martes, 30 de julio de 2019

Coplas al Padre Edduar Molina en su cumpleaños


25 DE JUNIO

Festejamos con gran júbilo
en Mérida con bello clima
el cumpleaños de un gran hombre
el padre Edduar Molina.

Desde el Seminario pedimos
a Dios salud y mucha alegría
para el padre Edduar Oberto
felicidades en su día.

Sacerdote y profesor ha sido
y conocedor de la historia
pastoralista y pedagogo
para Dios sea la gloria.

Querido padre Edduar
queremos felicitarle
y a seguir trabajando
también poder animarle.

Siga siendo ese pastor
preocupándose por la gente
buscando la mejor manera
eres un hombre inteligente

Con gran cariño y soltura
desde el corazón sin engaño
estimado padre Edduar
que pase un feliz cumpleaños

P.A
García

domingo, 21 de julio de 2019

Examen final de Escatología


         ¿Cómo explicarías el concepto “Escatología” a los niños de la segunda etapa de catequesis, que se preparan para recibir la Primera Comunión?

         Queridos niños, ustedes son amigos de Jesús el Hijo de Dios, y una amistad siempre tiene algo que prometer, un ejemplo de ello es cuando nosotros prometemos a los amigos del colegio o de la cuadra donde vivimos alguna cosa o actitud, como el ser más compresivos, generosos o simplemente un obsequio por el día del cumpleaños. Pues bien, nuestro amigo Jesús nos ha prometido muchas cosas buenas y una de ellas es el estar con él en el cielo, cuando nos llame de este mundo, cuando nuestra misión aquí en la tierra haya finalizado felizmente.

         Como sabemos, somos obra de Dios, esto significa que nuestros papás nos han traído al mundo porque Dios así lo ha querido, y esta realidad nos invita a pensar un poco, porque si Dios nos ha hecho venir al mundo ¿qué pasará cuando él nos llame a su presencia?, ¿cómo será esa otra vida? Comprendámoslo de la manera más sencilla. Ustedes están haciendo un camino en la catequesis que reciben, al parecer ese camino terminará el día en que reciban el Cuerpo de Cristo y su Sangre, pero no es así, ese día será no el fin, sino el comienzo de una gran aventura en nuestra vida de cristianos, de amigos de Jesús, pues así mismo podemos hablar de la promesa de Jesús de vivir en su presencia cuando él nos llame, ya que la muerte no sería, entonces, el fin de nuestro caminar, sino el comienzo de la verdadera vida, que es estar con Aquel que dijo que era el Camino, la Verdad y la Vida.

         Queridos niños, las promesas de nuestro amigo Jesús se cumplirán, y así como él murió y resucitó por el poder de su divinidad, así mismo nos sucederá a nosotros, cuando creemos en él y le recibimos en esta vida en su Cuerpo y Sangre, para luego recibirle en plenitud, es decir, con toda su grandeza que supera nuestra pequeñez.

         Haz una breve explicación del término “Parusía”, dirigido a unos campesinos.

         Queridos hermanos, como se ha visto en estos días, en las misas se ha hablado de la Ascensión del Señor, cuando él sube al cielo después de haber resucitado y habérseles aparecido a sus discípulos. En ese mismo contexto la lectura del Evangelio habla sobre una “segunda venida del Señor”, cuando él regrese a “juzgar a vivos y muertos”, como lo profesamos en el credo.

         Esta segunda venida del Señor, en términos de la ciencia teológica se denomina “Parusía” que se nos puede asemejar a la palabra “aparición”, que en todo sentido será la manifestación gloriosa de Jesús, el crucificado. Es así como la parusía del Señor cobra sentido en nuestra fe católica, pues es el cumplimiento de la Sagrada Escritura, cuando Cristo baje del cielo rodeado de sus ángeles en la gloria de Dios.

         Queridos hermanos, como hemos visto, hablar de la Ascensión del Señor es hablar de la Parusía, pues la primera es la determinante pata que la segunda sea consecuente, es decir, sin Ascensión no hay Parusía, es por eso que aquellas primeras comunidades cristianas vivían vigilantes en la oración y practicantes en la caridad, pues esperaban esa parusía como un hecho próximo a sus vidas; ya han pasado dos mil años y este acontecimiento no ha ocurrido, sin embargo, nuestra fe nos enseña que hemos de esperar al Señor siempre y en todo momento, aguardando no desde a quietud perezosa, sino desde la praxis cristiana, que no es otra cosa que vivir en este mundo haciendo el bien, esperando encontrarnos con nuestro Señor después de nuestra muerte, y desde el trabajo ordinario de nuestros campos hemos de esperar esa segunda venida del Señor, haciéndolo de la mejor manera, es decir, siendo fieles al mandato del amor que él mismo nos enseñó.

         Que podamos decir con conciencia: ¡Ven, Señor Jesús!

P.A
García

Examen final: Libros Proféticos


PROFÉTICOS
         Del acercamiento a los libros proféticos: ¿qué aspecto te parece más relevante?

         En el estudio realizado, me pareció importante el tema de los profetas durante la monarquía, ya que es en estos aspectos donde se comprende la diferencia entre la famosa profecía por conveniencia al rey y la profecía que viene realmente de parte de Yahvé. El aspecto de denuncia en estos profetas es un ánimo para la vida de la fe de los creyentes en la actualidad, pues sabiendo que en los poderosos está el destino del pueblo, el profeta, desde su papel influyente, puede hacer que el rumbo de los poderosos cambie hacia el bienestar y así salvar al pueblo de la calamidad.

         Es importante, también, reconocer que el profeta, principalmente, anuncia la Palabra de Dios, y en este sentido denuncia todo lo que atente contra esta Palabra, siendo consciente que no le prestaran atención, pues su discurso, aunque certero, casi siempre es fastidioso y obstaculiza el capricho de los poderosos, y también del pueblo en general, que no está exento de obrar según su propia ley y no la de Dios.

         Al acercarnos al vocabulario y etimología de la palabra profeta, vemos cómo desde el hebreo y el griego, éste término significa “hablar en vez de”, “ser portavoz de”, y es precisamente esa la misión del profeta, y en nuestro caso particular como seminaristas, la misión de sacerdote, ser portavoz de la Palabra de Dios, que en ocasiones ha de denunciar lo malo, pero sin olvidar la gran tarea de apacentar el rebaño del Señor, de mostrar con palabras y obras la misericordia de Dios que es Amor.

         Queda, en este sentido, el compromiso de sentirnos profetas de Dios y no de los poderosos, ni de nuestro propio capricho. Hacen falta para la vida de la fe más profetas, más hombres capaces de discernir los signos de los tiempos para e bien del pueblo de Dios, que es la Iglesia.

