domingo, 31 de octubre de 2021

La Iglesia Católica y el Movimiento Scout

ESCULTISMO

         El Movimiento Scout, corriente juvenil fundada en 1907 por el militar inglés Robert Baden-Powell (1857-1941), gozó desde sus épocas fundacionales con el apoyo de la Iglesia Católica. El esquema Scout (Escultismo) de Baden-Powell consistió en un proyecto educativo juvenil cuya finalidad primitiva era el regeneracionismo moral y material del Imperio Británico, razón por la cual tuvo la aprobación de diversas autoridades pedagógicas y eclesiásticas, entre otras el Cardenal Francis Bourne, arzobispo católico de Westminster. La prodigiosa fundación de los Scouts, en palabras del propio Baden-Powell, fue un acontecimiento inspirado: “primero tuve una idea, luego brotó un espíritu y después tuve que crear una organización”.

         Como hemos dicho, el Movimiento Scout, rama original del Escultismo, se centraba esencialmente en la formación y acompañamiento de la juventud. Su afamado método pedagógico se apoyaba en el ejercicio físico y en la vida comunitaria. Pocos años después de su fundación, el Movimiento Scout se convirtió en semillero de vocaciones para el sacerdocio y la vida religiosa de la Iglesia Católica. Muchos de los grupos de Scouts se reclutaban entre los alumnos de los gimnasios e instituciones católicas, en los que estas vocaciones tenían un medio favorable para su crecimiento; este fue el panorama reinante en países europeos como Francia y España en la primera mitad del siglo XX.

         La evidente fe cristiana (protestante) de Robert Baden-Powell quedó plasmada en unas de sus últimas palabras, pues se conoce que, ante su muerte inminente, dejó como testamento a los Scouts lo siguiente: “Siento la muerte cercana, pero me siento en paz; francamente he de decir que he sido feliz, porque no he buscado otra cosa que hacer felices a los demás. Procurad dejar el mundo mejor que lo encontrasteis; así viviréis felices y partiréis en paz”. He aquí el origen del lema scout más popular: “Construir un mundo mejor”.

         Conozcamos ahora un valiosísimo testimonio de la grata relación que desde siempre ha tenido la Iglesia Católica con la fundación de B. P. (abreviatura usual del nombre del fundador). En carta de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, fechada en la ciudad del Vaticano el 17 de abril de 1948 (seis años después de la muerte de B. P.), se imprime, acerca del Escultismo, un panegírico digno de conocer.

         La misiva fue firmada por el Sustituto de la Secretaría de Estado, Mons. Juan Bautista Montini, el futuro papa Pablo VI, hoy santo, y en ella se dirige al arzobispo de México, Mons. Luis Martínez, con motivo de manifestarle las palabras y cercanía del Santo Padre Pío XII por la “II Conferencia Interamericana de Escultismo” que se realizaría en dicha ciudad capital de los Estados Unidos Mexicanos.

         La carta pontificia comienza aseverando la “particular simpatía y benevolencia que siente por el movimiento de los Scouts” el Sumo Pontífice Pío XII, seguido de una breve y acertada concepción que la Iglesia tiene sobre el movimiento, considerándole como un: “original sistema pedagógico, que, basado sólidamente en el Evangelio, desarrolla oportunamente la personalidad del joven, valorizando sus inclinaciones más nobles”. Para la Iglesia Católica, los fundamentos del Movimiento Scout son “fuertemente evangélicos”, es decir, inspirados en las Sagradas Escrituras, revelación del mandamiento supremo de Dios: el amor.

         Pío XII, centrado en el acontecimiento que se avecinaba, confiaba paternalmente en los resultados de dicha Conferencia, pues de corazón esperaba que la misma habría de “contribuir poderosamente a afirmar cada vez más en todas las Asociaciones Scouts de ese Continente el postulado fundamental del Escultismo, y una de sus más hermosas características: el conocimiento profundo y la práctica abierta y consciente de la propia fe”. Parece que, a pesar de ser una fundación laica, y más específicamente de origen cristiano protestante  -por la fe anglicana de Baden-Powell- el Santo Padre sabía que el trabajo de los Scouts apoyaba el conocimiento y práctica de la fe cristiana católica, de manera abierta y consciente.

