una de sus raíces es la pluralidad de opiniones, pues al tenerse conciencia de que se han creído varias cosas acerca de cada asunto, se anula la confianza en que ninguna de las respuestas sea verdadera o que una nueva más lo sea[48].

Pirrón de Elis es el primero y más famoso de los escépticos griegos, junto con Timón, Arquesilao y Carneades, que vivieron antes de Cristo, luego de Cristo, con Enesidemo y Sexto Empírico aparece una nueva corriente escéptica. El escepticismo pudo invadir la Academia, que desde la muerte de su fundador había ido alterando el carácter metafísico, cerrándose en el año 529, por orden del emperador Justiniano. Fue común durante siglos considerar que el nombre académico era naturalmente escéptico[49].

Estoicismo

Con Zenón de Citio nace el estoicismo, siendo éste discípulo del cínico Crates. Zenón y sus discípulos solían reunirse en Atenas, bajo el Pórtico pintado. El estoicismo, como influencia filosófica, se desarrolló por todo el Mediterráneo cuya presencia vivió de 600 años, con gran vitalidad y capacidad de adaptación[50].

Esta escuela empezó siendo una doctrina materialista, al tiempo que recibió dosis de platonismo hasta que acabó completamente con el materialismo inicial. Los estoicos dividían la filosofía en tres partes: Lógica, Física y Ética; incluyendo en la lógica la teoría del conocimiento, que empezaba por los sentidos. Por otra parte, el rechazo estoico del miedo y de la ira es una de las claves de la falta de preocupación por las causas objetivas de los sentimientos[51].

El estoico no se preocupa por sus sentimientos ni lucha contra ellos, por eso descuida la aplicación de la inteligencia a la resolución de los problemas, por lo que se enfrenta a la realidad moral sólo con las fuerzas de los sentimientos, sin hacer uso de la inteligencia. Para algunos parece como si el estoicismo se desarrollara con el cristianismo, pues la voluntad virtuosa es lo único bueno, nadie puede dañar o hacer bien a otro, quedando la benevolencia como una ilusión[52].

Eclecticismo

Otro fenómeno de las épocas de decadencia filosófica es el eclecticismo, entremezclando corrientes con un espíritu de compromiso y conciliación para superar las divergencias más profundas, trivializando la filosofía. El más importante de los eclécticos romanos fue Cicerón 106 a.C. -43 d.C., aunque sus escritos filosóficos no son originales, tienen el importe de ser un repertorio copioso de referencias de la filosofía griega. También la filología acuñada  por Cicerón para traducir los vocablos griegos, influyó notablemente, si bien no siempre acertado, en las lenguas modernas y en la filosofía europea entera[53].

Hedonismo

Al identificar el bien con el placer se crea una filosofía moral llamada hedonismo, que a su vez ha tenido tantas significaciones como diversos sentidos se han dado al término 'placer'. Al desechar las diferencias considerables, entre las diversas escuelas hedonistas, se puede decir que los cirenaicos y los epicúreos antiguos, los epicúreos modernos o neo epicúreos han defendido una moral hedonista[54].

En resumen, por hedonismo hay que entender que:

1) que el placer es el comienzo, fundamento, culminación y término de una vida feliz; 2) que la consecución del placer y la evitación de su contrario, el dolor, guía elecciones y rechazos; 3) que no hay otro objetivo transcendente: el placer el sumun bonum de los latinos; 4) que la propia naturaleza de los seres animados fija este criterio básico de conducta[55].

Neoplatonismo

El neoplatonismo surge al reaparecer la metafísica, ausente por la dureza de la filosofía griega desde Aristóteles. Con ciertas influencias cristianas, el gran problema metafísico se plantea en términos griegos, en el mundo grecorromano del principio de la era cristiana, momento en el que se divide la filosofía, por una parte, la filosofía antigua, y por otra la moderna, significando lo mismo, la griega y la cristiana, las dos modos fundamentales y auténticas filosofías que hasta ahora han aparecido en el mundo[56].