         Del trabajo de investigación realizado para esta materia: ¿qué es lo más importante para la Pastoral?

         Fue una experiencia agradable trabajar el pequeño libro de Malaquías, ya que éste guarda estrechísima relación con la vivencia actual de la fe y específicamente con la misión de los seminaristas y sacerdotes.

         El mensaje de Malaquías es aún vigente, como toda la Sagrada Escritura, pero de manera especial cuando Malaquías, que significa “el mensajero”, hace la solemne invitación de volver a Dios, pues con su manera de hablar, directa y amenazadora, hace frente a los sacerdotes de su época para reprocharles su degradación del culto del Señor en el Templo.

         Esto en sí es un gran llamado de atención para todos los que estamos acostumbrados a tratar con lo sagrado. Para una mejor pastoral, desde nuestra misión, hay que reconocer con Malaquías que la purificación del culto de nuestros templos ha de ser la fuerza espiritual que envuelva nuestra identidad como pueblo.

         Es obligatorio resaltar el versículo 11 del capítulo 1 de Malaquías, cuando se hace mención de un sacrificio puro ofrecido a Dios más allá de Jerusalén y de su Templo “en todo lugar me ofrecen sacrificios y ofrendas puras, porque mi fama es grande en las naciones”. En este sentido, los antiguos cristianos y el Concilio de Trento lo entendieron como una profecía del sacrificio eucarístico de Cristo.

         Todo esto hace una invitación a los creyentes a mejorar y perfeccionar la manera de participar en el Culto Eucarístico, que es la fuente y culmen de la vida cristiana. Malaquías nos deja claro que Dios nos ama, más en las crisis y momentos difíciles; su justicia y amor son eternos.

P.A
García

Resumen del decreto “Inter mirifica” del Concilio Vaticano II

INTER MIRIFICA

         El decreto “Inter mirifica” del Concilio Vaticano II fue promulgado por san Pablo VI, el 4 de diciembre de 1963, el mismo trata sobre los medios de comunicación social y su implicación en la fe católica.

         Consta de una introducción y dos capítulos, para un total de 24 numerales. Este decreto es el resultado de la reflexión de los padres conciliares con respecto a “los maravillosos inventos de la técnica”, dentro de los cuales se pueden mencionar: la prensa, el cine, la radio y la televisión.

         La Iglesia con este decreto comprende que hay un deber de usar los medios de comunicación, de su uso y posesión, sin embargo, deja claro que éstos serán utilizados dentro del orden moral, para así ir en comunión con la doctrina católica.

         Los destinatarios de la información, que son los espectadores, los lectores, los oyentes, están obligados a favorecer la producción moral y artísticamente elevada. Los obispos son los principales responsables de animar en sus diócesis la presencia de medios de comunicación, de esta manera se apoya la obra evangelizadora de la Iglesia.

         El decreto hace énfasis en el cuidado de la juventud y el uso de éstos medios, recordando que los padres son los responsables de lo que reciben los hijos a través de la técnica (tecnología). Inter mirifica es bastante diáfano a la hora de apoyar la evangelización que lleva la Iglesia a través de los medios de comunicación, a la vez que alerta al fiel católico a manejarse cristianamente en lo que compete a este campo.

P.A
García

La Carta a los Efesios, un estudio general

EFESIOS
Introducción
Al adentrarnos en el estudio de la Carta a los Efesios es preciso saber que desde tiempos antiguos, Éfeso fue una ciudad importante por su situación geográfica, y en tiempos de Pablo era la capital de la provincia romana de Asia. Entre sus muchos edificios suntuosos descollaba el templo de Artemisa, diosa asiática de la fecundidad (Cf. Hch 19). Como ciudad romana del Mediterráneo oriental, formaba terna con Antioquía y Alejandría. Cuando Pablo visitó Éfeso (Hch 19,1) encontró allí algunos cristianos no muy bien formados. Les instruyó y constituyó con ellos una floreciente comunidad de paganos convertidos, base de operaciones para la expansión misionera. El Apóstol residió allí tres años entre éxitos y dificultades.

Ahora bien, la Carta a los Efesios tiene forma literaria de carta antigua, como muestran, por ejemplo, el saludo (1,1-2) y la conclusión (6,21-24). Sin embargo, si lo comparamos con las cartas indiscutidas de Pablo, a quien se ha solido considerar autor de este escrito, las diferencias formales son bastante grandes y hacen dudar de que sea una carta como las otras y de que haya sido dirigida a unos destinatarios concretos, a pesar del nombre con que siempre se la ha conocido. En realidad, más bien parece una carta de tipo general, a la manera de las “Cartas Católicas” del Nuevo Testamento. A veces se ha defendido que se trata de un sermón u homilía disfrazados de carta, opinión no demasiado probable. Considerando detalles como las largas exhortaciones de los capítulos 4-6 y la constante tradición en hablar del escrito como de una carta, es preferible verla como tal. Son más dudosos, en cambio, los detalles. Se ha dicho también que era un escrito abierto, susceptible de ser enviado a diversos destinatarios, hipótesis que no carece de fundamento. Podría pensarse que el autor ha elegido esta forma literaria de carta para poder comunicarse con más público, artificio no infrecuente en la antigüedad.

A continuación veremos unas consideraciones sobre la Carta a los Efesios, su posible autor y opiniones al respecto, llegando a concretar a quien se le atribuye, su cercana fecha y lugar de composición, el esquema general de la carta, sus temas resaltantes, finalizando con la reflexión de algún tema relevante para la pastoral actual.

Autor de la Carta a los Efesios

En el siglo XVI, Erasmo había considerado que la carta a los Efesios era distinta a las demás cartas paulinas, sin llegar a negar la autoría de Pablo. Aunque Renan llegará a decir que quizás es la carta más antigua reconocida en autoría al Apóstol de los Gentiles se sabe que en los primeros siglos del cristianismo fue el documento más usado por los gnósticos, pudiendo existir antes de la última década del siglo I dándosele la autoría probable a un discípulo de Pablo, por los rasgos similares a la Carta a los Colosenses. A ello, el jefe de la escuela de Tubinga F. Chr. Baur, concluía que apenas podía ponerse en duda la autoría de la carta se llegaría a resolver de forma solidaria, considerando que la carta a los Colosenses se reconocía generalmente como paulina, la epístola a los Efesios debía beneficiarse igualmente de ser agregada a Pablo .

Fecha y Lugar de Composición

Todo lo dicho anteriormente hace pensar que el autor es un discípulo de Pablo que escribe después de la muerte del Apóstol a paganos convertidos de la segunda generación, entre los años 70-90. Si atribuye el escrito de la Carta a Pablo es para dar autoridad a sus reflexiones y, apoyado en las enseñanzas de su maestro que va desarrollando, iluminar la vida de las Iglesias en las nuevas circunstancias por las que atravesaban, veinte o treinta años después de que fueran fundadas por el Apóstol.