         Se está afirmando, entonces, que en el Movimiento de B. P. existía para 1948 una “educación religiosa del Scout”, en la cual el individuo “tendrá un maestro y un guía que lo acompañe en la consecución de su madurez cristiana en el capellán scout, en el que el prestigio de la santidad sacerdotal consistirá siempre y en todas partes la mejor garantía para su preciosa e indispensable obra”. Se introduce aquí un tema que para el momento era habitual, pero que en la actualidad parece haber desaparecido: los “capellanes scouts”, es decir, sacerdotes católicos que, empapados con el espíritu del Escultismo, brindaban asistencia espiritual a los miembros del Movimiento, tarea “preciosa e indispensable”, siempre necesaria y digna de retomar.

         El deseo pontificio en la parte final de la misiva que tratamos es que el número de los miembros del Movimiento aumente considerablemente en toda la América, sabiendo que la juventud que se deja formar por los ideales Scouts, obligándose a “observar lealmente sus normas”, se estarían adiestrando en el servicio “cada vez mejor a Dios, a la Patria y a sus hermanos”. En estas palabras reconocemos compendiadas las frases más invariables de la promesa Scout: Dios, Patria y prójimo.

         El papa se despide indicando que su exhortación va dirigida específicamente y con mayor fervor “en primer lugar a los dirigentes y a los jefes para que con verdadero espíritu de apostolado, no obstante los sacrificios que les impone la responsabilidad de su misión cuiden de la formación de los Scouts según los elevados y esclarecidos ideales en los que se inspira el verdadero y genuino Escultismo”. La tarea de los dirigentes scouts está preñada de sacrificios, pues deben ser ellos mismos el principal testimonio y motor animador del espíritu scout en los grupos que dirigen, tarea que ha de realizarse con “espíritu de apostolado”, es decir, con una visión sobrenatural, sabiendo que el bien que se hace es inmenso, y que tiene su implicancia no solo en la parte humana de los jóvenes, sino también en la espiritual y moral. 

         Finalmente, por qué no pensar como justa alternativa de la nueva evangelización en “Grupos Scouts Parroquiales”, donde la Iglesia sea la sede y convocadora de los jóvenes que están deseosos de aprender cosas nuevas y antiguas. Bastaría sólo con catalogar a dichos grupos como grupos de “Scouts Católicos”, distinción que no sería contraproducente, pues en la historia del Movimiento ya se ha visto tal fenómeno, de manera enfática en la España del siglo XX.

 

P.A

García

jueves, 28 de octubre de 2021

Sobre un interesante artículo que leí en la web

LA BIBLIOTECA QUE NO TE CUPO EN LA MALETA


Con este mismo título se puede leer un interesante artículo crónica publicado el pasado 26 de octubre de 2021 en la página web cinco8.com, por el escritor José Gregorio Bello “comunicador social y diseñador editorial; entusiasta de la cultura pop”. En este artículo el autor presenta mi testimonio como migrante venezolano que dejó en casa su “biblioteca personal”, de ahí el título. También se mencionan otros dos singulares testimonios.

Luego de leer el maravilloso texto, estas fueron mis palabras de contestación para el autor, enviadas vía correo electrónico:

“Buenas tardes, José Gregorio. Ya leí el artículo. Me gustó muchísimo. Gracias por tomar en cuenta mi testimonio. Leí también los testimonios de las otras personas, es interesante saber que somos muchos los venezolanos que hemos salido y hemos dejado una biblioteca personal en casa, esperándonos... Es cierto que los libros deben estar en las manos de quienes los puedan leer, totalmente de acuerdo con esa aseveración, sin embargo, las bibliotecas personales, como la mía, contienen más que libros, tesoros, que sólo los dueños saben valorar. El tema del desapego con los libros es muy interesante también, porque se juega entre el límite de ser un lector aficionado o un bibliófilo. De seguro existen personas que sólo les interesa los libros para leerlos, ilustrarse y ya, tal vez devolverlos, venderlos o donarlos, pero, otros como yo preferimos mil veces tener el libro para más que leerlo poder conservarlo y tenerlo a la vista, siempre disponible incluso para posteriores relecturas. La experiencia de tener un libro en las manos no se compara con cualquier ejercicio de lectura que en la actualidad podríamos hacer desde cualquier medio tecnológico. Muchas gracias”.