Lo novedoso del neoplatonismo se da cuando la investigación filosófica se pone al servicio del impulso religioso e intenta su fundamentación y formulación racional[57]. En el Neoplatonismo se reconocen la coexistencia de dos órdenes de problemas:

El problema religioso que se pregunta por el destino del alma, y los medios de restaurarla a su estado primitivo. El problema filosófico que se pregunta por la estructura y explicación racional de la realidad. La filosofía del neoplatonismo tendría un fundamento antropológico, y toda ella seria, en buena medida, una hipóstasis a nivel metafísico y cosmológico de la experiencia espiritual y religiosa del alma[58].

Plotino

Fundador del neoplatonismo, nació en Licópolis, Egipto, el año 203 d.C. Se conoce que formó parte de la expedición de Gordiano contra los persas, lo que le permitió conocer las doctrinas de los persas e indios; de regreso se quedó en Roma, captando a muchos senadores romanos entre sus numerosos oyentes, hasta se ganó la admiración del emperador Galieno y su mujer Salonina. A la edad de 66 años fallece en Campania[59].

Plotino ´lo que buscaba´ era la idea de una comunidad filosófica cuya perspectiva fuera el perfeccionamiento interior y a la coherencia espiritual, páralo cual tuvo la iniciativa de fundar en Campania, una ´ciudad de filósofos´, donde debían regirse por las leyes de Platón, es así como Platonopolis sería el mejor lugar para ´desligarse del cuerpo y unirse con la divinidad´, pero tal empresa nunca se llevó a cabo[60].

Lo que de Plotino y su sistema resalta es lo siguiente:

El sistema plotiniano está regido por dos caracteres capitales: su panteísmo y su oposición al materialismo. El principio de su jerarquía ontológica es el Uno, que es al mismo tiempo el ser, el bien y la Divinidad. Del Uno proceden, por emanación, todas las cosas[61].

        Con respecto a la idea de Dios, Plotino piensa que la divinidad es lo absolutamente trascendente: “Lo Uno estará sobre el propio Espíritu y por encima del ser y del pensar”[62]. Y es que la dualista manera de pensar de la época y su opuesta valoración de espíritu y materia tuvo como natural consecuencia el intento de potenciar la esencia divina situándola, no ya como Espíritu, en el mundo suprasensible, sino por encima del Espíritu y de lo suprasensible, por lo que Dios sería algo ultracósmico y ultraespiritual[63].

         Para Plotino, “todos los seres, tanto los primeros como aquellos que reciben tal nombre, son seres sólo en virtud de su unidad”[64], y de esta manera se explica su filosofía del Uno:

Lo Uno es pues, fundamento de todo ser, realidad absoluta y, a la vez, absoluta perfección. Lo diverso no está relacionado con lo Uno al modo como la forma aristotélica insufla su realidad a la materia, porque lo Uno es substancia en cuanto entidad que nada necesita para existir, excepto ella misma. Lo diverso nace, por consiguiente, a causa de una superabundancia de lo Uno, como la luz se derrama sin propio sacrificio de sí misma[65].

        De aquí que Plotino concluya con su filosofía de la idea del Uno, de Dios,  “considerando la esencia de Dios como lo unitario e invariable de modo absoluto, adscribiendo pluralidad y variabilidad sólo a sus manifestaciones”[66].

         Plotino es el primer filósofo que se atreve a pensar el mundo como producido, formando parte de las teorías creacionistas, y esto por la natural influencia del cristianismo de su época, es el mundo, entonces, una realidad producida no simplemente ´fabricado´ u ´ordenado´, producido por el Uno, pero no de la nada, sino de sí mismo, pues para la helenismo ´de la nada, nada sale´[67].

Finalmente, con esto se da origen al famosos panteísmo neoplatónico, pues se cree que el ser divino y el del mundo son, en última idénticos, dando con el concepto de emanación, siendo finalmente el intento de pensar la creación sin la nada, reacción característica de los filósofos griegos ante las teorías creacionistas, introducidas a la palestra por el pensamiento judeo-cristiano[68].