Teniendo en cuenta el desarrollo de los conceptos paulinos y el conocimiento que la carta supone de los escritos del Apóstol –siempre en la hipótesis más probable de que el autor no sea el propio Pablo–, hemos de asumir un ambiente del último tercio del siglo I. No parece sensato colocarla mucho más tarde de la muerte del Apóstol –que tuvo lugar a mediados de la década 60-70–, en cuyo caso hubiera sido más difícil que se considerase de Pablo, si es que realmente se pretendió. Además, si el autor usó de algún modo la Carta a los Colosenses, hay que situar, evidentemente, la fecha de Efesios después de la del otro escrito. Puede proponerse, pues, una fecha aproximada entre el 70 y el 90. Tampoco es posible fijar mucho más el posible lugar donde el documento fue escrito y redactado. Lo más verosímil es pensar en algún sitio de Asia Menor. Pero no contamos con elementos para determinar más.

Esquema divisorio de la Carta

Según considera José María González que establece, que Pablo al salir de la crisis colosense, fecundó su pensamiento en las últimas consecuencias del Misterio de Cristo, repensando en síntesis el conocimiento adquirido, y colocándolo por escrito en una epístola que es destina especialmente a los convertidos del paganismo (Ef. 1, 13; 2, 1-2. 11-22: 4, 17 ss), que constituyen su feudo misional (3, 1-8). Descubriendo en ella toda la Iglesia su adentro al Misterio de la Salvación en un plan que parte desde su salutación epistolar (1, 1-2), primera parte dogmática (1, 3-3, 21): visión panorámica del Misterio de Cristo (1, 3-14), la Iglesia en el Misterio de Cristo (1, 15-2, 22), parte de Pablo en el anuncio y realización del misterio (3, 1-21). La segunda parte moral (4, 1-6, 20): la unidad en la Iglesia (4, 1-16), de lo viejo a lo nuevo (4, 17-24), virtudes concretas (4, 25-5, 21), moral social (5, 22-6, 9), Ascética militante (6, 10-20). Y la tercera parte (6, 21-24): noticias personales (6, 21-22), y la bendición final (6, 23-24).

A ello, se le confronta lo establecido por el P. Joseph Huby, tras el saludo inicial en la carta (1, 1-2), la epístola se divida en dos partes: una dogmática (1, 3-3, 21) y otra parte moral (4, 1-6, 20) fundada está en la primera. Como el objeto de la parte dogmática es la unión de todos, judíos y paganos, en Cristo y con Cristo, para formar un solo cuerpo, la Iglesia, todos los preceptos de moral tienen por finalidad promover la unión de los fieles en Cristo y hacer crecer los miembros del cuerpo a la medida de su Cabeza.

Es posible señalar sustancialmente una estructura de la Carta tomando como base dos cesuras importantes. La más destacada es la que separa los tres primeros capítulos de los otros tres. Efectivamente, la sección 1-3 termina con una doxología (3,20-21), que normalmente es signo de conclusión (Cf Rom 11,33-36), mientras que 4,1 comienza con la fórmula: "Yo os pido", que ya en Rom 12,1 introducía la sección parenética. En la primera parte el lenguaje es de tipo contemplativo, celebrativo, mientras que en la segunda es exigitivo, con el verbo muchas veces en imperativo.

Hay otra cesura en el capítulo 1 entre el versículo 14 y el versículo 15; aquí tiene lugar el paso de un trozo atípico para un comienzo de carta, de estilo hímnico, a un auténtico comienzo epistolar; de manera que el trozo 1,3-14 puede aislarse como prólogo de toda la carta. De aquí se deriva una estructura que es literaria y teológica al mismo tiempo. Después del saludo (1,1-2) y del prólogo-apertura (1,3-14), vienen dos grandes partes: la primera, de tono más doctrinal, está dedicada al tema del misterio de Dios en Cristo como fundamento de la Iglesia (1,15-3,21); la segunda, más parenética, trata de la nueva vida del cristiano en la Iglesia (4,1-6,20); y termina con noticias y saludos finales (6,21-24).

Tema Resaltante:

        Destinatarios: Según el P. Joseph Huby es un problema pese a ser nombrada como la Epístola o Carta a los Efesios desde su consideración más antigua en el siglo III en el Fragmento Muratoriano hasta el Canon de Libros Santos promulgado por el Concilio de Trento. Es decir, la duda surge en la palabra en Efeso donde le falta una P a la palabra en griego ṿ Eϕơɯ, al igual que la mención de la interpretación del pasaje citado por Orígenes y san Basilio que debieron leer el texto sin mención del lugar. Además, por los Hechos de los Apóstoles se sabe que Pablo se detuvo en Efeso a predicar el Evangelio a los Judíos y Griegos durante dos años , y en la Carta a Efesios no se hace mención de este hecho, aunque se haga mención al principio de la carta a la misión confiada a Tíquico (6, 21-22) no llega a saludar directamente a ningún miembro de esta Iglesia o a los amigos que pudiera tener en ella. Por lo que se cree de la existencia de una comunidad o un conjunto de comunidades donde los paganos convertidos formaban un grupo importante (2, 1-2; 11, 12; 4, 17-19) no da indicios concretos para creer en que la carta iba dirigida preferentemente a la Iglesia de Efeso. Sumado al hecho que Teodoro Mopsuestia había sacado la impresión de este carácter impersonal de la carta, y concluía que Pablo había escrito la presente carta a los Efesios, cuando aún no los conocía. Por tanto, se cree que la carta fue dirigida a la Iglesia de Laodicea, pero eran indignos de ser mencionados en el encabezamiento de la misma por su mal comportamiento. Suprimiendo su nombre, reemplazándolo por el de Efeso, metrópoli de la provincia romana de Asia, que había sido uno de los principales centros de actividad apostólica de san Pablo, y por haber una intención de leer a otras comunidades del valle del Lico, Colosas o Hierápolis el contenido doctrinal de la epístola .

Tema para la pastoral

La aplicación de todo este pensamiento teológico paulino a la pastoral pudiera ser dada desde dos vertientes, desde lo dogmático y lo moral. Considerando que la Carta a los Efesios muestra la unión de todos en Cristo: el Padre desde la eternidad decretó una filiación adoptiva y unión a Cristo; El Hijo derramando su sangre por nuestros pecados; El Espíritu Santo que nos comunica sus dones. Además de la preeminencia de Cristo por encima de todo Principado y Potestad y especialmente como Jefe de la Iglesia, que es su cuerpo y plenitud. Estamos entonces ante una Carta que exhorta a las comunidades a reconocer la primacía de Jesús en las mismas, esa primacía que tiene como consecuencia la unión indisoluble de los cristianos a Cristo, y ahora con mayor urgencia es necesaria una vuelta a Cristo de nuestras comunidades eclesiales.

