LA VILLA
El pueblo de Bailadores es la capital del municipio Rivas Dávila del estado bolivariano de Mérida. Se ubica en la parte superior del Valle del Mocotíes, a 1718 metros sobre el nivel del mar. Su temperatura media es de 18°C, y en ocasiones puede bajar hasta los 6°, por lo que es un pueblo de clima agradablemente frío.
El nombre tan particular de esta
población andina se debe al encuentro que tuvieron los españoles conquistadores
con los indígenas habitantes de la zona en 1558. Fray Pedro Simón, en sus Noticias Historiales de Venezuela lo
narra así: “[de La Grita] pasaron adelante por el valle que después
le pusieron el nombre de los Bailadores, porque sus naturales, cuando peleaban
con los españoles, andaban saltando de una parte a otra sin detenerse en ningún
punto[1]”.
Los indígenas de la zona se caracterizaron por ser
belicosos, es decir, se esforzaban por defender sus tierras, ricas por la
productividad de sus suelos, pero los indios Bailadores bien ganaron su
apelativo, pues parecía que danzaban de un lado a otro mientras luchaban, tal
vez esta era una técnica para evitar ser alcanzados por los ataques enemigos.
Aunque para 1558, cuando pasó Juan
Rodríguez Suárez en busca de la Sierra Nevada, ya existían pobladores en esta
zona, no fue sino hasta el 14 de septiembre de 1601, que se efectuó la
fundación del pueblo por el Capitán Luis Martín, oriundo de La Grita. Tres
décadas después de la fundación, para 1634 el padre Bartolomé Carrero construye
una capilla dedicada a la Virgen de la Candelaria, y un siglo después, en 1730
se crea la Parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria. Es a partir de 1811
que se le conoce como la Villa de Bailadores, titulo otorgado por la Junta
Patriótica.
Para Segundo Carvajal Moreno,: “Bailadores
presenta la semblanza de un paraíso terrenal; con sus verdes valles, la
frescura de sus aguas, lo hermosos de sus montañas, el azul de su cielo, el
cálido sol al despertar el día, la frialdad de sus atardeceres, la humedad de
sus nubes, la claridad de la noche en luna llena y la amabilidad de su gente.
Es, pues, Bailadores, un sueño hecho realidad, aquí el Creador dibujó con lo
más sutil de su pincel una morada perenne en el tiempo[2]”.
En su himno, se ven bien compiladas las
más notorias características del pueblo. Campos
bordados de flores, cultivados en el
suelo más rico, exponente potencial del agro,
las letras y el hombre. Como emblema de trabajo, esfuerzo y productividad,
se anima siempre adelante la pala y el
pico. No deja atrás el profundo sentir religioso de sus habitantes, al
mencionar el majestuoso templo sagrado, de
una Virgen baluarte sin par.
Uno de los episodios históricos más gloriosos de Bailadores,
fue la visita que le hiciera el 19 de mayo de 1813 el Brigadier Simón Bolívar,
hecho también honroso para Bolívar, pues fue en este pueblo donde se le empezó
a llamar con el título de Libertador, por aclamación popular.
Bailadores en lo turístico no tiene
nada que envidiarle a ningún otro pueblo de Venezuela. Su atractiva Cascada
India Carú, es testimonio mitológico de una joven mujer que murió de amor. El
Molino de Piedra en Las Tapias. Sus cultivos de flores, rosas, hortalizas,
hacen de este pueblo una parada obligada en la ruta tradicional San
Cristóbal-Mérida, por la carretera trasandina.
P.A
García
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