José Gregorio me contestó con las siguientes palabras:

“Uy, totalmente de acuerdo con lo que dices. Creo que si reducimos todo a egoístas y desprendidos dejamos fuera de la conversación muchas cosas que involucran la relación de un lector con su libro, porque es suyo. En la adquisición hubo una intención. Me desperté pensando en si un libro es para siempre, como posesión no se sabe, quizá uno espera que sí. Lo cierto es que nadie nos quita lo leído. Gracias a ti”.

Finalmente le dirigí estas palabras conclusivas:

“Nosotros seguramente moriremos, pero nuestros libros no, los libros no mueren. En una biblioteca personal podemos conocer a su dueño, aun cuando éste no esté vivo. En los libros que hemos leído está una parte de nosotros. Por eso es que de los grandes personajes de la historia se especifican los libros que leyeron. Así como nadie se puede bañar dos veces en el mismo río, de igual manera nadie es el mismo luego de leer un libro”.

Los que deseen leer el artículo de José Gregorio Bello pueden acceder por este link: https://www.cinco8.com/periodismo/la-biblioteca-que-no-te-cupo-en-la-maleta/

P.A

García

lunes, 25 de octubre de 2021

Todo de Dios IV

Afrontar adecuadamente la vida no es tarea fácil para nadie, ni aun conociendo todas las herramientas para ser personas eficazmente integrales es posible salir victoriosos de tal o cual situación, porque siempre habrá algo que mejorar, la inconformidad personal, en este caso, debe comprenderse como el deseo de superarse cada día. Hoy ser mejor que ayer. Creo que mis cualidades y fortalezas para afrontar la vida son la perseverancia y la disciplina, acompañado de un profundo sentido de alegría por todas las cosas que me suceden. Sin estas cualidades no estaría donde estoy ahora mismo. Por supuesto que la mano de Dios se ha manifestado en todo lo que he emprendido, podría decir que he hecho lo que Él me ha permitido.

Es de suponer que también tengo dificultades o debilidades que en oportunidades me limitan o me causan problema, entre ellas podría precisar el fuerte carácter (o más bien la falta de carácter), en ocasiones poco discreto, poco amable o comprensivo, todo esto por la misma exigencia personal que suele ser proyectada hacia los demás. A veces espero de los demás los mismos resultados que yo creería estar capacitado a brindar, y esto es un error de mi parte, pues cada persona da de lo que tiene y no podemos esperar más de los demás que aquello que ellos mismos estén capacitados a dar, como dice el adagio popular: “no se le pueden pedir peras al olmo”.

Considero que tengo una buena capacidad de perseverancia en los trabajos que me propongo, así como también en los encargos que se me confían. Tengo muy presente el sentido de la responsabilidad, aunque soy consciente de que en ocasiones pueda fallar por cuestiones que escapan a mi voluntad. Ha habido ocasiones en mi vida pasada en los que con razón o sin ella he decidido abandonar un compromiso, de esto he aprendido a esforzarme por llegar hasta el final, sobre todo de aquellos compromisos a corto plazo que exigen menos y también de los que exigen más.

Mi actitud habitual ante las dificultades es el silencio y la reflexión, seguido de un necesario accionar, buscando hacer algo para solucionar la problemática que estoy enfrentado. Ante las dificultades no suelo darme por vencido, siempre busco la manera de resolver aquello que me aqueja, en este sentido soy insistente en lo que a mí respecta, más no tanto en acudir a los demás. Si veo que otra persona no parece estar dispuesta a ceder o a solucionar, no insisto, pues esto me bloquea totalmente, un poco como el fracaso obvio de no poder convencer a alguien. En ocasiones ante las dificultades actúo de inmediato, estimulo-respuesta, en evidente desventaja a la hora de evaluar lo que es correcto de lo que no.

