sábado, 19 de diciembre de 2020

El padre Alfredo Uzcátegui en La Playa

PADRE ALFREDO


En la ciudad de Mérida, el 19 de diciembre de 1972, nació Alfredo José, en la familia Uzcátegui Martínez. Su padre es Alfredo Antonio y su madre Lucinda, fallecida recientemente. Sus hermanos son: Alfonso Javier y Luis Ricardo.

Vocación sacerdotal formada en el Seminario Arquidiocesano San Buenaventura. Se incardinó a la Arquidiócesis de Mérida el 15 de julio del 2001. Fue ordenado sacerdote en la Iglesia de El Llano, Parroquia San Miguel Arcángel, Mérida, el 29 septiembre de 2001, por imposición de manos y oración consecratoria de Mons. Baltazar Porras, Arzobispo Metropolitano de Mérida.

El 20 de septiembre de 2003 recibió de manos de Mons. Porras el nombramiento de Administrador Parroquial de la Parroquia San Vicente Ferrer de La Playa, donde estuvo hasta agosto de 2007. De sus cuatro años como párroco en La Playa son los siguientes testimonios: 

Testimonio de Zenaida Navas:

El padre Alfredo Uzcátegui fue un párroco muy apreciado en la comunidad de La Playa. Yo lo recuerdo con mucho cariño por su vocación de servicio sacerdotal. Su empatía con las personas y su amor y entrega a la comunidad de La Playa y la Parroquia San Vicente Ferrer. No cabe duda que nos marcó con sus bellas eucaristías y todas las actividades que realizaba tanto para los niños como para los adultos de la comunidad. Su alegría y entusiasmo son contagiosos. Es imposible no tener un buen recuerdo del padre Alfredo. Recuerdo cuando mi hija Andrea se enfermó de dengue hemorrágico, y el padre Alfredo llegó al Hospital, en la noche, cuando ya íbamos saliendo para el I.A.H.U.L.A. de Mérida. El padre pidió a la Ambulancia que por favor lo dejaran subir para bendecirla y orar por Andrea. Por el camino tuvo otra hemorragia, pero antes de llegar a Santa Cruz se le trancó. Al llegar a Mérida una doctora me preguntó que si ésa era la niña que iba con dengue hemorrágico y yo le dije que sí, me preguntó cómo había hecho para trancar la hemorragia, y le conté a la doctora lo sucedido con el padre, ella me dijo que eso era un milagro, porque esas hemorragias son difíciles de trancar. Los días que mi hija estuvo en el Hospital el padre Alfredo oró mucho por ella y hacía misas por su salud, y él iba a Mérida a visitarla. Sin duda es un recuerdo que quedó grabado en mi corazón.

Testimonio de Ana Leida Ramírez:

Este testimonio va dirigido para una persona que apreciamos y queremos, y que por ser hoy un día muy especial para esa persona, le recordamos y le deseamos muchas felicidades. Feliz cumpleaños padre Alfredo. Cómo no recordarlo. En alguna oportunidad, escuchando una de sus homilías, recuerdo algo que dijo al final: ¡oren por mí! Eso me llegó como un grito de auxilio, lo recordé, y como aquellas diocidencias que nos pasan a los que creemos, en esos días vi un programa de televisión que hablaba del gran acto de amor que las personas podíamos hacer por los sacerdotes, y que era adoptando un sacerdote para orar siempre por él, para pedir por su perseverancia en el servicio de Dios, por su gracia santificante… y bueno, el padre Alfredo fue el primer sacerdote que yo adopté, por eso siempre le recuerdo y le bendigo en todas mis oraciones del día, especialmente en el Santo Rosario, cuando pido por todos los sacerdotes y mis sacerdotes adoptados. Padre Alfredo, un gran abrazo, mil felicidades. Que Dios lo bendiga y que le dé muchos años colmados de dicha y felicidad y le deseo que Dios lo colme de paz cuando esté de ánimo caído y que lo provea de fortaleza cuando necesite apoyo y que lo colme de su amor cuando se sienta solo. Bendiciones padre.

