LAS AYUDAS PARA
LA PREDICACIÓN
En
las ayudas para la preparación de una predica existen unas ventajas y peligros.
Es común encontrar gran cantidad de material impreso y, en nuestros días,
también electrónico, que ayude a la preparación de las homilías. En muchas
ocasiones esto puede ser indicio de que el predicador no tiene iniciativa para
crear él mismo su propio mensaje inspirado en la Palabra, esto puede ser
consecuencia de la falta de formación bíblica o los pocos conocimientos que
éste posea sobre los grandes temas de la Iglesia. San Agustín de Hipona aprueba que algún
predicador lea la homilía preparada por otro, siempre y cuando se predique la
verdad de Cristo. Sin embargo, las homilías dominicales exigen de una especial
preparación, y cuando el predicador se ve corto de tiempo, normalmente acude a
estos textos de ayuda, que michas veces no se encuentran enmarcados en la
realidad en la que se encuentra inmersa
la comunidad o la vida misma del predicador.
Para
evitar el agotamiento de ideas y el mismo mensaje de la predicación a veces es
necesario acudir a los materiales de ayuda, textos, libros, homilías papales,
entre otros, los cuales refrescan la mente del predicador y éste encuentra un
apoyo fundamental para hacer su predicación con el mismo vigor y entusiasmo. En
estas homilías compartidas de otros es propicio que el predicador se sienta
identificado con lo que está leyendo, incluso que sea capaz de agregar
comentarios de su propia experiencia.
Aunque los más recomendable es que el
sacerdote prepare su propia homilía, es necesario acatar que en la tradición de la Iglesia, desde los
Santos Padres hasta las grandes personalidades de nuestro tiempo, existen
muchas colecciones de sermones y homilías de gran valor teológico y espiritual,
que sirven de ayuda a la hora de explicar la Palabra de Dios de la manera más
correcta.
Las
homilías ya preparadas brindan impulsos para un encuentro propio con el texto
bíblico. Tienen que ser meditadas personalmente mediante un trabajo metódico. Las
ayudas para la homilía pueden servir de correctivo de las propias ideas del
predicador al comprobar si es capaz de atinar con el sentido principal de un
texto bíblico, de mantener un contacto inmediato con la comunidad. Finalmente,
las muestras de homilías pueden incitar al predicador a adquirir los
correspondientes comentarios bíblicos y obras de teología, a buscar el diálogo
con los oyentes y a recoger materiales para ponerse al día.
En
todo este panorama existe un método de utilización de materiales, en primer
lugar se debe Leer y reflexionar los materiales, luego es necesario analizar el objetivo de la predicación, posteriormente
se analizan las diversas partes en
la que ha sido compuesto el material de apoyo, para finalmente elaborar la
retórica, que es hacer la final adaptación al lugar, motivo o circunstancia
de la predicación.
P.A
García
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