Las tareas que hago con mayor gusto y entusiasmo son todas las relacionadas con mi vocación: la oración, la asistencia a los actos de piedad, etc., de igual manera me agrada dedicar un buen tiempo a la lectura y la escritura, como herramienta pedagógica autodidacta. Ante los trabajos o tareas que me desagradan y que sé que tengo que hacer me involucro con igual empeño, buscando completarlos para estar satisfecho con cumplir la voluntad de Dios. Me propongo metas a corto plazo para auto superarme.  Sé que hay cosas que no siempre son placenteras o beneficiosas solo para mí, pero soy consciente de que al realizarlas estoy cumpliendo con mi deber. He aprendido a ceder, a negociar, a ver lo positivo de cada ocasión.

En el ámbito familiar procuro estar disponible para todos, colaborar en casa, cuidar los objetos materiales, la limpieza, estar pendiente del pago de las facturas, etc. En lo social me esfuerzo por ser un buen ciudadano, aun cuando existan pequeñas dificultades para encajar en los patrones estándares de la sociedad peruana. En el ámbito laboral, ya he expresado que el ejercicio de la docencia representa para mí un enriquecimiento sin igual, al estar expuesto a diversas realidades afines al oficio. En lo intelectual puedo decir que no dejo de aprender todos los días, es constante la lectura y la reflexión, estoy empezando un curso de quechua, para conocer esta lengua autóctona. De todas estas aristas de la vida ordinaria, la que más me produce conflicto es la de interactuar con desconocidos, pues en oportunidades he recibido malos tratos, burlas, mofas, insultos, etc., por el hecho de ser extranjero y con características físicas evidentemente distintas al común. He sido víctima de la xenofobia, entendida ésta como el rechazo infundado e irracional hacia lo foráneo.

Jesús, en su parábola de la casa construida sobre la roca (Mt 7, 21-27), me invita a cimentar mi vida sobre Él, que es la roca verdadera, y esto sólo puedo lograrlo teniendo un trato cercano con Él, escuchando su Palabra, meditándola en mi corazón y poniéndola en práctica, esta es, en concreto, la enseñanza de esta cita bíblica para mi vida personal. Sé que si estoy con Jesús no estoy solo, sin embargo, el anhelo de entablar amistades no deja de causarme ilusión. Amistades con las cuales poder conversar, compartir, tratar temas interesantes... La soledad no siempre es la mejor compañía. Tal vez existan partes de mi vida que estén fundadas sobre arena, podría mencionar la misma incertidumbre de poder seguir la vocación, porque aunque yo esté totalmente disponible, escapa de mis manos las decisiones que efectivamente me lleven a la consecución del llamado divino. La intolerancia a la injusticia, en mi experiencia de vida, me ha hecho comprender que mi alma está realmente fundada sobre la roca de Cristo, pero esto me ha dejado ver ante la sociedad como si yo estuviese sobre arena, es decir en la inestabilidad, pues a veces aquel que protesta, que manifiesta su desacuerdo, es tomado por imprudente o persona molesta para los planes de aquellos que se exigen poco o nada.

P.A

García

jueves, 21 de octubre de 2021

Breve análisis de los relatos de la creación del hombre

MACHO Y HEMBRA


Introducción: En el presente análisis trataremos brevemente el tema de la creación del hombre y la mujer en el libro del Génesis, en sus capítulos 1 y 2; especificando en las respectivas conclusiones las similitudes y diferencias de ambos relatos contenidos en los capítulos antes precisados.

A continuación se presentarán los versículos de ambos capítulos que tienen referencia al tema de la creación del hombre, una vez realizada la lectura pausada y reflexiva.

Primer relato (Génesis 1, 26-28.)

Gn 1, 26: Dios decide crear al ser humano a su imagen y semejanza con el objetivo de que éste gobierne la tierra, toda la creación de Dios.

Gn 1, 27: Dios creó al ser humano hombre y mujer.

Gn 1, 28: Dios los bendijo, les ordenó ser fecundos y multiplicarse. Nuevamente les indica que deben gobernar la creación.

Gn 1, 31: Dios creó al hombre y la mujer en el día sexto.

Segundo relato (Génesis 2, 7-25)

Gn 2, 7: Dios creó al hombre del polvo, le sopló un aliento de vida y el hombre cobró vida.

