R. Aguirre y A. Rodríguez: Evangelios Sinópticos y
Hechos de los Apóstoles. Capítulo 1
Origen y naturaleza de los Evangelios Sinópticos
I
INTRODUCCIÓN: muchas lecturas erróneas de los
evangelios provienen de una equivocada comprensión de su naturaleza. Los
evangelios nada nos dicen explícitamente ni sobre sus autores, ni sobre sus
primeros destinatarios, ni sobre las circunstancias que los motivan. Los
evangelios se conforman por perícopas,
que son pequeñas secciones literarias de carácter unitario, con un principio y
un fin bien marcados, cada una de las cuales tiene su propio género literario,
es decir, pueden ser milagros, parábolas, etc. Hay tres evangelios sinópticos,
es decir, con semejanzas notables, pero que sin embargo no son mera copia uno
del otro.
Los cuatro evangelios canónicos son composiciones anónimas
surgidas entre los años 65-90 y que fueron reunidas en una colección alrededor
del año 125. Los autores no les asignaron título específico, esto se le agregó
más adelante. Evangelio es una palabra griega que significa “buen anuncio”, su referencia más antigua se encuentra en el
Profeta Isaías: 52, 7. Evangelio,
para el primitivo uso de la comunidad cristiana hace referencia al anuncio oral
de la salvación de Dios ofrecida a los hombres en Jesucristo, nunca hace
referencia a los textos escritos. Justino es el primero en llamar “evangelio” a
los textos que conocemos hoy, dejando claro que el evangelio es uno pero
transmitido en cuatro versiones. En Jesucristo se realiza la auténtica buena
noticia que habían vislumbrado los profetas.
II
ORIGEN DE LOS EVANGELIOS SINÓPTICOS: al hablar del origen de los evangelios
es necesario mencionar las tres situaciones: la comunidad pre-pascual, la comunidad pos pascual y la misma redacción
de los textos. En torno a Jesús se conformó un grupo de discípulos, en cuyo
seno se cultivó una tradición de palabras de Jesús. Desde los inicios de la
predicación Jesús fue visto por la gente como un maestro y profeta; con
respecto a sus discípulos no hay razones para considerarlos de un nivel
cultural bajo, pues, estamos hablando de hombres de Betsaida o Cafarnaúm que
viven en contacto con el helenismo. La enseñanza judía, en la cual creció Jesús
y sus apóstoles consistía en repetir de memoria lo que se les ha dicho para que
impriman firmemente en su interior lo que han escuchado, costumbre presente en
los epicúreos y pitagóricos. Esta cultura de la memoria y de la tradición
impregnaban a los discípulos de Jesús. Se sabe que la predicación del Señor no
era teológica formalmente hablando, sino que usa imágenes, metáforas,
simbolismos, expresiones enigmáticas y penetrantes, que facilita la
memorización de los oyentes. Jesús predica en lenguaje poético, porque la
realidad le habla de Dios y Dios ilumina la realidad. La predicación de Jesús
invita a ser repetida y memorizada.
Solo después de Pascua sólo podemos hablar de un cultivo de
una tradición narrativa de Jesús. Sin embargo, con la tradición de las palabras
de Jesús, después de la Pascua se conserva con mayor estima, hay más razones
para transmitirla, pero también para reinterpretarla. A la comunidad pospascual
le interesan las palabras del pasado de Jesús y también las del presente, donde
se actualiza lo dicho en su predicación antes de la resurrección. Diversos
factores sociales exigían la adaptación y actualización de la tradición
evangélica. La traducción del arameo al griego implicaba una adaptación
lingüística, además era necesaria una adaptación social y cultural del mensaje
evangélico. La tradición pospacual es fiel,
viva y argumentada por unos testigos. Todo lo que se va a predicar debía estar
bajo la legitimidad de los testigos que habían estado con Jesús. Así lo hace
Pablo que sube hasta Jerusalén para verse con Pedro y así garantizar la
comunión de la Iglesia que se está formando. Al estudiar un evangelio, es
necesario preguntarnos por sus referencias al Antiguo Testamento y a la
Tradición Judía. Para conocer y estudiar la Biblia primero hay que ser
conocedor del judaísmo. El judaísmo desarrollo una gran labor intelectual,
tenían una Escuela Elemental y una Escuela Superior, ambas centradas en la
Biblia. Con la lectura de la Torá en la Sinagoga, el pueblo debía aprender a
relacionar los textos, luego se hacía una traducción del hebreo al arameo,
estas traducciones eran más interpretaciones populares del texto leído.
Un paso importante en la interpretación de los textos de los
evangelios es el preguntarse por el trasfondo veterotestamentario, teniendo en
cuenta las técnicas derásicas judías y la interpretación del Antiguo Testamento
en el judaísmo intertestamentario. La comunidad pospascual equipara la palabra
de Jesús con la Palabra de Dios contenida en la Sagrada Escritura, lo que le
permite a esta comunidad reelaborar las palabras de Jesús para adaptarlas a
momentos y circunstancias diferentes. En la comunidad prepascual ya había
algunas tradiciones de la vida de Jesús, pero fue después de la Pascua cuando
se comienzan a conservar y a fijar de manera más organizada.
De todo lo que narra los evangelios, la Pasión del Señor fue
lo primero que se puso por escrito, en ella conseguimos trama y una ilación de
ideas que dan indicios de ser un texto unitario, sin embargo, no escapa la
posibilidad de que haya sido enriquecido con perícopas posteriores. La
comunidad pospascual conserva, reelabora y transmite la tradición evangélica en
todas sus facetas de la vida, conocemos, por ejemplo, que existía la
catequesis, pues perseveraban en la enseñanza de los Apóstoles, (Hch. 2,42), la
predicación misionera, es decir, primero a los judíos, luego a los gentiles. La
comunidad vivía con frecuencia las polémicas, con judíos, con las autoridades
civiles, con los paganos y con los mismos grupos de cristianos. A pesar de que
eran judíos piadosos, la primera comunidad se hizo una rápidamente con el
culto, la Fracción del Pan.
En la redacción de los evangelios sinópticos, parece
evidente que se hizo adhesión a los mismos de perícopas a fines, es decir,
colección de relatos de la vida de Jesús, clasificados éstos en parábolas,
milagros, controversias entre otros, a pesar de que la tradición evangeliza se
trasmitió inicialmente de manera oral, pues sería un anacronismo pensar que los
apóstoles apuntaban todo lo que Jesús predicaba. Cuando aparece la tradición
escrita la oral no desapareció, sino que se llevaron juntas por largo tiempo.
En la redacción de los evangelios sinópticos se puede
asegurar que los evangelistas recogen y transmiten la tradición evangélica que
existía en la Iglesia, pero, a su vez también eran autores. De aquí a que se
pueda considerar a los evangelios como libros de la Iglesia, pues esa ha sido
su mayor fuente, sin embargo, los evangelistas le ponen su propio estilo
literario y su propia visión teológica, ya que cada uno escribe para responder
diferentes realidades y a diferentes comunidades.
P.A
García
No hay comentarios:
Publicar un comentario