Y en lo moral por describir de forma general como debe ser la vida del cristiano, la Carta va exhortando a vivir de manera digna la vocación cristiana, fundamentada en la unidad interior por la fe, la esperanza y la caridad. Y la unidad exterior por la profesión de un mismo cristianismo desde los distintos carismas en la edificación del Cuerpo, cuya Cabeza es Cristo. Siendo necesario la santidad de la vida cristiana en todo aspecto y área. En este sentido, siempre será necesario la conciencia de que estamos llamados a vivir con Cristo y a ser santos, solo de esa manera el mensaje del Evangelio tendrá su razón de ser en nuestras vidas, pues hemos sido llamados para una vida eterna y sobrenatural, de la cual Pablo es predicador por la gracia de Jesucristo.

La Carta a los Efesios brinda una ayuda muy acertada a nuestras comunidades, pues, como en el tiempo en que escrita, hoy en día se desarrolla un sinfín de propuestas religiosas que más que ayudas a la humanidad se convierten en obstáculos, de igual manera sucedió con aquella provincia romana de Asia, la de Éfeso, pues en ese tiempo se desarrollaba entre un hormigueo de religiones nuevas que pretendían abrir a todos a un camino de salvación; era por tanto necesario dar a los cristianos una visión más amplia de la esperanza de la que eran portadores . Así como en aquel tiempo, hoy en día es necesario preguntarnos: ¿hacia dónde va la humanidad? Y en este sentido: ¿es Cristo el único Salvador?

Conclusión

Como reflexión final podríamos afirmar lo que varios autores han precisado, que la Carta a los Efesios comienza donde termina la Carta a los Colosenses, ya que, como se ha visto, ambas se complementan. Si aquella habla de Cristo, ésta habla de la Iglesia. Dios tenía un plan escondido por siglos, revelado y ejecutado en y por Jesucristo. Ahora, este plan se despliega en y por la Iglesia. Si Colosenses resalta la dimensión cósmica de la mediación salvadora de Cristo, Efesios coloca la misión de la Iglesia en el centro mismo del universo, como sacramento de salvación de ese cosmos que Cristo llena con su poder vivificador. En este sentido, y precisando algunas consideraciones finales, la Carta perdería toda su lógica si no se contara con una victoria final en la batalla que libran los cristianos en ese mundo, pues si Dios lo sometió todo bajo los pies de Cristo (1,21), no puede dejar eternamente sueltos “por el aire” a esos “dueños del mundo”. Es decir, que al “día malo” del v. 13 (Cf. 5,16) sucederá el gran día de la redención total (4,30), en el que la “señal” (1,13; 4,30) del Espíritu servirá como “billete de entrada” y las “arras” (1,14) acreditarán que se nos debe la herencia en el Reino de Cristo y de Dios (5,5).

Al terminar nuestro curso de Escritos Paulinos es necesario que tengamos en cuenta lo siguiente a manera de conclusión general de la materia y como conocimiento de cultura y profundidad bíblica, pues se hace necesario reconocer que Pablo es el autor de las 14 cartas más famosas que existen en el mundo. En este sentido la más extensa y doctrinal es la que escribió a los cristianos de Roma, que se llama Carta a los Romanos y tiene 16 capítulos. La más corta es la que escribió a Filemón para pedirle perdón en nombre de un esclavo que se le había fugado y quería volver donde su amo. Tiene solamente una página. Las cartas más apasionadas y fuertes de San Pablo son las dos que escribió a los Corintios, corrigiendo algunos errores. La más elevada y difícil es la de los Efesios. La más cariñosa es la que escribió a los Filipenses, que eran unos cristianos a quienes él amaba muchísimo. Las últimas cartas las escribió desde la cárcel por ejemplo la de Timoteo y Tito. La primera carta de San Pablo a los Tesalonicenses tiene el mérito de ser el primer escrito del Nuevo Testamento, pues fue escrita antes que los evangelios. En las cartas de San Pablo está resumido todo lo que la Iglesia Católica enseña acerca de la fe y la moral. San Pablo es el escritor religioso más famoso que ha existido. El Espíritu Santo lo iluminó para que escribiera de manera tan agradable, que sus escritos gustan y hacen bien a las gentes de todos los tiempos, de todas las razas y de todas las edades. Las Cartas de San Pablo tienen dos partes: la primera es dogmática: o sea enseña grandes verdades del Dogma. Es la parte más difícil. La segunda, o parte final, está dedicada a enseñar moral, o sea reglas de buenas costumbres: es ya mucho más fácil y todo mundo la entiende. Quien empieza a leer a San Pablo, si le parece difícil la primera parte de sus cartas, al menos debería leer el final de cada carta. Verá que le parece fácil, muy agradable, y le producirá mucho bien por su alma.

Bibliografía

Alonso Schökel, Luis, La Biblia de Nuestro Pueblo, Ediciones Mensajero, Bilbao, España, 2011.
Ausejo, Serafín et al., San Pablo, Cartas de la cautividad, CHRISTUS HODIE, Ediciones Aldecoa-Burgos, Madrid, 1956.
Huby, Joseph, S.I. San Pablo Cartas de la cautividad (Colosenses, Filemón, Efesios, Filipenses). Traducción de Antonio Gil Velasco, Ediciones Paulinas, Madrid, España, 1966.
Hurault, Bernardo, La Biblia Latinoamericana, Editorial Verbo Divino, Madrid, España, 2005.
Pastor, Federico, Comentario a la Nueva Biblia de Jerusalén, Corpus Paulino, Desclée de Brower, Bilbao, España, 2005.
P. Rossano, G. Ravasi, A. Girlanda, Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, Ediciones Paulinas, Madrid, España, 1990.
Sánchez Bosch, Jordi, Escritos Paulinos, Editorial Verbo Divino, Pamplona, España, 1998.


Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, Padre de la gloria,
les conceda un Espíritu de sabiduría y revelación
que les permita conocerlo verdaderamente.
(Efesios 1,17)

Nota de José Molano con motivo de su visita al Mocotíes


MARÍA VENEZOLANA
Segundo Aniversario
Logo de María Venezolana

        José Alejandro Molano Molina es un joven aragüeño residenciado en el estado Táchira desde hace varios años. Él tuvo la oportunidad de pertenecer a la Orden de Agustinos Recoletos, en la comunidad de Palmira, y desde allí inició una hermosa labor evangelizadora desde la redes sociales, por ello, el 28 de julio de 2017, hizo su primera publicación en el perfil de María Venezolana, un perfil en Facebook dedicado a la propagación y difusión de la piedad mariana en Venezuela, con la historia de Nuestra Señora de Caracas.