Gn 2, 8: Dios puso al hombre en el jardín del Edén.

Gn 2, 15: Dios puso al hombre en el jardín del Edén para que lo cultivase y cuidase.

Gn 2, 16-17: Dios le dice al hombre que puede comer de todos los árboles, menos del árbol de la ciencia del bien y del mal, porque si no morirá.

Gn 2, 18-20: Dios pensó en una ayuda para el hombre, por eso creó a todos los animales, y el hombre puso nombre a todos los animales pero en ninguno de ellos encontró una ayuda adecuada.

Gn 2, 21-25: Dios hizo caer al hombre en un sueño profundo, de la costilla del hombre Dios hizo a la mujer y se la presentó, el hombre dijo “ésta si es hueso de mis huesos y carne de mi carne” y la llamó mujer. El hombre y la mujer estaban desnudos y no sentían vergüenza.

Conclusiones: El segundo relato es más extenso en relación al primer relato. El segundo relato contiene más detalles sobre cómo Dios formó al hombre y a la mujer, menciona el jardín del Edén y el árbol de la ciencia del bien y del mal. Sólo en el primer relato Dios manifiesta su intención de crear al hombre a su imagen y semejanza. Con respecto a los animales, en ambos capítulos el hombre tiene autoridad sobre ellos, en el primero Dios le ordena gobernarlos y en el segundo Dios deja que el hombre les ponga nombre.

P.A

García

viernes, 15 de octubre de 2021

Breve historia del Señor de los Milagros del Perú

DEVOCIÓN CUATRICENTENARIA

A mediados del siglo XVII

en el barrio de Pachacamilla

los negros mandaron pintar

una venerable imagencilla

 

El motivo más conmovedor

fue ver a Jesús Crucificado

de aquella fiel devoción

que después todos propagaron

 

El sitio destinado a la imagen

fue un rústico y austero muro

del galpón donde se congregaban

los negros con deseo puro

 

Prepararon aquellos adobes

con sencilla capa de cal

donde después encontraron

la imagen a venerar

 

En el centro del motivo

el Señor Crucificado

a sus pies la Magdalena

y la Madre a su costado


 El autor de la pintura

fue el negro Pedro Dalcón

a quien también llaman Benito

en especial significación


Fueron pasando los años

y la pintura permaneció

soportando a la intemperie

la lluvia, el frío y calor

 

Aquella cofradía de negros

fue quedando en el olvido

el lugar de reuniones

y el Cristo allí bien asido

 

En un fuerte terremoto

que a Lima destruyó

el 13 de noviembre

el Cristo permaneció

 

Pero nadie puso cuidado

del prodigio allí ocurrido

el tiempo siguió pasando

y el Señor en el olvido

 

Más Dios sopló en la mente

de don Antonio de León

quien de nuevo se propuso

recuperar la devoción

 

Antonio un día caminaba

y se fijó en el Señor

quien parecía decirle

que le prestara atención

 

Lleno de fe y de piedad

aquel lugar vino a limpiar

procurando para flores y luces

de adobes un pequeño altar

 

Dios en agradecimiento

le salvó de un tumor maligno

segundo milagro efectuado

que corrió cual bello himno

 

Antonio muy convencido

divulgó el milagro obrado

y mucha gente le siguió

venerando al crucificado

 

Al Él acudían de noche

con el Salmo Miserere

acompañando con música

las plegarias de la plebe

 

Pero al Cura de San Marcelo

no le agradó aquella estampida

le molestaba la gente

que estaba allí reunida

 

Por eso decidió intervenir

apoyándose en autoridades

para la pintura destruir

y así acabar sus anales

 

Con el valor conseguido

fijaron fecha de ejecución

borrarían la bella imagen

sin ninguna discusión

 

Aquel cuatro de septiembre

fueron las autoridades

y al hallar gran gentío

tuvieron por malos a tales

 

Tal vez doscientas personas

agrupadas en torno a la imagen

cantaban con instrumentos

sin pretender les quitasen

 

La comisión demoledora

llegó en días posteriores

pretendiendo eliminar

la pintura y sus honores

 

Un grupo de curiosos

se acercó a presenciar

cómo un tal pintor fogoso

la pared quería picotear

 