Testimonio de Adelaida de Montero:

Son tantas las vivencias que tengo con ese guía espiritual que estuvo aquí en esta parroquia, y ese gran amigo, que no encuentro por dónde empezar. Bueno, recuerdo que me hacía llorar en las Misas, yo pienso en la fuerza de esas palabras. Otra, sus cumpleaños no dejábamos que pasaran por debajo de la mesa, siempre estábamos pendiente de él. Feliz cumpleaños, padre Alfredo. Dios lo bendiga, de parte de una de las hijas de San Vicente: Adelaida.

Testimonio de María Montero:

Padre Alfredo, que Dios te siga bendiciendo por haber sido nuestro guía espiritual en nuestra Parroquia San Vicente Ferrer. Recordar tantas experiencias vividas fundamentadas en la fe. Feliz cumpleaños. Que Dios y la Virgen María lo protejan y le concedan muchos años de vida y salud. Te queremos mucho, un abrazo.

Testimonio de Gabriela Martínez:

Para mí hablar del padre Alfredo es recordar mis inicios como cantante en la Parroquia San Vicente Ferrer. Es un sacerdote al cual aprecio mucho, porque inspiró en mí, junto con mis compañeros de coro, el amor por cantarle a Dios, a entender lo maravilloso que era prestar nuestra voz para las hermosas celebraciones que se tenían. De él tengo los mejores recuerdos, porque era un sacerdote demasiado alegre, era un hombre que se desvivía para que la Parroquia siempre estuviera alegre, para que tuviera la participación de jóvenes y niños, de todas las personas que llenan de alegría una parroquia, una iglesia. Tenía un equipo de trabajo bastante bueno. Fue una persona que no solamente se preocupaba por la celebración de la Eucaristía, él quería que todas las personas se involucraran en las diferentes actividades, pero siempre teniendo como centro a Dios. Recuerdo que junto a Yecenia, su prima, montaron las Danzas Litúrgicas, estaban también los Scouts, donde él formaba parte, donde varios niños de La Playa estaban incluidos, y les gustaba bastante ir los sábados. Siempre se veía la alegría y la participación de bastantes personas porque era mucha la gente que se congregaba en cualquier actividad que él convocaba. Emilia y Yanir, que eran mis vecinas, estaban cantando en la Iglesia, y yo cantaba música venezolana, pero no música de la Iglesia. Empezamos a cantar por una navidad, hace 17 años, y eran esos típicos grupos en los que el de arriba pasaba buscando al que estaba más abajo, y así íbamos todos. En Las Delicias, Lubin nos buscaba a Daniela y a mí, luego nosotras buscábamos a Oswaldo y Luisana, de ahí seguíamos con Yanir, Jorge y Yamileth, si Emilia había pernoctado en Las Delicias la buscábamos, todos nos bajábamos para la iglesia a cantar las misas de aguinaldos, y en aquel momento Yanir era la jefa del grupo y nos divertíamos muchísimo tanto en los ensayos como en las misas de aguinaldos y en las posadas. Ese diciembre no paramos en la casa nunca, porque estábamos metidos en la Iglesia, cuando no era ensayando, era cantando. 

Una anécdota muy bonita, es que se nos ocurrió por un 19 diciembre, el día del cumpleaños del padre Alfredo, ir a hacerle una serenata, lo planeamos, era ir a cantarle bajo el balcón de la casa cural, y fue muy gracioso. A esa hora todos bajamos, con los mismos instrumentos que teníamos, a cantarle, con unas velitas, parecíamos una animas en pena y todos cantándole. Fue una gran sorpresa para él cuando nos vio llegar, y cuando salió al balcón para escuchar la serenata.

El padre Alfredo fue testigo de mi noviazgo con quien hoy en día es mi esposo, Javier, y siempre nos decía que nos portáramos muy bien, que nos cuidáramos mucho y luego, cuando yo estaba embarazada de mi hija, le cayó de sorpresa la noticia, por lo joven que yo era para el momento, sin embargo, nos bendijo y nos dijo que nos cuidáramos muchísimo.

Recuerdo el día que lo cambiaron de Parroquia, para Santa María de Caparo, y nos bendijo como pareja, para que cuidáramos mucho al bebé que venía en camino y por eso siempre Javier y yo lo recordamos con mucho cariño, porque el padre Alfredo fue testigo de ese amor que siempre nos hemos tenido.