         En su afán por llevar adelante esta buena obra, contactó mediante el Messenger de Facebook, a diferentes jóvenes que estuvieran dispuestos a colaborar con la recolección de información para preparar las futuras publicaciones de María Venezolana. En este sentido me adherí a él y junto a los demás compañeros formamos el actual equipo de María Venezolana. Mi trabajo ha sido el de corregir las historias antes de ser publicadas, así como también conseguir algunas historias del estado Mérida. Hay que reconocer que el mayor trabajo de María Venezolana lo ha realizado nuestro amigo José Molano, cuya piedad mariana supera la del mismísimo Hermano Nectario María.

         En el año 2018, tuve la oportunidad de viajar a Palmira, para participar de las II Jornadas Académicas de Seminaristas y Formandos Religiosos de Venezuela, allí me encontré por primera vez con José Molano, en el Seminario Mercedario, le obsequié un libro, la Biografía de San Josemaría Escrivá de Balaguer, él, agradecido me obsequió una estampa del Santo Cristo de La Grita.

         Ese mismo año, para festejar a Nuestra Señora de Coromoto en la Parroquia San Vicente Ferrer de La Playa, invité a José Molano a pasar unos días en mi pueblo. Lo recibimos muy contentos, mi papá, mi mamá y yo. En la visita de José Molano pudimos participar de la Festividad de Nuestra Señora de Regla, Patrona de Tovar y del Valle del Mocotíes. De igual forma fuimos al Santuario Nuestra Señora de la Candelaria de Bailadores.

         Con motivo de su visita, le pedí a José Molano que me dejara en la agenda un escrito suyo, que sirviera de recuerdo de aquella visita tan agradable y fraterna. A continuación trascribo las palabras de José Molano:

         10/Sep/2018
Sn Nicolás de Tolentino

Con especial alegría damos gracias a Dios por el compartir fraterno de estos días. Agradezco al Señor por tu hospitalidad y la de tu madre, por su energía y su afecto. Espero que esta visita nos ayude a estrechar lazos de una fuerte amistad, en cuyo centro se encuentren Jesús y su Madre. Esta visita también aporta algo al apostolado de María Venezolana, puesto que se puede reseñar de acá en adelante la festividad de la Sultana del Mocotíes. Aquella preciosa Planta sembrada en estos lugares por los misioneros “Agustinos”. Que Ella, como Buena Madre, te aliente en tu camino vocacional.
¡Dios les pague!
José Molano

         Para María Venezolana y para José Molano, feliz segundo aniversario de esta buena obra de evangelización.

P.A
García

El Oficio Divino en la mente del Concilio Vaticano II

EL BREVIARIO

        La función sacerdotal de Cristo la continúa su Iglesia, no sólo celebrando el Santo Sacrificio de la Misa, sino también de otras maneras, principalmente recitando el Oficio Divino, que es la alabanza a Dios que consagra el día y la noche, es la oración de Cristo con su Cuerpo Místico al Padre Dios. Es una obligación de la Iglesia, pues participa del honor de la Esposa de Cristo. El Oficio Divino encuentra su valor pastoral desde la exhortación paulina de 1 Tesalonicenses 5,17: “orad sin interrupción”, asimismo Hechos de los Apóstoles 6,4: “nosotros nos dedicaremos de lleno a la oración y al ministerio de la palabra.”

         El fin del Oficio Divino es la santificación de que se dedican al trabajo apostólico.

         La organización  conciliar del Oficio Divino es la siguiente: Laudes, oración matutina o de la mañana. Vísperas, oración vespertina o de la tarde. Estas son el doble quicio del Oficio, son la Horas principales. Las Completas, al final del día. Maitines pasa a tener menos salmos y más lecturas, pudiendo ser recitado a cualquier hora del día, esto es el Oficio de Lectura. Se suprimió la Hora Prima, conservándose las Horas menores: Tercia, Sexta y Nona.

         El Oficio Divino es fuente de piedad y alimento de la oración personal, propiciado por la distribución de los salmos, teniendo en cuenta el latín cristiano, el uso litúrgico, incluido el canto y la tradición católica.

         El Concilio deseó organizar las lecturas de la Palabra de Dios para que sean accesibles, con mayor facilidad y plenitud. De igual manera una selección de lecturas de los Padres, Doctores y Escritores, todo esto devolviendo la verdad histórica a las pasiones o vidas de los santos. La revisión de los himnos es anhelada por el cambio tan necesario de los textos que tienen sabor mitológico o que son menos conformes a la piedad cristiana. Es preciso guardar fidelidad al tiempo del rezo de las Horas, pues al conservar el tiempo de cada Hora canónica se santifica el día.

         En cuanto a la obligación del Oficio Divino, se tiene que las comunidades religiosas deben someterse al rezo de las Horas con obligatoriedad, exceptuando a los legos. Todos los clérigos están obligados a rezar diariamente en privado o en común todo el Oficio Divino.

         Solamente los Ordinarios pueden dispensar, por causa justa, la obligación de rezar el Oficio Divino.

         El Oficio Divino es la voz de la Iglesia, por ello los sacerdotes que viven en comunidad recen en común. Según la ocasión que se cante el Oficio. Que las Vísperas se celebren continuamente en la Iglesia los domingos y solemnidades. Se recomienda que los laicos recen el Oficio.

         Para los clérigos la oración del Oficio Divino ha de hacerse latín, pero si es un obstáculo puede ser usada una traducción a la lengua vernácula.

P.A
García

Examen parcial de Literatura Paulina


PABLO, APÓSTOL POR VOCACIÓN

Evaluación presentada para la Cátedra Literatura Paulina, del Pbro. Cándido Custodio Contreras Ochoa, el 21 de febrero de 2019, en el Seminario Arquidiocesano San Buenaventura de Mérida.

         ¿Qué novedad encontraste en la Teología Paulina, en el breve acercamiento que hicimos a la hipotética catequesis primitiva?

         En este estudio de la primera carta a los Tesalonicenses encontré el génesis de lo que en la actualidad creemos en la fe católica, y que aquella primera comunidad cristiana se dirigía a Jesús como el “Cristo”, el “Hijo de Dios” y como el “Señor”, lo que, a mi parecer, es bastante prodigioso, pues es ya una confesión avanzada en la Revelación de Dios. Si Pablo lo escribe no es cosa suya solamente, es fruto de la predicación del Evangelio, y es así como esa comunidad puede entender y acoger con alegría la carta paulina.