Pero su mano inflexible

y su cuerpo sin motivo

se desprendió de lo alto

sin explicar lo ocurrido

 

Pensaron que era normal

un accidente cualquiera

pero después de recuperar

no pudo efectuar la quimera

 

Buscaron un segundo varón

que pudiera borrar la pintura

pero tampoco logró

ejecutar picadura

 

La gente al instante captó

que al no poder ellos dos

borrar la sagrada imagen

no era voluntad de Dios

 

Pero un tercer voluntario

animado por la paga

se ofreció a desmoronarlo

sin pensar lo que le esperaba

 

Ascendiendo a la escalera

vio al Cristo cómo cambiaba

sus colores se avivaron

su figura transfiguraba

 

No sufriente el testimonio

una lluvia muy densa caía

desistieron del propósito

prodigioso fue aquel día

 

El suceso bien se extendió

hasta el punto de solicitar

el traslado de la imagen

a la parroquia San Sebastián

 

En la fiesta de la cruz

se celebró la primera misa

frente a la imagen milagrosa

con piedad y sin prisa

 

La autoridad eclesiástica

procuró organización

nombrando un mayordomo

de la creciente devoción

 

Se aceleró la construcción

de la pequeña capilla

del Señor de los Milagros

en el barrio Pachacamilla

 

Fueron varios mayordomos

los que con fe actuaron

en pos de la iglesilla

que poco a poco lograron

 

El más notable de ellos

fue Sebastián de Antuñano

quien con presteza culminó

aquel templo deseado

 

Un segundo terremoto

animó a la feligresía

a sacar en procesión

al Señor con algarabía

 

Para ello bien se dispuso

una copia fiel en detalles

y el Señor de los Milagros

se trasladó por las calles

 

Desde aquel glorioso día

la fe se fue propagando

y Jesús Crucificado

milagros estuvo obrando

 

Esta es la historia limeña

de una imagen sin igual

que todo piadoso peruano

se dispone a venerar

 

Octubre es el mes morado

de singular piedad y honor

donde se exaltan agraciados

los Milagros del Señor

 

         La información básica utilizada para realizar ésta breve historia del Señor de los Milagros se ubica en las páginas 233 al 236 del libro Cronistas de Convento y Cronistas Misioneros, de Francisco Carrillo, quien a su vez cita como lectura complementaria un texto tomado del libro Historia de la Iglesia en el Perú, tomo III, de Rubén Vargas Ugarte.


P.A

García

jueves, 7 de octubre de 2021

Todo de Dios III


La canción “Toma mi mano”, del grupo católico Alfarero, es un auténtico acto de fe y abandono en la voluntad del Señor. Esta canción me inspira a dejarlo todo en las manos de nuestro Dios. Pedirle que tome mi vida y la haga de nuevo es una constante invitación a dejarme moldear por el divino Alfarero: Jesús. Reconozco que es más fácil seguir el camino de la vocación si me dejo guiar por la mano de Aquel que conoce mi corazón y me ha llamado.

Los tres anhelos más importantes en mi vida son: en primer lugar cumplir satisfactoriamente con la misión que Dios me ha encomendado, es decir, responder a su llamado. En segundo lugar, en esa respuesta, darlo todo de mí, para dar gloria a Dios con mi vida entera, para sentir que soy útil a las personas, para sentirme colaborador de Dios en la salvación de las almas. Y en tercer lugar, anhelo alcanzar la santidad de vida a la que estoy invitado, como todos los cristianos. En definitiva los tres anhelos son: ser sacerdote, ser un sacerdote bueno, ser un sacerdote santo.