Padre Alfredo, lo aprecio mucho, tengo de usted los mejores recuerdos, le deseo en este día de su cumpleaños que Dios lo bendiga su ministerio sacerdotal, que donde quiera que se encuentre Dios derrame sobre usted infinitas bendiciones.

Estoy agradecida por la iniciativa de festejar a un sacerdote que hizo tanto por La Playa y estoy segura que más de una persona recuerda con agrado al padre Alfredo, porque involucró a La Playa con las cosas de Dios, en lo religioso, en lo cultural, en lo social, y que su semilla sigue germinando en los corazones de niños y jóvenes que ya hoy en día somos hombre y mujeres en La Playa. Padre Alfredo, recuerde que aquí en La Playa somos muchas las personas que lo queremos y que siempre le deseamos lo mejor.

Testimonio de Marbella Rodríguez:

Una de las cosas que más recuerdo es cuando el padre Alfredo llegó a La Playa, su alegría, su jovialidad para transmitir las cosas de Dios y tantas cosas hermosas espiritualmente que él nos enseñó. En la primera semana que le padre empezó a trabajar se dedicó a arreglar las campanas, y a los ocho o diez días empezaron a sonar las campanas después de tanto tiempo que no sonaban, eso fue una alegría muy grande para todos. En esa semana se dedicó a planificar tantas actividades, a organizar los grupos de apostolado, lo que había en La Playa para el momento era la Cofradía del Santísimo Sacramento del Altar y la Catequesis Parroquial, pero no funcionaba como tenía que ser. El padre organizó todo de la mejor manera. A los meses fuimos un grupo de personas de La Playa a un congreso en Mérida, y allá nos preguntaban dónde quedaba esa parroquia, era desconocida para muchos en la Arquidiócesis. Con el padre Alfredo nuestra parroquia se dio a conocer a nivel de catequesis, de monaguillos, de la Cofradía, y así poco a poco.

Recuerdo que en la vaguada el padre Alfredo trabajó muchísimo, la parroquia fue un centro de acopio para la distribución de ayudas, se sumó con Cártias y se hizo un buen trabajo en la zona del Mocotíes. Luego de la vaguada tuvimos la peregrinación de la Virgen de la Candelaria, que la trajeron a La Playa, ya van 15 años en esa peregrinación que dejó el padre Alfredo junto con el padre Aldemar.

El padre Alfredo entusiasmó mucho las fiestas patronales a San Vicente Ferrer, que se venían celebrando, pero no cómo lo hizo él, que involucró a todos los sectores en la novena, y el día central nos acompañó el monseñor, con tanta alegría, las carrozas de casa sector en honor a San Vicente, hubo un niño disfrazado del santo. Desde el 2004 la fiesta de San Vicente se ha celebrado de la mejor manera posible, y eso es fruto del trabajo del padre Alfredo en La Playa.

Testimonio de Emilia García

Al padre Alfredo lo conocí cuando lo recibimos en La Playa. A los días él empezó a organizar los grupos de apostolado, en mi caso me incluí en el coro parroquial, el grupo lo conformábamos: Gabriela Martínez, Yanir, Jorge y Yamileth Belandria, Oswaldo y Luisana, y yo, entre otros jóvenes de la comunidad. Empezamos los ensayos y algunos fuimos con los representantes, él nos comentó parte de su vida y mencionó que había vivido y estudiado en el sector Los Curos, donde había trabajado mi tía Melva, indagamos y ciertamente había sido alumno de ella, de ahí empezó una bonita amistad con nosotros, de manera especial con mi abuela Josefa, estando pendiente de ella en su enfermedad, celebró sus exequias antes de irse de La Playa para su nueva parroquia, fue el último entierro que celebró.

El padre Alfredo era una persona alegre, divertida, le gustaba echar broma, pero, en los momentos de tener seriedad era muy serio, en los días de Semana Santa era un cambio total con nosotros, porque nos decía que debíamos tener respeto por esas fechas. Una vez en un viacrucis, por una tontería a un grupito nos dio risa, en plena procesión, al llegar a la iglesia nos llamó la atención. En lo que tenía que ser estricto lo era, y cuando tenía que regañarnos lo hacía.