En resumen, las ideas de Plotino son panteístas, totalmente opuestas al materialismo, formando una filosofía de la interioridad, considerando la eternidad como la máxima perfección. Para Plotino importa mucho la experiencia interior de la unión con Dios, siendo el mundo exterior un medio a veces peligroso para este objetivo. Dios es el centro de todo, es el Uno, del cual se desprenden por ´emanación´ todo lo múltiple. Primero se emana el alma, por último la materia, siendo ésta una simple sombra de lo espiritual. El mundo material es bueno, el mal es la privación del bien[69].

Filón de Alejandría

        Natural de la ciudad egipcia de Alejandría, nació entre el año 30 y el 20 a.C., perteneciente al judaísmo estuvo en Roma como embajador de los judíos ante el emperador Calígula. Filón manifiesta una gran veneración por las Sagradas Escrituras, y por los filósofos griegos y opina que la verdad contenida en ellos es la misma de los libros Sagrados[70].

         De la vida de Filón se conoce que perteneció a una familia sacerdotal un tanto opulenta, siendo su filosofía algo así como un sincretismo religioso. Fue conocido como el ´Platón hebreo´, pues intentó con ardor demostrar la superioridad del Antiguo Testamento frente a la filosofía pagana griega[71].

         Lo que Filón trata de unir en su pensamiento filosófico es a Dios y la relación de éste con el mundo o, mejor, con el alma, inspirándose para esto en el platonismo, concibe a Dios como el ser en sí, como el género supremo y, por lo tanto, como el primer Bien, la fuente de la virtud, el modelo de las Leyes y la Idea de las ideas[72].

         Sus ideas principales pueden agruparse en tres, siendo éstas: 1, La idea de Dios como trascendencia absoluta respecto a todo lo que el hombre conoce o puede conocer. 2, La doctrina del Lógos como intermediario entre Dios y el hombre. 3, La idea de que el fin del hombre es su unión con Dios[73].

         En resumen, Filón pensó que los filósofos griegos habían tenido contacto con las Sagradas Escrituras, es más, comparó la figura de Platón con la de Moisés. De Dios se puede decir que existe, pero nada sobre sus cualidades. La materia es mala, siendo ésta la causa del pecado. El cuerpo es sepulcro del alma. Dios no creó de la nada, pero sí lo creó todo, de una materia preexistente. El cuerpo del hombre es un impedimento para el alma, es un obstáculo para comunicarse con Dios, por lo que se hace necesaria una purificación[74].

Conclusión

         El estudio de estos pensadores de la Antigüedad puede proponer, a la par de interrogativas, suficientes propuestas para desarrollar en la actualidad, y en todas ellas, estará presente, el hecho de reconocer que, solamente con una mirada al pasado, puede el hombre prevenir los errores del presente o del futuro.

         Pesadores y doctrinas como las de Platón, hacen recordar que el hombre ha estado insuficientemente empeñado en la búsqueda de la verdad, de Dios, del mundo, del hombre mismo. El cristianismo tiene una ventaja notable frente a todas las pretensiones de la Filosofía, y es que ya no es el hombre el que se empeña en buscar a Dios, sino que es Dios el que por amor se Revela al hombre en su Hijo Jesucristo.

         No han faltado los pensadores que han comparado la figura de Jesús con la de algún filósofo de la Antigüedad, sin embargo, con similitudes o sin ellas, hay que reconocer que el mismo Jesús, vivió dentro de un mundo profundamente culturizado por el helenismo, por la filosofía greco romana, y esto evidentemente por la mezcla de culturas que supuso el vasto Imperio Romano.

         Hoy en día, la misma Iglesia Católica ha reconocido el valor de la Filosofía como ciencia autónoma, que, junto a la fe, son como las dos grandes alas con las que se eleva el alma para la contemplación de Dios, como bien lo refería san Juan Pablo II en la popular encíclica Fides et Ratio.

