miércoles, 30 de diciembre de 2020

El misterio del Nacimiento de Dios, según Juan Arias

JUAN BAUTISTA ARIAS


         El presente artículo, sobre el misterio del nacimiento de Dios, aprovechando que estamos en la octava de Navidad, está inspirado en un vídeo que poseo en mi computadora personal titulado: “Sr. Juan Arias. Conversaciones”, el cual fue grabado el lunes 6 de julio de 2015, a las 4:15 p.m. con una duración total de 21 minutos y 16 segundos.

El protagonista del vídeo es el señor Juan Bautista Arias, que ha sido durante muchos años, el acompañante del padre Juan de Dios Peña Rojas, hoy Obispo de la Diócesis de El Vigía – San Carlos del Zulia. El señor Juan Arias acostumbraba pasear por los pasillos del seminario San Buenaventura de Mérida, para conversar con los seminaristas que estuvieran fuera de sus habitaciones, en los salones o en la biblioteca, durante las horas de estudio o de receso.

         La escena de éste vídeo se ubica en lo que fue para nosotros el salón de I de Filosofía, que estaba recién restaurado e inaugurado por nuestro curso, en compañía del padre Juan Rangel. Aquella tarde nos encontrábamos estudiando en común los seminaristas José Abrahán Rangel, Eudes Ovidio Puentes y yo, Pedro Andrés García, cuando recibimos la grata interrupción del señor Juan, a quién invitamos de inmediato a pasar y sentarse con nosotros, para charlar.

Valga la acotación: las conversaciones con el señor Juan no siempre eran interesantes, la mayoría de las veces versaban sobre temas jocosos y burlones, casi nadie le tomaba en serio, y él por su parte vivía en una eterna pelea con Dios por su pasado, pero esta vez fue diferente. Decidimos grabar sus palabras con mi computadora, organizamos el fondo: luz, cámara y acción.

         A continuación copio textualmente las palabras del señor Juan Arias, hablando sobre la Virgen María y el misterio del nacimiento de Jesús, un aproximado de 5 minutos del total del vídeo.

Debemos creer en el poder que Dios tiene para hacer las cosas. Dios tiene poder para hacer y deshacer. ¿Cómo explico yo eso?, que con el gran poder de Dios no puede nadie. Poder para hacer y deshacer, es el que tiene Dios, como lo tuvo con María, eligió a una mujer que no fue una cualquiera, fue una mujer que se dedicó en la obediencia del papá y la mamá, san Joaquín y santa Ana, que eran otros santos, y fueron santos porque esas dos personas lo demostraron en la vida conyugal, esa santidad en saber formar a su hija, de la cual ni se imaginaban que iba a ser elegida por Dios por medio del Espíritu Santo, y que después de parir a su Hijo iba a ser Virgen; antes de concebirlo en su vientre, virgen; virgen en mantenerlo nueve meses en su vientre y virgen fue después que nos lo dio a nosotros, al mundo, no se lo dio a Dios, nos lo dio a nosotros.

¿Por qué?, porque Dios vio en esa mujer, que era mujer, la esencia de la vida de Jesús, venir a nacer de un vientre, porque nosotros no vamos a creer, que si Dios hubiera bajado directamente del cielo, tierra no quedaría buena. Si Jesucristo hubiera bajado directamente de la mano de Dios, la tierra no hubiera quedado buena. Si Jesucristo hubiera bajado directamente de la mano de Dios, ¿cómo hubiera quedado la tierra?, hubiera sido un estruendo tan grande, porque al abrirse el cielo iba a reventar todo, Jesucristo tuvo que nacer de mujer para que nosotros consideráramos a la Madre de él nuestra madre, y a la madre de nosotros respetarla como madre, porque los mismos dolores que sintió María por Jesús, pariendo a Jesús, los siente la madre de uno pariéndolo a uno. Nosotros nos debemos a la mamá, nosotros no nos debemos a otra mujer que no es ni arte ni parte de uno, sino a la mamá, a la que lo pare a uno.

Lo primero a lo que hace referencia Juan Arias es a la fe en el gran poder de Dios, solamente así se puede explicar que haya elegido a una mujer para ser su Madre. Luego resalta las virtudes de María, especialmente la obediencia a sus padres, quienes también fueron santos. Después resalta la perpetua virginidad de María, antes, durante y después del parto. Finalmente opina que María dio a luz a Jesús para el mundo y no para Dios, como tratando de resaltar que el nacimiento de este Salvador sólo tendrá sentido si nosotros como humanidad le recibimos, pues ciertamente Jesús es Mesías en referencia estricta al pueblo que vino a redimir, la raza humana.

En un segundo plano, Juan Arias resalta la importancia del nacimiento de Jesús a partir del vientre de una mujer, porque, si hubiera bajado Dios directamente del cielo -expresa Juan- “la tierra no hubiera quedado buena”, y esto demuestra la humildad del Todopoderoso, que para venir al mundo lo hace por los medios más regulares o normales, el vientre de una mujer. En esta frase de Juan Arias, podemos notar su profunda fe en Dios, pues él se imagina la omnipotencia y estruendo que ocasionaría la venida de Dios al mundo, comparando la escena con el mismo apocalipsis, en sentido pavoroso. Valga esta reflexión para imaginarnos la “Parusía” que es la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo a la tierra, con todo su esplendor y gloria.

En tercer y último lugar, Juan Arias reflexiona en la importancia de la madre, para Jesús y para la humanidad. Reconoce a María como madre de Dios y de los hombres. Manifiesta su profunda devoción a la Virgen María y recomienda la misma devoción o veneración por cada una de nuestras madres, a quienes nos debemos, como hijos.

Quién se iba a imaginar que palabras tan acertadas salieran de la boca de este señor que es marginado por muchos y a veces hasta tenido por trastornado. Definitivamente, Dios se manifiesta en los humildes y sencillos, su sabiduría se derrama sobre aquellos que de corazón le temen.

Timor Domini Initium Sapientiae: el inicio de la sabiduría es el temor de Dios

P.A

García

2 comentarios:

  1. Excelente artículo. Sin duda que Dios nos habla a través de los humildes y sencillos, incluso, mediante los que el mundo toma por insignificantes. Cómo olvidar aquellas tertulias con Juancito...

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