         Como se vio en el estudio, se presenta muy elaborada esta carta primera a los Tesalonicenses, sin olvidar que los escritos paulinos son, esencialmente, circunstanciales. Hay que tener en cuenta que Pablo, como Apóstol de Jesucristo, no dudó en aprovechar su epistolario para seguir catequizando a sus hermanos en la fe.

         ¿Tiene algo que decirle hoy al creyente católico la expresión: “Jesucristo, el Señor”?

         Si para aquella comunidad primitiva llamar a un hombre “Dios” era, en principio, un poco escandaloso, para nosotros en la actualidad también debe serlo, ya que es bastante atrevido elevar a la dignidad divina a un ser humano que vivió entre los suyos. Pero en esto hay algo característico, y es que “Señor”, según el griego de los Setenta, es la traducción normal del inefable nombre de Yahveh, es por eso que resulta difícil, sobre todo para los no creyentes, llamar a Cristo “el Señor”, ahora bien, para el catolicismo en la actualidad, al igual que en épocas pasadas, decir que Jesús es el Señor, tiene en sí la misma fuerza gramatical que ya he precisado, pues es confesar la divinidad de Jesús.
        
         Del trabajo que hiciste sobre la carta deuterocanónica: ¿qué considerar fundamental para poner en práctica en la vida de tu Seminario?

         Como se puede precisar en la Carta a los Efesios, san Pablo quiere hacerles una invitación a que vivan de manera digna la vocación cristiana, que sea fundamentada en la unidad interior por la fe, la esperanza y la caridad. Al igual que la comunidad de Éfeso, el Seminario es una comunidad que se ve afectada por un sinfín de propuestas pseudoreligiosas, las cuales se convierten en obstáculos para el correcto seguimiento de Cristo. Pablo ayuda a esclarecer que los cristianos tenemos una mejor esperanza, la de ser elegidos por Dios para una vida incorruptible, por eso el Apóstol apunta: “Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor”  (1, 3-4).

         El Seminario es una comunidad de cristianos, y por ende es una comunidad de elegidos, lo que nos hace falta es escuchar a Pablo para recordar que nuestra elección es para nuestra mayor fidelidad en la tierra  y así ser incluidos en la felicidad del cielo. Con Pablo, los seminaristas recordamos que somos elegidos, y no sólo eso, que tenemos que vivir como elegidos, por eso las virtudes que deben reinar en nuestra comunidad deben ser la fe, la esperanza y la caridad.

“Ubi caritas et amor Deus ibi est”

P.A
García

Jeremías. Un estudio general


JEREMÍAS
·     Autor o autores

Sobre la autoría del libro en estudio, las fuentes coinciden que la misma corresponde en primera instancia al mismo Jeremías. Sin embargo, la mayoría converge en, que al parecer Baruc estuvo implicado en la redacción de dicha obra. Más adelante, se tratará de aclarar tan insignificante controversia.

Para reconocer, al menos, el título del libro, cabe decir que Jeremías (Yahweh levanta o establece), fue un profeta hebreo que vivió en la segunda mitad del siglo VII a. C, y primeros años del siguiente. Nació en Anatot, población ubicada a unos 4.5 km de Jerusalén, perteneciente a la tribu de Benjamín[1].

Según refiere la historia; Jeremías, a pesar de haber alegado ser muy joven, para obedecer al mandato divino, se vio obligado a convertirse en profeta, no solo por sus compatriotas, sino también para los paganos. En su ministerio, por razones políticas y religiosas, va a la cárcel varias veces, aunque por gracia de Dios, nunca pasó a mayores. Fue un profeta incomprendido y perseguido. Frente a los desaciertos de su misión, intenta desistir de ella, pero ésta es tan fuerte, como fuego ardiente; aunque intenta apagarlo, no puede. Se le conoce como el varón de dolores por excelencia[2].

Teniendo una breve idea de quien fue Jeremías, se puede decir que, él mismo […] dictó lo que hoy se conoce como los primeros 36 capítulos. Aunque la primera persona -yo- es referida a Yahvé. Siendo las reflexiones personales de Jeremías unas afirmaciones y oráculos divinos, en especial cuando el profeta vocea su angustia y su decepción (4, 19-21: 5,3-5; 18-23)[3]. Ahora bien, la segunda fuente o autor reconocida con la letra B, se atañe a Baruc el cual proporciona casi un cuarto del contenido del libro (26-29 y 34-35). Ocupándose del último o de los dos últimos años del ministerio de Jeremías, obviando el orden cronológico de su vida, aunque se incluya datos de fecha. Distinguiéndose del mismo, conserva el estilo y vocabulario como si fuese el secretario o ayudante de Jeremías[4].

En consecuencia, para comienzos del siglo XX, Duhm llevó a cabo un exhaustivo estudio que dio por resultado que Jeremías solo había escrito una pequeña parte de los textos poéticos. Aunque el exegeta Mowinckel (1884-1965), llegó a distinguir en 1914 cuatro tipos de textos en la composición del libro de Jeremías que denominó simplemente con la fuente A (contiene los oráculos en verso), B (son textos narrativos sobre el profeta), C (discursos en prosa de estilo deuteronomista, puestos en boca del profeta) y D (son los oráculos contra las naciones y los oráculos de salvación). Siendo particular la consideración de hoy en día sobre algunos versos de la fuente D en relación con la fuente A que parecen ser auténticos en su núcleo[5].

·     Tiempo de composición

Como antecedentes de lo que fue la obra escrita de Jeremías, es necesario señalar lo siguiente: Es una época de cambios importantes en la esfera internacional, dramática y trágica para los judíos. Para entonces, Asiria declina rápidamente, se desmorona y cede ante el ataque combinado de medos y persas. Mientras tanto, en Judá comienza el juego de sumisión y rebelión que acabará trágicamente. Desde entonces, Judá deja de existir como nación soberana. Ahora bien, conocido el contexto histórico en el que se desarrolla el ministerio del profeta Jeremías, se pudiera; quizás, precisar la fecha de composición[6].

Las dos colecciones más antiguas de la predicación de Jeremías fueron dictadas por el profeta mismo a su secretario Baruc, las cuales consistían en una serie de amenazas contra Judá y todas las naciones, junto con las confesiones del profeta como diario privado, y algunos sermones deuteronómicos y datos biográficos. Esta primera colección sería luego incrementada para incluir datos hasta el fin del año 11 de Sedecías, hasta la deportación de Jerusalén, el mes cinco o hasta julio del 587 o hasta 39,3 del libro. Los capítulos 40-45 fueron con el tiempo ampliados, siendo llamados con los años Palabras de Jeremías  Palabras del Señor a Jeremías.[7] Además, el mismo Baruc admite que él añadió muchas cosas al libro de Jeremías, posiblemente algunas de las confesiones que existen en el diario privado del profeta, algunos sermones deuteronómicos y algunas artes de biografía añadida[8].