         Este reconocimiento es un llamado en sí, a considerar lo que se dijo al principio de esta conclusión: mirar al pasado para prevenir los errores.

P.A

García

Bibliografía

 

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Carrero, Horacio. Resumen. Historia de la Filosofía Antigua y Medieval. Mérida: Seminario San Buenaventura, 2014.

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Ferrater, José. Diccionario de Filosofía. Buenos Aires: Sudamericana, 2004.

Fraile, Guillermo. Historia de la Filosofía. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1976.

Guthrie, W. C. Historia de la Filosofía Griega V Platón. Madrid: Gredos, 1992.

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Marías, Julián. Historia de la Filosofía. 32. Madrid: Biblioteca de la Revista de Occidente, 1980.

Mas, Salvador. Historia de la Filosofía Antigua. Grecia y el Helenismo. Madrid: CLOSAS-ORCOYEN, S. L., 2009.

Ricardo Rendón. ¿Sabes quién? Barcelona: Oceano, 2007.

 



[1] (Marías 1980)

[2] (Guthrie 1992)

[3] (Guthrie 1992, 37)

[4] (Ferrater 2004, 560)

[5] (Fraile 1976, 305)

[6] (Fraile 1976, 302)

[7] (Fraile 1976, 317)

[8] (Marías 1980, 43)

[9] (Marías 1980, 44)

[10] (Marías 1980, 45)

[11] (Marías 1980, 45)

[12] (Ricardo Rendón 2007)

[13] (Abbagnano 1994, 90)

[14] (Fraile 1976, 306)

[15] (Marías 1980, 48)

[16] (Carrero 2014)

[17] (Carrero 2014, 111)

[18] (Ferrater 2004)

[19] (Ricardo Rendón 2007)

[20] (Marías 1980, 60)

[21] (Marías 1980)

[22] (Marías 1980)

[23] (Marías 1980)

[24] (Fraile 1976, 445)

[25] (Fraile 1976, 446)

[26] (Fraile 1976, 448)

[27] (Fraile 1976, 457)

[28] (Marías 1980, 64)

[29] (Marías 1980)

[30] (Marías 1980, 63)

[31] (Fraile 1976, 465)

[32] (Marías 1980)

[33] (Instituto San Rosendo 2012)

[34] (Fraile 1976)

[35] (Fraile 1976, 476)

[36] (Carrero 2014, 64)

[37] (Fraile 1976, 506)

[38] (Ferrater 2004, 447)

[39] (Ricardo Rendón 2007, 298)

[40] (Ferrater 2004, 135)

[41] (Ferrater 2004)

[42] (Ferrater 2004, 136)

[43] (Carrero 2014, 157)

[44] (Instituto San Rosendo 2012)

[45] (Instituto San Rosendo 2012)

[46] (Instituto San Rosendo 2012)

[47] (Instituto San Rosendo 2012)

[48] (Marías 1980)

[49] (Marías 1980)

[50] (Instituto San Rosendo 2012, 117)

[51] (Marías 1980)

[52] (Instituto San Rosendo 2012)

[53] (Marías 1980)

[54] (Ferrater 2004)

[55] (Mas 2009, 201)

[56] (Marías 1980)

[57] (Carrero 2014)

[58] (Carrero 2014, 89)

[59] (Abbagnano 1994)

[60] (Mas 2009)

[61] (Marías 1980, 95)

[62] (Carrero 2014, 93)

[63] (Carrero 2014)

[64] (Ferrater 2004, 434)

[65] (Ferrater 2004, 434)

[66] (Carrero 2014, 93)

[67] (Marías 1980)

[68] (Marías 1980)

[69] (Fernández 2012)

[70] (Abbagnano 1994)

[71] (Fernández 2012)

[72] (Ferrater 2004)

[73] (Carrero 2014)

[74] (Fernández 2012)

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