domingo, 4 de marzo de 2018

Francisco Calvo Capítulo X El guion en la predicación

EL GUION EN LA PREDICACIÓN
         En la preparación de la predicación se tiene como proposición inicial convertir buenas ideas en buenas homilías. La preparación de la homilía dominical no puede comenzar el sábado por la noche. La homilía no se hace, surge, crece, madura, y todo crecimiento necesita tiempo. Por eso se recomienda repartir la tarea de la preparación a lo largo de vanos días para liberarse de la presión del tiempo que, al crear una tensión, estrecha el campo de la conciencia, bloquea el libre flujo de las ideas y la creatividad.

         En la predicación se hace necesario que los fieles entiendan lo que el texto quiere decir. Para ello será útil comprender, más o menos, a quién fue dirigido originalmente, cuándo surgió y qué quería decir en la situación original. Es el clásico modelo de aplicación, en dos fases, empleado en las clases de exégesis: explicación del texto y aplicación del mismo.

         De todos los métodos de preparación y predicación hay uno que es bien aceptado, y es la homilía exegética, que es la explicación del texto bíblico versículo por versículo, donde una comunidad toma gusto por la Biblia, y esta es la homilía clásica de la Iglesia antigua, las homilías de San Juan Crisóstomo y San Agustín. La situación actual de los oyentes se tiene en cuenta versículo tras versículo. Hay un continuo ir y venir, desde el «hoy» al «entonces » y desde el «entonces» al «hoy».

         Es muy común utilizar, en la predicación, el método de las etapas del proceso del aprendizaje, sabiendo que el modelo de estructura de la predicación según la psicología del aprendizaje presenta cinco etapas 1 Motivación 2 Presentación del problema 3 Intento y error 4 Oferta de solución 5 Refuerzo de la solución. Esto vale para el aprendizaje de contenidos cognitivos y vale también para resolver problemas vitales y situaciones problemáticas, pero es válido asimismo para solucionar problemas a la luz de la fe.

         De San Juan Pablo II podemos aprender lo importante que es escribir las homilías. La lectura de la homilía resolvería los siguientes problemas 1-Evita las divagaciones improvisadas, para ceñirse a una idea fundamental y no pasar de los diez minutos. 2-Escribir la homilía, impide predicar sin haberse preparado previamente. 3-Si hay que hablarle al micrófono como si fuera el oído del oyente, la lectura pide una distancia fija, tonos de voz proporcionados y la cabeza dirigida hacia el micrófono. 4-Si nos falla la memoria, nos vamos del tema y recurrimos a «comodines». 5-La lectura ayuda a silabear bien y despacio, sobre todo en los finales de frase, como exige un uso adecuado del micrófono.

         Así como leer una homilía tiene sus ventajas, también tiene sus desventajas, pero todo está en la manera de predicar, en la manera de hacer uso de los recursos para la predicación, por eso el guion de una homilía puede ser palabras escritas como las ideas principales, o textos bien estructurados para ser leídos íntegramente. Siempre será necesario un guion, aunque no lo tengas en la mano a la hora de predicar.

P.A
García

No hay comentarios:

Publicar un comentario