EL PURGATORIO
¿Desde la Escatología qué es el
purgatorio?
Lo primero que es necesario precisar de
una vez y para siempre es que el cielo, el purgatorio y el infierno son
´estados de la persona´, no solamente ´estados del alma´, como a veces se
escucha de manera repetida.
Es oportuno, nuevamente, hacer
referencia al Catecismo de la Iglesia Católica, pues al mencionar el purgatorio
expresa que los que mueren en la gracia y la amistad con Dios, pero imperfectamente
purificados, aunque están seguros de su salvación eterna, sufren una
purificación después de su muerte, a fin de obtener la santidad necesaria para
entrar en el gozo de Dios, y además, en virtud de la comunión de los santos, la
Iglesia encomienda a los difuntos a la misericordia de Dios y ofrece sufragios
en su favor, en particular la Misa.
El autor estudiado nos presenta al
respecto, como base escriturísica del purgatorio, la cita de 2 Macabeos
12,40-46, cuando Judas hace una colecta para mandar ofrecer un “sacrificio por
el pecado” en el Templo de Jerusalén. El Vaticano II hace también su aporte
magisterial al precisar que hay fieles difuntos que “se purifican”. Hay una
costumbre que se remonta a los primeros tiempos de la religión cristiana, de
guardar con piedad la memoria de los difuntos y de ofrecer sufragios por ellos.
En todo caso, en líneas generales, hace
falta más conocimiento en los fieles sobre la doctrina del purgatorio, para no
verlo como una desgracia sin sentido, sino más bien espacio privilegiado de
purificación, para entrar a formar parte del cielo que Dios nos tiene
prometido.
Finalmente, otro texto clave para
entender el purgatorio, nos lo ofrece 1 Corintios 3,10-17, “la obra de cada
cual quedará al descubierto, la manifestará el día, que han de manifestarse por
el fuego. Aquel cuya obra resista al fuego recibirá la recompensa”.
El purgatorio es la dulce espera de la
gloria de Dios, no un lugar de tormentos, se sufre porque no se está ´todavía´
con Dios.
P.A
García
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