Conmigo fue muy especial. El día de mis quince años él celebró la Misa, luego de acuerdo con papá y mamá y Yoser, organizaron con los del coro y me trajeron una torta, y con Sandino me cantaron cumpleaños en la madrugada. Con la ayuda del padre participamos en Timotes en un festival de música religiosa, fueron muchas cosas bonitas las que se vivieron. La cruz de la montaña fue algo notable. Al padre Alfredo le gustaban los animales, tenía su perrito, le gustaba el deporte.

En una oportunidad para una misa ofrendaron un vino que no se podía usar para consagrar, nosotros los del coro agarramos la botella de vino y empezamos a tomar, el padre se dio cuenta y fue regaño de los regaños.

Rescató en el templo el bautisterio, sacó los confesionarios, recuperó muchas cosas. Reorganizó las misas de aguinaldos.

Como amigo el padre Alfredo es especial, está siempre pendiente de uno, está pendiente de la familia.

Sus papás la señora Lucina y el Señor Alfredo eran unas personas muy especiales y humildes, sus hermanos. Cuando uno iba a Mérida los visitaba y ellos estaban muy pendiente de su hijo.

Cuando el padre Alfredo se enfermaba iba para mi casa, a preguntarle a mama Josefa por algún remedio.

Activó a los monaguillos de la parroquia. Incluyó como sacristán a  Julito. Nos invitaba al coro para acompañarlo en las posadas navieñas, organizaba con nosotros el intercambio de regalos, no podía faltar la cena navideña, era muy presto para el compartir, siempre tenía detalles para con nosotros. Le gustaban los Pesebres vivientes. Su mascota, Kioko, lo puso como oveja un pesebre viviente de la parroquia.

De parte de mi familia le deseamos un feliz cumpleaños.

Testimonio de Yrma del Carmen Mora

El padre Alfredo es un excelente sacerdote, una persona maravillosa y un gran amigo. Le agradezco muchas cosas, tengo muchas anécdotas, bonitos recuerdos, pero hay una en especial que yo le agradezco, que fue el haber despertado la devoción a San Vicente Ferrer, tanto en la comunidad como en lo personal. Porque no teníamos una novena a San Vicente, había mucha frialdad hacia el Patrono, y el padre hizo que se sintiera y que todos aprendiésemos a querer a nuestro santo patrono. Eso yo se lo agradezco siempre al padre Alfredo, cuando vienen las fiestas de san Vicente y veo a mi patrono allá, apuntándome con el dedito, yo siempre me cuerdo del padre Alfredo que despertó esa fe para la veneración a nuestro santo patrono.

Agradezco a Dios el paso del padre Alfredo por La Playa, el paso del padre por mi vida, como mi buen amigo. Hoy en su cumpleaños, padre, pido para usted que Dios lo colme de salud y de bendiciones, que su ministerio sacerdotal se fortalezca cada día más y que siga siendo esa persona alegre, con ese carisma tan bonito que usted tiene. Espero que la distancia y que los años no separen la bonita amistad que quedó. Gracias por todo, por el tiempo dedicado a la parroquia y sobre todo hoy agradecer a Dios por el regalo de su vida. Que tenga un hermoso día, que Dios lo colme de mucha salud, de muchas bendiciones, y siempre donde vaya y donde esté, padre, recuerde que tiene en Yrma una buena amiga.

Testimonio de Yanir Belandria

Fueron muchos los años compartidos, donde se pasaron alegrías, tristezas, pero sobre todo momentos únicos de mucho aprendizaje, hoy agradezco a Dios que haya sido parte de mi formación, como buena católica, persona y ser humano. Gracias por todos los valores inculcados, siempre vas a ocupar un lugar muy especial en cada una de las personas que tuvimos la dicha de trabajar a su lado. Que Dios lo bendiga y le regale mil años más de vida, para que siga siendo ese gran pastor que encamine su rebaño. Feliz cumpleaños de parte de mi mamá, mis hermanos, mis hijos y de toda mi familia.

P.A

García


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