·     Género literario

Hay que comenzar precisando, que el libro no posee un orden lógico, y además los datos son innumerables. No obstante, contiene muchos conceptos repetidos. Se redactó en hebreo sencillo, pero digno. Su género es poético. En las denominada confesiones de Jeremías, se palpa con mucha claridad un patos tan impresionante, lo cual denota el anhelo de una vida llena de paz, aunque con luchas psicológicas a la vez, en la realidad existencial del profeta[9]. 

En tal sentido, apoyados en Barnabas, se tiene que, el redactor de este libro llamado […] (que contiene la recopilación de Jeremías y sus narraciones), se basó en tres fuentes principales: poemas, discursos en prosa y confesiones del mismo Jeremías. Además de la prosa biográfica sobre Jeremías que fue probablemente escrita por Baruc, y los Sermones deuteronómicos[10]. Notándose que los poemas son una muestra de su desesperación por las discusiones que tenía con Yahvé, que anotaba en su diario. Y en cuanto a sus composiciones en prosa donde presenta en la fuente A una mensaje en forma de visiones (1,10-19; 13,1-14) o de acciones simbólicas (27, 1-22; 32,1-44)[11]. “El estilo de la poesía se distingue por la riqueza imaginativa y la intensidad emotiva. La prosa narrativa siguiendo la gran tradición israelita de brevedad, inmediatez e intensidad, es de lo mejor que leemos en al A. Testamento, haciendo de la obra una de las más asequibles para el lector de hoy”[12].

·     División del libro

Revisando las diversas fuentes, hallamos un cúmulo significante de formas y maneras en que se ha tratado de dividir el libro de Jeremías. Sin embargo, existe una coincidencia en decir, que la auténtica división, señala cinco partes, una introducción y dos apéndices. Por tanto, se ha querido reflejar en esta ocasión, dos posibles divisiones del texto sagrado.
A

El orden textual del libro es complejo, partiendo que el texto griego de los LXX es más breve (una octava parte menor que el texto masorético) por faltarle secciones enteras como el 33, 14-26; 39,4-13, o porque muchas de sus frases son muy breves. Llegándose a pensar que la tradición conservó durante mucho tiempo dos formas diferentes del libro de Jeremías, donde se supone que la obra se ha visto sometida a redacciones sucesivas y que han intervenido diferentes manos en su compilación[13]. Pudiendo dividir el libro desde la vida y actividad profética de Jeremías, y la visión sintética del libro.

o   Vida y actividad profética de Jeremías[14]:

-      627/626   Vocación (1,4-10)
-      627-609    Predicación a Israel (3,6-13)
-      609            Oráculo sobre Joacaz (22, 10-12)
-      609/608   Discurso del templo (7,1-15; c.26)
-      605            Oráculo contra Egipto (46, 2-12)
Discurso sobre la conversión (25, 1-11)
Redacción y lectura del volumen (c. 36)
Palabras a Baruc (c. 45)
-      598          Palabras sobre Jeconías (22,24-30)
Los dos cestos de hijos (c.24)
Carta a los desterrados (c.29)
Oráculo contra Elam (49,34-39)
-      594/593           Contra la rebelión (c. 27-28)
         Maldición de Babilonia (51,59-64)
-      587/586 Durante el asedio (21,1-10; 34; 37-39)
Preso en el atrio (32-33; 39,15-18)
-      586          Después de la caída de Jerusalén (c. 39-44)

o   La visión sintética del libro
o    
I.                  Vocación del profeta (1,4-19)
II.              Oráculos dirigidos al pueblo de Dios (2,1-25,14)
a.     Pleito de Dios y conversión (2,1-4,4)
b.    La guerra a sus causas (4,5-6,30)
c.     Corrupción religiosa y ética (7,1-10,25)
d.    Discurso sobre la alianza y denuncia (11,1-17)
e.     Jeremías perseguido por sus paisanos y Dios perseguido por su pueblo (11,18-12,17)
f.       El cinturón de lino y otros oráculos (13)
g.    La sequía (14,1-15,9)
h.    Crisis de Jeremías y mandatos de Dios (15,10-16,20)
i.       Falsas confianzas (17,1-13)
j.       Tercera confesión de Jeremías (17,14-18)
k.    Discurso sobre el sábado (17,19-27)
l.       Visita al alfarero (18,1-17)
m.  Cuarta confesión (18,18-23)
n.    La jarra de loza; discurso y consecuencias (19,1-20,6)
o.     Quinta confesión (20,7-18)
p.    Oráculos a Sedecías, al pueblo y a la casa real (21,1-23,8)
q.    Sobre los falsos profetas (23,9-40)
r.      Las dos cestas de higos (24)
s.      Nabucodonosor, verdugo de Dios (25,1-14)
III.          Oráculos contra las naciones extrajeras
a.     Introducción (25,15-38)
b.    Contra Egipto (46,1-28)
c.     Contra Filistea (47)
d.    Contra Moab (48)
e.     Contra Amón (48)
f.       Contra Edom (49,7-22)
g.    Contra Damasco (49,23-27)
h.    Contra Cadar y reinos de Jazor (49,28-33)
i.       Contra Elam (49,34-39)
j.       Contra Babilonia (50-51)
IV.           Sección narrativa (con oráculos de salvación)
a.     Discurso del templo (26)
b.    El yugo de Babilonia (27)
c.     Conflictos con los falsos profetas (28-29)
d.    La esperanza del futuro (30-33)
e.     Oráculo a Sedecías (34,1-7)
f.       Manumisión de esclavos (34,8-22)
g.    Visita a los recabitas (35)
h.    Redacción y lectura del volumen (36)
i.       Desde la rebelión hasta la caída de Jerusalén (37-39)
j.       Desde la caída de Jerusalén en adelante (40-44)
k.    Palabras de Baruc (45)
V.               Apéndice histórico (c. 52)


I.   Vaticinios contra Judá, 2-29.
        -Corrupción general: predicción del castigo, 2-6

       -Contra el fetichismo del templo y el formalismo religioso, 7-10. Dios no perdonará más al pueblo que infringe la Alianza, 11-17. Simbolismo del alfarero y la jarra rota. Dolores de Jeremías, 18-20.

       -Invectivas contra la corte, los dirigentes políticos y religiosos, especialmente contra los falsos profetas, 21-23. Simbolismo de los doce cestos de higos, 24.