A nivel de estudios o de trabajo, en la actualidad, me gustaría seguir formándome oportunamente y aprovechando todas las circunstancias para crecer como persona en el aspecto laborar y su consecuente realidad de contacto con el prójimo. El trabajo dignifica y santifica, y los estudios también. Algo que no me gustaría estar haciendo a nivel de estudios o de trabajo, sería estar en el lugar incorrecto o equivocado, es decir, no me gustaría estudiar algo que no va en relación a mi propósito de vida y mucho menos trabajar en campos en los que no compagina mi llamado y mi formación, aun cuando todo trabajo honrado es bueno para glorificar a Dios, hay experiencias sin las cuales se puede seguir adelante. En pocas palabras, afortunadamente los pasos que he ido dando en este llamado de Dios han sido los más idóneos. Ahora en mi desempeño como docente de primaria puedo poner en práctica lo aprendido en años anteriores, y de igual manera estoy adquiriendo las herramientas necesarias para comprender las diferentes realidades de las personas, sus inquietudes, dificultades, propósitos, etc. y así poder brindar una ayuda.

En los próximos tres años espero adentrarme, con el favor de Dios, a la etapa final de mi formación en el Seminario, para luego recibir la ordenación diaconal y sacerdotal, que es para lo cual me vengo preparando desde hace ya diez años atrás. Metas a lograr en este trienio sería evidentemente la culminación de mis estudios teológicos y todos los pasos que la Etapa Configurativa propone para los candidatos al sacerdocio, como la recepción de los ministerios del lectorado y el acolitado.

Mi vida dentro de 20 años la vislumbro como una vida madura, serena y alegre, en el servicio que me toque desempeñar para ese momento. No puedo pensar en  el futuro sin mirar al pasado, sólo así sabré que según los pasos que he dado en el camino ya recorrido, voy directo al fiel cumplimiento de la voluntad de Dios y mi plena realización como persona y como cristiano. Pensar en el futuro me hace reflexionar sobre el presente, y puedo así comprender que desde ahora debo vivir según aquello que quiero alcanzar.

Muchas personas han influido en vida. De todas estas podría mencionar tres. En primer lugar mi madre, quien me ha demostrado todo su amor y apoyo incondicional en las diferentes etapas de mi vida. De ella he aprendido el valor de la responsabilidad y la perseverancia. En segundo y tercer lugar se encuentran dos reconocidos jerarcas de la Iglesia Católica: el papa emérito Benedicto XVI y el cardenal de mi ciudad en Venezuela, Baltazar Porras. De ellos he aprendido que el seguimiento de Jesús está sembrado de múltiples realidades de diversa índole, como los estudios, los cargos a desempeñar, las circunstancias socioculturales propias de cada época, entre otras. El papa emérito me impresiona con su ejemplo de humildad, así como su notable labor teológica en favor de toda la Iglesia. El cardenal Porras, a quien he conocido personalmente, me estimula a cultivar el orden, la disciplina, el interés por las personas, el estudio y la formación integral que todo sacerdote debería tener para responder con mejor actitud y aptitud a las problemáticas del mundo actual.

Ahora mismo pienso que una de las cosas o circunstancias que pudieran impedirme alcanzar mis anhelos sería una repentina enfermedad o una discapacitación física a causa de un accidente. Fuera de esto no veo claro qué otra realidad podría impedirme seguir adelante, pues sé que toda dificultad que se presente está puesta por Dios para ser superada con su ayuda.

Al describir mi vida como un camino, evidentemente el final será la meta más importante a alcanzar, y en este sentido, mi meta es la de todo bautizado, llegar al cielo. Durante ese camino habrán muchas otras pequeñas metas, que no serán sino un estímulo para seguir adelante. Reconozco que de acuerdo a como ande por el camino de la vida llegaré mejor o no a la meta final. Pero también sé que animado por los pensamientos de los santos puedo vivir aquí en la tierra un anticipo del cielo que me espera, como bien lo manifestó en santo cura de Ars, para quien el sacerdocio era vivir el cielo en la tierra.

Breve reflexión de Lc 4, 16-21. En este pasaje evangélico el Señor se encuentra en su tierra Nazaret, el sábado va a la sinagoga y luego de leer un pasaje de Isaías manifiesta a los presentes que dicha profecía se cumplía en él. Este texto leído por Jesús y comentado por él mismo revela sus ideales de compromiso con el hombre. En primer lugar Jesús manifiesta que el Espíritu de Dios está sobre él, es decir, que se reconoce a sí mismo como enviado de Dios, más concretamente como su Hijo. Luego reconoce que ha sido ungido para llevar el evangelio a los pobres, evangelio que es la buena nueva de la liberación de la esclavitud del pecado. Jesús resalta la liberación de los cautivos y oprimidos y la vista de los ciegos y un año de gracia del Señor, es decir, que todas las dificultades concretas por las cuales pasa la humanidad, son enmendadas y restituidas en Cristo y por su misión evangelizadora que tiene su culmen en la pasión, muerte y resurrección. El compromiso de Cristo con el hombre se manifestó en su servicio al pueblo, servicio que pasó por obrar milagros y enseñarles con parábolas y con su propio ejemplo cómo debían comportarse para ser mejores personas y agradar a su Padre Dios, esta es la pedagogía divina.

