lunes, 12 de agosto de 2019

Examen parcial de Escatología: la vida eterna

        
         ¿Desde la Escatología qué es la vida eterna?

         Valorando indiscutiblemente la disquisición teológica del autor estudiado, me ha llamado la atención del concepto “vida eterna”, la unión indisoluble que tendremos como cuerpo y alma, es decir, como hombres, como personas. En este sentido, me agrada como presenta esta doctrina el Catecismo de la Iglesia Católica, cuando expresa que al morir cada hombre recibe en su alma inmortal su retribución eterna en un juicio particular por Cristo, juez de vivos y muertos, además, creemos que las almas de todos aquellos que mueren en la gracia de Cristo, constituyen el Pueblo de Dios después de la muerte, la cual será destruida totalmente el día de la ´la Resurrección´, en el que estas almas se unirán con sus cuerpos.

         Y continúa el Catecismo explicando que la multitud de aquellas almas que con Jesús y María se congregan en el paraíso, forma la Iglesia celestial, donde ellas, gozando de la bienaventuranza eterna, ven a Dios como Él es, y participar también, ciertamente en grado y modo diverso, juntamente con los santos ángeles, en el gobierno divino de las cosas. Ahora bien, el autor estudiado nos da razón de todo esto, pues la lógica del amor es la única que puede dar razón del origen de la vida en su total gratuidad, pues Dios crea para la vida porque crea por amor.

         Es interesante la manera en la que se presenta la vida eterna, y hay que hacer al respecto una interrogante: ¿en qué consiste esta vida? “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu enviado Jesucristo” (Jn 17,3). Finalmente, la salvación obrada por Cristo es la vida eterna que la Iglesia ha esperado porque así lo ha creído. Un aporte magistral sobre el tema lo podemos encontrar en el Concilio Vaticano II, pues ha recuperado aspectos destacados por el Nuevo Testamento. Entonces, una reflexión personal sería identificar la vida eterna con el ser con Cristo, es decir, entrar en comunión con él.

P.A
García

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