      -Predicción de la Cautividad de  setenta años y oráculos contra las naciones, 25. Discurso en el templo. Peligro corrido por Jeremías, 26,1-19.24. Muerte a espada del profeta Urías, 26,20-23. Jeremías y los falsos profetas (Ananías), 27-28. Carta del profeta a los exiliados y protestas de los falsos profetas, 29.

II. La era mesiánica, 30-33.
      -E l retorno de Israel restaurado, 30,-31,30. La nueva alianza, 31,34-40. La compre simbólica del campo, 32. Israel en la paz mesiánica, 33.

III.         Vaticinios durante el asedio de Jerusalén, 34,1-40,6. Contra la injusticia del recobramiento de esclavos, 34. Ejemplo de la fidelidad de los rekabitas, 35. El rollo quemado por Joaquim, 36. Prisión de jeremías. Sus coloquios con el Rey, 37-38. Toma de Jerusalén. Liberación de Jeremías, 39,1-40,6.

IV. Vaticinios después de la toma de Jerusalén, 40,7-44,30. Godolías, nombrado gobernador por los babilonios, es asesinado, 40,7-41,18. Los supervivientes se refugian en Egipto con Jeremías, 42,1-43,7. Jeremías predice la suerte de los re3fugiados y de Egipto, 43,8-44,30.

V. Vaticinios sobre las naciones, 46-51. Muchos eruditos, especialmente católicos, han supuesto una doble circulación del libro con una importante variante referente a la colocación de los vaticinios sobre las naciones. Motivan la hipótesis las diferencias de orden que se observan en el texto masorético y la versión griega. El primero enuncia la actividad profética de Jeremías sobre las naciones en el capítulo 25, pero, en realidad, contiene los vaticinios correspondientes en los capítulos 46-51; la segunda, en cambio, reproduce dichos vaticinios en los capítulos 25-31.

·     Historicidad y canonicidad

Sobre el valor histórico del libro hay confirmaciones altamente significativas e inesperadas. El drama del fin del reino de Judá revive en los oráculos y en la historia de Jeremías mejor que en cualquier otro escrito.

El libro de Jeremías encuentra confirmación en los relatos bíblicos 2 Reyes y 2 Crónicas. Y en documentos extra bíblicos que han sido descubiertos con el tiempo, como los Papiros Elefant, las Cartas de Lakis, entre otros. Ahora bien, para su carácter de libro sagrado, se recuerda el testimonio de los Padres, el magisterio continuo de la Iglesia y el uso que se percibe de él en el Antiguo y Nuevo Testamento[16].

·     Principales líneas teológicas

Se le considera defensor acérrimo del más puro monoteísmo-yahvismo. Además, sintiéndose auténtico profeta de Dios, cumple su misión profética al denunciar la rebeldía natural, a los falsos profetas, el mal comportamiento de los reyes de Judá y las clases dirigentes, siendo su discurso o predica una carga de desolación y destierro que marca un camino hacia la restauración religioso-nacional. Llegando a tocar desde su visión el campo del universalismo, señalando la destrucción de Israel anti Yahvista, los grandes imperios y de los reinos vecinos.[17]

Del libro de Jeremías se pueden entresacar con cierta facilidad todos los atributos divinos […], y la enseñanza común a toda la Biblia hebrea. Por ejemplo,  son determinantes las aseveraciones del autor acerca de la justicia, la misericordia, benignidad, amor, oración, etc[18].

Jeremías es un profeta que vive en su propia carne el drama de una fidelidad absoluta a Dios y una absoluta solidaridad con el pueblo rebelde y desertor a quien, fiel a su vocación profética, tiene que anunciar la catástrofe a la que llevan sus pecados. Su fidelidad y continuo contacto con Dios, sellados por el sufrimiento, llevará a la conciencia del pueblo la necesidad de un nuevo tipo de relación con el Señor, más íntima y personal…Esta relación de obediencia es el culto que Dios desea y que deberá manifestarse en juzgar según derecho y en la defensa de la causa del huérfano y del pobre”[19].



Referencias

Barnabas Ahern, C.P., Conoce la Biblia: Antiguo Testamento. Libros de Jeremías y Baruc. Editorial SAL TERRAE, Santander – España, 1972.
Romeo Cavedo, Profetas Historia y teología del profetismo en el Antiguo Testamento, Editorial San Pablo, Madrid- España, 1996.
J. Vella, La Sagrada Escritura, texto y comentario sobre el Antiguo Testamento y Eclesiástico, Isaías, Jeremías, Ezequiel. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid-España, 1970.
L. Alonso Schokel y J. L. Sicre Diaz, Profetas, Isaías y Jeremías. Ediciones Cristiandad, Madrid-España, 1980.
ENCICLOPEDIA DE LA BIBLIA, vol iv, Ediciones Garriga, S.A, Barcelona, España, Editorial Éxito, 2edición, 1969.
L. Alonso Schokel, LA BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO, Bilbao, España, Ediciones Mensajero, 2010.



[1] Cf. ENCICLOPEDIA DE LA BIBLIA, vol. iv, Ediciones Garriga, S.A, Barcelona, España, 2edición, 1969, p. 321.
[2] Cf. Ibidem p. 322-323.
[3] Cf. Barnabas Ahern, C.P., Conoce la Biblia: Antiguo Testamento. Libros de Jeremías y Baruc. Editorial SAL TERRAE, Santander – España, 1972, p. 10.
[4] Ibidem
[5] Romeo Cavedo, Profetas Historia y teología del profetismo en el Antiguo Testamento, Editorial San Pablo, Madrid- España, 1996, p. 137.
[6] Cf. L. Alonso Schokel, op. cit. p.p. 824-825.
[7] Cf. Barnabas Ahern, p. 10-11
[8] Ibidem, Cf. Barnabas Ahern, p. 12-13
[9] Cf. ENCICLOPEDIA DE LA BIBLIA, op. cit. p. 330.
[10] Ibidem, Cf. Barnabas Ahern
[11] Ibidem, Cf. Barnabas Ahern
[12] L. Alonso Schokel, LA BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO, Bilbao, España, Ediciones Mensajero, 2010, p. 825.
[13] Ibidem, Cf. Romeo Cavedo, p. 136-137
[14] Cf. L. Alonso Schokel y J. L. Sicre Diaz, p. 402
[15] Cf. ENCICLOPEDIA DE LA BIBLIA, op. cit. p.p. 328-329.
[16] J. Vella, La Sagrada Escritura, texto y comentario sobre el Antiguo Testamento y Eclesiástico, Isaías, Jeremías, Ezequiel. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid-España, 1970, p. 418
[17] Ibidem, Cf. J. Vella, p. 419-420.
[18] Cf. ENCICLOPEDIA DE LA BIBLIA, op. cit. p.p.331-332.
[19] Cf. L. Alonso Schokel, op. cit. p. 829.