La lectura de este texto de Lucas, así como los fragmentos de los comentarios del Santo Padre Francisco encontrados en esta ficha vocacional n°3 me ayudan a reflexionar sobre el verdadero sentido del servicio y cómo debe ser entendido éste dentro del ambiente eclesiástico. El Papa es muy claro a la hora de afirmar que el servicio es también un poder, el poder de ayudar desinteresadamente a las personas, sabiendo que así encontramos el sentido de nuestra vida y a su vez podemos vivir la vida con un sentido concreto. A la luz del texto evangélico y de los comentarios del Papa puedo concluir que el servicio para el cual me debo preparar debe estar centrado en la incansable búsqueda de la santificación de las almas, que no es otra cosa que llenar a las personas de Dios, de su palabra y sobre todo ayudarles en el camino de la santificación con la administración de los sacramentos. Teniendo esto muy claro, podemos dar el segundo paso, es de luchar contra las injusticias que se viven en la sociedad, como la pobreza, la discriminación, la apatía por las cosas espirituales, entre otras tantas. Comprendo que mi servicio debe ir primero orientado en infundir en las almas el deseo por el Reino de Dios, para que así éstas puedan llevar a sus hogares o lugares de trabajo lo hermoso de vivir con Dios en el corazón.

En relación a lo que realmente me haría feliz puedo afirmar que muchas cosas pueden hacerme feliz, desde lo más humano o terrenal, pero sólo aspiro a la felicidad que Dios me promete, de manera concreta como sacerdote. Sé que puedo ser feliz en esta vocación, porque conozco muchos sacerdotes que son felices en su ministerio y así como ellos pueden entregarse desinteresadamente por los demás y en esto encuentran su felicidad, a ejemplo del mismo Cristo, así también me veo plenamente feliz y realizado en esta vocación a la que Dios me ha llamado y en la cual Él mismo me va dando las herramientas necesarias para hacer lo que Él me pide de la mejor manera y con aspiraciones a grandes frutos espirituales y también, por qué no, materiales.

Finalmente con el trabajo de esta ficha vocacional n°3 he podido hacer una mirada introspectiva y a la vez que me he interrogado con las preguntas propuestas en el material, he podido responderme a mí mismo sobre la importancia de tener claro un propósito en la vida, y una vez concretado el propósito, preguntarme si estoy dando los pasos necesarios que me encaminen a esa realización.

En la lectura espiritual de estos días he estado trabajando con la carta apostólica del papa san Juan Pablo II “Mane nobiscum Domine”, sobre el año eucarístico que aconteció en la vida de la Iglesia entre 2004 y 2005. El título de este breve documento es la frase latina de la cita bíblica de Lc 24, 29 en la que los discípulos de Emaús piden al Señor, una vez que le reconocen al partir el pan, que se quede con ellos: “quédate con nosotros, Señor,…”. En la introducción de esta carta apostólica, san Juan Pablo II precisa que “la Eucaristía es el centro vital en torno al cual deseo que se reúnan los jóvenes para alimentar su fe y su entusiasmo”. Pues bien, animado por estas palabras, me animo a participar cada día con mayor piedad y fervor de la santa Misa, sabiendo que en ella, como joven que soy y con la invitación del papa, puedo encontrar refugio en la fe y el entusiasmo necesario para seguir adelante.

Efectivamente para mí la recepción de la Sagrada Comunión es y debe ser siempre el oportuno alimento espiritual que me anima y me da mayor fortaleza para crecer en la fe, la esperanza y el amor. Bendito y alabado sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.